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Una luz de esperanza en la batalla de Italia contra el “ébola del olivo”

Un olivo infectado con la bacteria Xylella fastidiosa, fotogradiado el 20 de junio de 2019 cerca de Gallipoli, en Italia afp_tickers

En medio de un campo árido del sur de Italia, con la tierra que se desmorona, un grupo de agrónomos lucha para detener una peligrosa bacteria que ha infectado a millones de olivos y amenaza con expandirse a todo el Mediterráneo.

Hasta ahora no se conoce un tratamiento efectivo para la Xylella Fastidiosa, que ha devastado olivos centenarios en particular en la región de Apulia, causando daños por 1.200 millones de euros, sobre todo en el sector de exportaciones, en el que Italia ocupa el segundo lugar en el mundo después de España.

Desde su llegada en 2013, probablemente desde Costa Rica, la enfermedad comenzó a atacar los olivares de Apulia, dejando a un millón de árboles como esqueletos y sin casi esperanzas a los agricultores.

Una vez que la bacteria Xylella Fastidiosa, conocida como el “ébola del olivo”, tapona los canales por los que circula la savia y la planta se seca afectada por la enfermedad de Pierce, el contagio se transmite de árbol a árbol utilizando insectos como vectores.

La única manera de luchar hasta ahora contra la propagación de esa infección es eliminar los árboles enfermos, y para ello se requiere un permiso especial de las autoridades, que no siempre se obtiene, aseguran los agricultores.

Sin embargo, a los obstáculos burocráticos se suman teorías y rumores de conspiración y se ha acusado hasta a la mafia de introducir la enfermedad para favorecer la tala de árboles y fomentar el negocio de la construcción de hoteles.

– Variedades resistentes –

El agrónomo Pierfederico La Notte ha notado que algunos árboles resisten en medio a los campos devastados, lo que genera esperanzas.

El investigador ha identificado hasta ahora dos variedades resistentes a la temida Xylella y no excluye que existan muchas más.

“Las variedades ‘leccino y fabolosa’ son un punto de partida para la investigación y no la meta”, explicó La Notte, del Consejo Nacional de Investigación de Italia.

“Estamos trabajando en ello, hay que encontrar un número mucho mayor de variedades resistentes”, aseguró el agrónomo, quien trabaja con un grupo de estudiantes egipcias en un centro en las afueras de Gallipoli.

Los resultados hasta ahora resultan prometedores. Las ramas de algunas variedades resistentes han sido injertadas en algunos troncos de los árboles enfermos.

En donde se ha hecho tal operación se puede ver claramente que el árbol retoma vida e incluso crece el fruto.

En la región, situada en el tacón de la bota y que depende económicamente de la agricultura, el agrónomo y productor de aceite de oliva Giovanni Melcarne ha perdido el 90 por ciento de las plantas desde que llegó la Xylella.

Melcarne está empeñado en buscar una solución definitiva: un olivo inmune, inatacable.

Como gran parte de la maquinaria para la producción de aceite de oliva está parada, decidió construir un invernadero, con docenas de pequeños árboles de olivo. Espera así descubrir la variedad inmune.

“Vamos a inocular la enfermedad, vamos a transmitirla con insectos para obtener la prueba científica de que esa planta, esa variedad autóctona, que podríamos cultivar aquí, no se contagia con la enfermedad y por lo tanto es inmune”, explicó Melcarne.

Una nueva tecnología, con drones con cámaras infrarrojas permite detectar la infección desde el aire, pero por ahora se ha usado sólo marginalmente.

– Expansión por el Mediterráneo –

La Comisión Europea considera Xylella como una de las bacterias más peligrosas en el mundo por su impacto económico tanto en la agricultura como en los jardines públicos y el medio ambiente.

La asociación de agricultores italiana Coldiretti calcula que Xylella ha infectado a unos 21 millones de árboles, y se está “extendiendo inexorablemente hacia el norte de la península con una velocidad de más de dos kilómetros al mes”.

“Deja un paisaje fantasmal”, recalcó.

La bacteria devastadora ha atacado también huertos de España, Francia y ahora llegó a Irán. Grecia y Portugal se preparan a su temida llegada.

Alrededor de 350 especies de plantas son vulnerables al contagio, entre ellas la vid de uva, cítricos y almendros.

Los científicos admiten que existe el riesgo real de que la enfermedad se propague a toda la cuenca del Mediterráneo, donde el aceite de oliva es un alimento básico de la dieta alimentaria y vital para la economía.

El Centro Internacional de Altos Estudios de Agronomía del Mediterráneo (CIHEAM), cuya sede de encuentra en Bari, ha decidido entrenar a agrónomos de toda la región, inclusive aquellos de Medio Oriente y del Norte de África.

“Con la tecnología de hoy (…) y los recursos científicos y de capacitación de los países europeos, podemos ayudar a todo el Mediterráneo”, explicó el libanés Maroun El Moujabber, del CIHEAM.

Arafat Hanani, un joven estudiante palestino que realiza su doctorado en el CIHEAM, reconoce que “nada es imposible para la ciencia”, aunque admite que la Xylella resulta particularmente problemática.

“Su nombre lo dice, Xylella Fastidiosa, porque es una bacteria fastidiosa, no es fácil de controlar ni de manipular”, asegura mientras sigue estudiando en el microscopio las posibilidades para encontrar una cura.

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