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Una ex-UBS carga contra el mundo del silencio bancario

Stéphanie Gibaud: "Me acosaron hasta que perdí los nervios". Antoine Kowalski

Stéphanie Gibaud, antigua empleada de UBS Francia, reveló prácticas sospechosas del banco suizo que es objeto de una investigación en Francia por presunto blanqueo y fraude fiscal. Autora de un libro en el que narra su experiencia, Gibaud anuncia el lanzamiento de una red internacional de denunciantes.

Contratada por UBS Francia en 1999, Stéphanie Gibaud fue directora de Comunicación hasta 2012. Durante mucho tiempo una de sus tareas consistió en organizar eventos para la filial gala del banco. Pero cuando descubrió el carácter ilegal de las actividades que realizaba el UBS Francia decidió revelar las prácticas de evasión y fraude fiscal que estaba observando. En 2014 publicó el libro ‘La Femme qui en savait vraiment tropEnlace externo’ (La mujer que sabía realmente demasiado) en la editorial Cherche midi.

swissinfo.ch: ¿Qué opina de los últimos acontecimientos en el caso UBS en Francia?

Stéphanie Gibaud: El banco UBS Francia, así como su casa matriz en Zúrich, son investigados debido en gran medida al trabajo que realicé. Esto ha tomado mucho tiempo: siete años transcurridos entre los veranos de 2007 y 2014.  Entre 1999 y 2007, yo ignoraba que la información que tenía en mi poder era altamente sensible. En 2009 presenté una denuncia contra el UBS. A principios de 2011, la policía financiera me contactó. Y a principios de 2012, el periodista Antoine Peillon publicó su libro ‘Ces 600 milliards qui manquent à la FranceEnlace externo’ (Esos 600.000 millones que le faltan a Francia), provocando una serie de investigaciones financieras y, posteriormente, un proceso de instrucción.

La información que yo tenía en mi poder facilitó los avances de la justicia. Si no hubiera hablando, seguramente yo también estaría siendo investigada en el presente y esto no le preocuparía en absoluto al banco. Pero callarse, es ser cómplice.

swissinfo.ch: Usted comenzó a trabajar para UBS Francia en 1999. Y habla de un cambio radical en 2007, año en el que estalló el ‘caso UBS’ en Estados Unidos. ¿En qué consistió ese cambio?

S.G.: Trabajaba el área de márquetin y comunicación. Me ocupaba, entre otras cosas, de organizar eventos para la prospección de nuevos clientes, en colaboración con colegas que eran ejecutivos de cuenta en Suiza. Pero de un día para otro se erigió una ‘muralla China’ tras estallar los el caso en EEUU: quedó prohibido salir, reunirse con otras empresas asociadas, suprimieron el puesto de mi asistente y también el de mi becario. ¿La explicación?: Hay “mucho “menos trabajo”….

Falciani en España

Ingeniero en sistemas italo-francés, Hervé Falciani trabajó para el HSBC de Ginebra entre 2001 y 2008. Tras detectar una serie de actos de evasión deliberada promovidos por el canco,comenzó a colaborar con las autoridades de varios países a partir de 2009 y les suministró información sobre unos 130.000 titulares de cuentas en Suiza no declaradas (‘lista Falciani’).

Profugo de la justicia helvética, que le acusa de sustraer información confidencial del HSBC, Falciani se fugó a España y fue detenido en BarcelonaEnlace externo en 2012. Suiza pidió su extradición. La Audiencia Nacional española se la negó al no cumplirse el principio de doble incriminación (que el delito esté también tipificado de la misma forma en la legislación española).

Además, consideró que la colaboración de Falciani ha permitido a las autoridades fiscales de Francia, España, Alemania, Italia y Estados Unidos detectar un número importante de evasores.

Actualmente, Falciani colabora con el Partido X, un partido político español de origen ciudadano que gana terreno y que promueve activamente la denuncia de actos de corrupción e ilegalidad cometidos por figuras públicas y privadas.

swissinfo.ch: Usted afirma que “callarse, es ser cómplice”. Pero, ¿no fue usted cómplice también de este sistema durante ocho años?

S.G.: Durante ocho años estuve en medio del riesgo sin saberlo. Yo ignoraba que la información que poseía era tan delicada. Me dirigí a mis superiores en el banco para hablar sobre ello. Pero me respondieron que estaba cansada, que debía tomar vacaciones, que no entendía el conjunto.

swissinfo.ch:  Usted denuncia que de 2007 a 2012 fue víctima de acoso por parte del UBS.¿Por qué fue hostigada?

S.G.: Fui hostigada para hacerme perder los nervios. Hubo diferentes etapas. Tras las revelaciones de Bradley Birkenfeld, el UBS decidió desprenderse de un número importante de colaboradores ‘molestos’ en distintas partes del mundo. En Suiza, el asunto quedaba zanjado. Pero en Francia, el derecho laboral contempla la protección de los empleados. El UBS Francia intentó incluirme en este programa, pero mi despido fue rechazado por las autoridades de la inspección del trabajo. En aquel momento yo me dirigí a esta instancia para contarles lo que sabía.

Desde finales de 2007 hasta el verano de 2009, el nuevo jefe que contrataron no cesaba de convocarme para denigrarme y criticar mi ‘incompetencia’. Pero debo precisar que en junio de 2008, ese jefe me informó de que la oficina del director general había sido registrada y me pidió destruir parte del disco duro de mi ordenador y de mi archivador. Me negué e hice preguntas. Pero no obtuve respuesta. Ahí me di cuenta de que resultaba molesta para ellos.

Posteriormente, el banco le dio mi puesto a una persona más joven de la que quedé como subalterna. El aislamiento profesional se fue acentuando. Cuando yo estaba presente todo el mundo se callaba y se iba. Pero era escuchada y observada cada vez que hablaba por teléfono, o que me encontraba con alguien. Nunca recibí amenazas físicas, era una táctica más perversa.

Un día me reuní con el periodista Antoine Peillon y le confesé que me sentía como un animal perseguido. Cuando almorzaba acompañada de alguien, siempre había alguna persona sola en la mesa de al lado. Antoine Peillon me hizo saber algo: “Stéphanie, sé que la DCRI (Dirección Central de Información e Inteligencia) la está vigilando”.

Utilicé 19 teléfonos en cinco años y mis ordenadores de pronto dejaban de funcionar. Soy cuidadosa con este tipo de objetos. Creo que era consecuencia de ataques malintencionados. No acuso a nadie en concreto, pero era alguien a quien no le convenía que yo revelara lo que sabía.

UBS, multado en Francia y Europa

La justicia de Francia presume que el UBS Francia incitó o consintió que sus ejecutivos atrajeran fortunas de clientes franceses ofreciéndoles abrir cuentas en el extranjero que no serían declaradas en Francia.

Las autoridades galas solicitaron el pago de una fianza por 1.100 millones de euros el pasado 30 de septiembre para cubrir una parte de la multa que aguarda al UBS, si se prueba que es culpable de los delitos de blanqueo agravado de fraude fiscal. Según el diario suizo ‘Le Temps’, la multa asciende a 4.880 millones de euros.

El banco ha manifestado que interpondrá un recurso, ya que estima injusto el método de cálculo de la autoridad. Ha anunciado también que llevará el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, alegando la politización del proceso desde el principio de la investigación.

En un comunicado, el UBS asegura que “toma todas las medidas necesarias para asegurar que los clientes cumplan con el fisco y seguirá haciéndolo”.

Sin embargo, el banco también fue condenado este verano a pagar una multa de 300 millones de euros en Alemania por las mismas faltas que hoy le reclama Francia.

swisinfo.ch: Usted ha asegurado que se le pidió suprimir información de su ordenador y archivos en papel. Y que muchos fueron eliminados por alguien más. ¿Quién pudo hacerlo y qué contenían estos documentos?

S.G.: Lo confirmo, me pidieron que lo hiciera. Me negué y después alguien los borró. Pero sé que no lo hizo mi asistente. Me dirigí por escrito al banco en un par de ocasiones: le escribí al presidente y al director general, les expliqué lo que había sucedido con mi disco duro. Después de estos correos, parte de mis documentos –los que no contenían información delicada– reaparecieron en el ordenador. Pero antes había también los documentos que utilizábamos para organizar eventos que contenían listados de clientes suizos y franceses y de sus respectivos ejecutivos de cuenta. Archivos que revelaban que los ejecutivos bancarios buscaban clientes en Francia para proponerles cuentas en Suiza, inversiones que no serían declaradas.

swissinfo.ch: Cuando usted organizaba estos eventos, ¿no le resultaba sospechosa la presencia de ejecutivos de cuenta suizos?

S.G.: UBS inició operaciones en París en 1999 y abrió sus puertas en las principales capitales regionales francesas en el año 2001. Las oficinas se fueron multiplicando. En cuanto a los eventos, teníamos un centenar al año. Yo colaboraba cotidianamente con ejecutivos de cuenta franceses y suizos, estos últimos provenientes de Basilea, Lausana, Zúrich y especialmente de Ginebra. Trabajábamos todo el tiempo. ¿Cómo sospechar que algo era ilegal? Hasta 2007 era imposible sospechar algo del UBS, ya que se lo consideraba el banco más poderoso y transparente del mundo.

swissinfo.ch: ¿Aún recibe presiones de UBS Francia?

S.G.: Las presiones existen aún. En noviembre de 2013, por ejemplo, directivos de UBS Francia enviaron un correo a mi editor en el que afirmaban que yo había inventado esta historia. Hace poco me invitaron a un coloquio en Bruselas para presentar mi libro y dar testimonio de mi experiencia. Los organizadores recibieron una carta del UBS Bélgica presionándolos para desacreditarme e impedir mi participación; sin éxito. La meta es evidente: silenciar a los testigos.

swissinfo.ch: ¿Existe alguna denuncia directa del UBS contra usted o contra su editor, tras la publicación de su libro?

SG.: UBS Francia interpuso una denuncia en mi contra, pero fue en enero de 2010. Lo hizo por concepto de difamación. Pero perdió y fueron rechazados los cuatro cargos que se me imputaban. En un proceso verbal dejé constancia de algunas de las acciones ilícitas, evasión fiscal organizada y blanqueo de capitales (que había observado). Fue tras este proceso verbal que las acusaciones del banco fueron desechadas. Después, tras la publicación del libro, mi abogado y el equipo de asesores jurídicos del editor solo han encontrado una denuncia interpuesta por el UBS por difamación, pero no es contra mí.

swissinfo.ch: El banco asgura que usted inventó esta historia. ¿Qué le diría?

S.G.: Las autoridades de Francia me han tomado en serio. En Bélgica y en otros países de Europa me han solicitado testimoniar. Y actualmente, a diferencia del banco, yo no soy perseguida ni investigada en Francia, Bélgica, Estados Unidos o Alemania.

También he sido testigo de diversos casos de arbitraje laboral donde se evocó que el banco exigía a sus responsables comerciales objetivos inalcanzables que los obligaban a proponer cuentas en el extranjero (offshore).

De los casos en los que he testimoniado, al menos cuatro han sido ganados ante el Tribunal del Trabajo. Hay otros tres que están pendientes.

Únase a los denunciantes

PILA (Plataforma Internacional de Activadores de Alertas) está integrada por personalidades y asociaciones conocidas por revelar a la prensa asuntos económicos y financieros que generan controversia.

Entre sus miembros fundadores figuran: el abogado francés William Bourdon, quien ocupará la presidencia rotativa; el exempleado del HSBC en Ginebra célebre denunciante italo-francés Hervé Falciani; Stéphanie Gibaud, exempleada del UBS; el periodista francés Edwy Plenel, de la web de información independiente Mediapart; el australiano Gerard Ryle, director del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

swissinfo.ch: Usted y el UBS protagonizan una disputa laboral. Se le ha convocado en enero del 2015 ante un juez que intentará arbitrar el conflicto. ¿Qué espera de la justicia francesa?

S.G.: Pido a la justicia francesa que reconozca el hostigamiento y el aislamiento de los que fui víctima, el sufrimiento que experimenté desde que entendí que las actividades en las que había participado eran ilegales, y a partir del momento en que me negué a proseguir. Denunciar estos problemas al más alto nivel me ha costado mi carrera. Quiero recuperar mi honor, por mi familia y para pasar página.

swissinfo.ch: Acaba de presentar una plataforma internacional de denunciantes. ¿Cuál es su misión?

S.G.: Participo en la fundación de una red de denunciantes llamada Plataforma Internacional de Activadores de Alertas (PILA, en francés). Su objetivo es que prevalezca la transparencia facilitando a toda persona que se vea confrontada a algún disfuncionamiento a gran escala –sea ciudadano, asalariado, periodista, etc. – y disponga de información de interés general, la posibilidad de hablar, ser escuchado, aconsejado y protegido.

swissinfo.ch: ¿Cuál es su imagien en Suiza?

S.G.: Los suizos se sienten muy molestos por todo lo que se ha revelado desde 2009 y han entendido perfectamente lo que está en juego. Recibo numerosas cartas de apoyo. Provienen de ciudadanos que rescataron al UBS en plena crisis financiera, a través del gobierno helvético. Muchos empleados suizos cuestionan su profesión, el sector entero, se han visto sometidos a una gran presión, otros han perdido su trabajo. Se dan cuenta de que trabajan para bancos que revelan los nombres de sus clientes –como lo hizo el UBS con EEUU– o el de sus ejecutivos de cuenta, personas que hoy corren el riesgo de ir a la cárcel a título personal –como sucedió con el Credit Suisse en EEUU. Sin embargo, tanto los bancos como sus principales directivos siguen trabajando con toda impunidad.

UBS seguirá “defendiéndose vigorosamente”

Consultado por swissnfo.ch durante la elaboración de este artículo para responder algunas preguntas específicas, el banco UBS Francia declinó -a través de su asesor en comunicación Brunswick Group- hacer declaraciones.

Posteriormente, swissinfo.ch contactó al servicio de prensa de la sede del UBS, en Zúrich, y recibió por escrito una posición general sobre el problema que enfrenta el banco en Francia.

“Como lo hemos expresado previamente, la base sobre la que se han hecho algunos cálculos en este tema es completamente artificial, especulativa y no se basa en hechos. No podemos controlar la divulgación irresponsable de documentos que son confidenciales ni su interpretación selectiva. Este asunto aún está sujeto a investigación formal y seguiremos defendiéndonos vigorosamente”.


Traducción del francés: Andrea Ornelas

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