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Suiza, salvadora de la Unión Europea

La ministra suiza de exteriores, Micheline Calmy-Rey, con el presidente de la Comisión Parlamentaria de Exteriores Gabriele Albertini, el 11.10 en Bruselas. Keystone

¿Suiza podría representar "una parte de la solución" a la crisis europea del euro merced a su red de convenios fiscales bilaterales? Esa es la impresión de Micheline Calmy-Rey al final de su visita de despedida a Bruselas.

La ministra suiza de Exteriores, que dejará el gobierno al final del año, fue invitada por la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo para expresarse sobre la relación entre Suiza y la Unión Europea (UE). Luego, la también presidenta de la Confederación participó en una velada suiza en una discoteca de moda en la capital belga.

En este contexto, el discurso de la ginebrina fue menos provocador que de costumbre.

Socio solidario

Suiza es un “partenaire solidario” de la Unión, insistió Micheline Calmy-Rey ante los eurodiputados, al subrayar que Berna contribuyó financieramente para la reducción de las disparidades económicas y sociales dentro de la UE, construyó las transversales de los Alpes y participa en misiones de paz en Bosnia y Kosovo.

Lo anterior, amén del papel que desarrolla para estabilizar la situación económica en Europa a través del FMI y del Banco Nacional de Suiza, dijo. Y ese papel podría ser mayor gracias a ‘Rubik’, código dado a los acuerdos fiscales bilaterales que Berna concluyó en agosto con Alemania y Gran Bretaña.

Los parlamentarios europeos miraron a Suiza como parte de la solución (a la crisis) y no como parte del problema, toda vez que una retención de impuestos (recaudados por los bancos suizos sobre los ingresos de la fortuna de los no residentes) permitiría aportar algo de dinero a los países en dificultades”, insistió.

En claro, Suiza podría acceder en breve a la petición de Grecia, no sólo desangrada sino apestada (víctima de una hemorragia de capitales que algunos estiman hasta en 200 mil millones de euros), de establecer negociaciones fiscales con Berna, con la esperanza de reabastecer sus arcas. Conversaciones preliminares se realizan con Atenas, lo que también podría inspirar a Francia o a Italia.

Los puntos sobre las íes

Otras negociaciones, no menos sensibles, se perfilan en el horizonte con la pretensión de la UE de dar a sus relaciones con Suiza una dimensión institucional que actualmente no tienen.

Para Bruselas se trata en particular de crear mecanismos que permitan adaptar con rapidez el sinnúmero de acuerdos bilaterales sectoriales que la unen a Berna a los cambios en la legislación europea y vigilar con mayor eficacia la forma en que son aplicados por Suiza.

Micheline Calmy-Rey ha pedido a sus socios mostrar “moderación positiva” en ese contexto y puso los puntos sobre la íes.

‘Señora Bilaterales’ (que encarna ella sola la estrategia de la integración europea de Suiza, país que rechaza obstinadamente unirse a la UE), reconoció que Berna también tenía un “gran interés” en clarificar las reglas del juego pero no a cualquier precio.

De ninguna manera, por ejemplo, se va a malbaratar la “soberanía” del país con la adaptación automática de su legislación a la evolución de la legislación europea. Tampoco se trata de dar prioridad a esas cuestiones institucionales, cuando Suiza desea concluir nuevos acuerdos con la UE en áreas como la agricultura, la electricidad o el acceso al mercado farmacéutico, Es necesario un “enfoque integral y coordinado”.  

La UDC en la picota

Así pues, los europeos están prevenidos. Pero no son los únicos: Micheline Calmy-Rey, quien evidentemente se siente ahora liberada de un cierto deber de reserva, ha puesto en la picota a la Unión Democrática del Centro (UDC/derecha conservadora) a dos semanas de las elecciones legislativas del 23 de octubre.

La UDC quiere renegociar el acuerdo que Suiza firmó con la UE sobre la libre circulación de personas, para reducir la afluencia de extranjeros al país. Impugnar este acuerdo, que beneficia a la economía, “es la cosa más tonta que se pueda decir”, insistió la ministra.

Durante sus nueve años al frente del Ministerio Federal de Exteriores, Micheline Calmy-Rey ha “ganado” todos las votaciones federales sobre política europea.

05 de junio 2005: el pueblo aprueba por 54,6% de los votos la adhesión de Suiza a Schengen y Dublín.

25 de septiembre 2005: 56% de la población acepta la extensión de los Acuerdos sobre la libre circulación de personas a los diez nuevos Estados miembros de la UE.

26 de noviembre 2006: una contribución de mil millones de francos para promover el desarrollo económico y la democratización en los países de Europa del Este fue aceptada por 53,4% de los suizos.

08 de febrero 2009: 59,6% de los ciudadanos está a favor de ampliar el Acuerdo sobre la libre circulación de personas a Bulgaria y Rumanía.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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