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La princesa del piano llegada de China

La pianista china Yuja Wang en Verbier. Rodrigo Carrizo, swissinfo.ch

La joven pianista Yuja Wang se ha erigido en pocos años como un referente ineludible de su instrumento a nivel mundial. Su carrera internacional comenzó en Suiza hace siete años y pasa estos días por el Festival de Verbier, donde accedió a hablar de su carrera con swissinfo.ch

Con apenas 23 años, Yuja Wang se ha convertido en una de las grandes promesas de salvación para una industria discográfica que atraviesa tiempos tormentosos. La joven china recibe en exclusiva a swissinfo.ch en el lujoso “Chalet d’Adrien”, en los altos de Verbier. Esta pequeña ciudad suiza celebra estos días su festival, uno de los más prestigiosos del mundo de la música clásica.

swissinfo.ch: Su debut en Europa tuvo lugar en Suiza. Y Verbier ha significado mucho en su carrera. ¿Puede decirse que tiene usted una relación especial con nuestro país?

Yuja Wang: He debutado con el maestro David Zinman y la orquesta de la Tonhalle de Zürich en 2003. Posteriormente he tocado varias veces en el Festival de Lucerna.

swissinfo.ch : ¿Y cuál es su relación con Verbier?

Y.W.: Aquí conocí al director del sello Deutsche Grammophon y a mi patrocinador principal, Rolex. Es obvio por tanto que Suiza ha significado mucho en mi carrera. Aparte de eso, Verbier tiene una característica especial. ¡Es el único lugar del mundo donde los músicos tenemos tiempo para ir a escuchar a nuestros colegas! Lo malo es que me causa gran stress tocar aquí, pues entre el público hay gente como Menahem Pressler, Yevgueny Kissin o Martha Argerich (nda: reconocidos pianistas).

swissinfo.ch: ¿Cómo ve el panorama musical chino?

Y.W.: Yo me fui de China con 14 años, y volví por vez primera con el director Claudio Abbado y la Orquesta del Festival de Lucerna recientemente. Descubrí otro país, que me sorprendió mucho.

swissinfo.ch: ¿Porqué hay tal interés por la música europea en China, con millones de estudiantes de piano?

Y.W.: La música clásica occidental es una forma de arte relativamente nueva para los chinos, y muy respetada. Pero no se confunda, en China las audiencias están muy cultivadas y tienen un profundo sentido crítico, muy similar al del público europeo y suizo. Los chinos de hoy reciben un nivel de información cultural muy similar al de los europeos y pueden comparar con buen criterio.

swissinfo.ch: ¿Cómo pueden absorber el mercado y el mundo musical decenas de millones de pianistas y músicos de nivel profesional?

Y.W.: Hay que entender que los chinos que estudian piano no tienen todos la aspiración a una carrera profesional en la música. Para la mayoría, el piano es parte de una formación integral en la que entran otras materias. A veces creo que los chinos aspiran a ser una suerte de hombres del Renacimiento de hoy. Son gente de una curiosidad insaciable. A menudo en China siento que no sé nada pues me sorprende el grado de conocimientos que los jóvenes chinos son capaces de manejar hoy en día. Un nivel muy distinto al que vemos, por ejemplo, en los Estados Unidos.

swissinfo.ch: ¿Existe algo que podamos llamar “escuela china de piano” como existen la rusa o la francesa, o es demasiado pronto para algo así?

Y.W.: A los chinos nos reconocen como excelentes técnicos, pero mi maestro Gary Graffman proviene de la escuela rusa de piano. También he trabajado con maestros de técnica alemana, y yo absorbo todos esos conocimientos. O sea, la escuela china sería una combinación de esas distintas influencias musicales.

swissinfo.ch: ¿Se identifica usted en algo con su colega Lang Lang?

Y.W.: Lo que realmente ayuda a construir una carrera es la individualidad. Y, para serle sincera, prefiero que no se hable de mí como “la pianista china”, sino más bien como de “un músico universal”.

swissinfo.ch: Hablando de “individualidad”, qué pianistas han marcado su carrera?

Y.W.: Entre los pianistas vivos, Radu Lupu e Ivo Pogorelich. Luego, obviamente, está Vladimir Horowitz. Y, dado que soy una mujer, no puedo olvidar a la gran Martha Argerich, que se encuentra también aquí en Verbier. De hecho, tengo una anécdota con Martha. Tuve que reemplazarla a último momento con la Sinfónica de Boston, tocando el Primer Concierto de Tchaikovsky. ¡Así comenzó nuestra relación! Admiro mucho en Martha Argerich su generosidad, que la lleva a ayudar a tantos músicos en todo el mundo. Ella es una diosa del piano. ¡Cada vez que sube al escenario se produce un milagro, aunque ella misma no pueda explicar cómo ese milagro se produce! (risas)

swissinfo.ch: Muchos especialistas de la música clásica observan el profundo desinterés de las generaciones jóvenes por esta forma de arte. ¿Ocurre lo mismo en China?

Y.W.: ¡No, al contrario! ¡Allí, el 80% del público está compuesto por padres con niños de menos de 15 años! Creo que el problema que usted menciona ocurre sobretodo en Europa. En los Estados Unidos hay mucho público de menos de 30 años. Aunque es verdad que el gran problema es que la gente está intimidada por la música clásica.

swissinfo.ch: Siendo usted tan joven, ¿cómo piensa que se puede lograr atraer a la juventud?

Y.W.: Creo que la gente debe acercarse a la música clásica por su propio interés. No hay forma de obligar a la gente a amar una forma de arte.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son sus proyectos a corto y mediano plazo?

Y.W.: No soy capaz de hacer planes más allá de una semana. Aunque por lo pronto sacaré un disco grabado en directo con obras de Rachmaninoff, dirigida por Claudio Abbado. Por lo demás, nunca sé lo que va a ocurrir. Acepto lo que me trae la vida sin pensar demasiado.

swissinfo.ch: ¿Y cómo se imagina en la madurez, dentro de 20 años?

Y.W.: Creo que ya soy una intérprete madura…pero, si se refiere a la edad, le aclaro que no me gusta el concepto de “madurez”. Espero que dentro de 20 años logre mantener el fuego de la juventud que todavía escuchamos en Martha Argerich. ¡Esa mezcla de profundidad y juventud es el ideal.

swissinfo.ch: ¿Podría usted vivir sin el piano?

Y.W.: Puedo imaginarlo. A mí me interesa la música en general y no sólo el piano, que no es otra cosa que un instrumento para hacer música. Aunque no me puedo imaginar haciendo cosas como dar clases de música. No tengo la paciencia y no sabría que explicar a los estudiantes. (risas)

swissinfo.ch: ¿La vida de un concertista de primer nivel debe ser agotadora, no?

Y.W.: En efecto. Doy más de 100 conciertos por año, y eso es algo que no me gusta. Cuando la música se convierte en un trabajo en cadena, algo falla. A menudo sueño con dar menos recitales, pero que cada presentación sea un evento único e irrepetible.

swissinfo.ch: ¿Tener éxito es tan duro entonces?

Y.W.: El éxito no pasa solamente por tocar bien el piano. Llevar adelante una carrera internacional implica habituarse a los viajes constantes. Y a mucha soledad…

swissinfo.ch : Una curiosidad. ¿Con qué pasaporte viaja usted por el mundo?

Y.W.: Soy ciudadana china, con una Green Card de residente en los Estados Unidos.

swissinfo.ch: ¿Qué hace usted para divertirse?

Y.W.: No me gusta el rock. Es demasiado fuerte para mis oídos. Tampoco me gusta ir a discotecas. Lo que sí me gusta mucho es el jazz, aunque aún no me he atrevido a tocarlo. En cuanto a mi tiempo de ocio, me encanta nadar, leer y ver películas.

swissinfo.ch: ¿Hay algo que le gustaría decir que no le hayamos preguntado?

Y.W.: No. Pero me alegra que por una vez un periodista no me haya hecho hablar de mis novios y de mi vida privada.

swissinfo.ch: ¿Novios?

Y.W.: ¡Bueno…en este momento sólo tengo uno! (risas)

Fundado en 1994, el Festival de Verbier ha visto pasar por sus escenarios a la práctica totalidad de solistas y directores de primer nivel mundial.

Entre muchos otros, los pianistas Hélène Grimaud, Evgueny Kissin, Arcadi Volodos, Yuja Wang o Martha Argerich. A ellos se suman los directores Kurt Masur, James Levine o Valéri Gérgiev y los violinistas Gidon Kremer, Joshua Bell o Janine Jansen.

También han pasado por Verbier cantantes ‘modernas’ como Björk o Ute Lemper, la actriz suiza Marthe Keller o la diva británica Vanessa Redgrave y escritores del calibre de Yasmina Reza o Paolo Coelho.

Con el apoyo financiero de Rolex, la banca Julius Bär y Nespresso, el festival ha atravesado una tormenta cuando el mayor banco de Suiza retiró su patrocinio a la orquesta hace un par de años. Hoy la formación cuenta con financiación de la ciudad de Verbier y del cantón del Valais.

La pianista Yuja Wang nació en Pekín en 1987 en el seno de una familia de músicos.

Comenzó sus estudios de piano a los seis años en el Conservatorio de Beijing.

Posteriormente, se mudó a Canadá a los 14 años y continuó su formación en Estados Unidos con el célebre pianista Gary Graffman, quien fuera maestro del otro gran pianista chino de hoy: Lang Lang.

Su primera presentación en Occidente tuvo lugar en 2003 con la prestigiosa orquesta de la Tonhalle de Zürich, en Suiza.

Su primera actuación en Verbier le valió importantes contratos discográficos y de espónsoring

Su disco debut fue producido por el prestigioso sello alemán Deutsche Grammophon en el año 2009. Pronto se publicará un nuevo CD donde interpreta obras de Rachmaninoff acompañada de Claudio Abbado y la Orquesta de Lucerna

Es artista exclusiva del sello Deutsche Grammophon y “embajadora” de Rolex. Vive y trabaja en la ciudad de Nueva York.

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