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Las 10 mayores averías de la democracia en 2016

Donald Trump es presidente de EEUU, aun cuando una mayoría de los votantes se inclinó por su adversaria, Hillary Clinton. Esto lo permite con toda legalidad el sistema electoral estadounidense. Reuters

Elecciones en Estados Unidos, Brexit, populismo, nacionalismo: algunos ven venir el final de las democracias, mientras que para otros, los ciudadanos han tomado “verdaderas” decisiones populares - contra la voluntad de una “élite política”. Lo que está claro es que 2016 fue, con mucho, el año más turbulento para la democracia desde la caída del muro de Berlín. El politólogo Claude Longchamp enlista para swissinfo.ch los diez mayores quiebres y fracasos de la democracia este año.

Este artículo forma parte de #DearDemocracy, la plateforma de swissinfo.ch sobre la democracia directa.

Desde la década de 1990, las democracias han experimentado una expansión fulgurante. Pero la verdadera democratización de los regímenes autoritarios a menudo ha tenido problemas para materializarse. Teniendo en cuenta los países, uno tras otro, vemos sistemas híbridos entre democracia y autocracia. Se habla incluso de democracias defectuosas o totalmente decadentes. He aquí mi lista de las deficiencias y los fracasos de la democracia en 2016:

Hasta mayo de 2016, Claude Longchamp dirigió el Instituto de investigación gfs.bern. Preside el Consejo de Administración. Enseña en las Universidades de Berna y de Zúrich. swissinfo.ch

1. El sistema electoral obsoleto de Estados Unidos

En la democracia estadounidense, no son las ciudadanas y los ciudadanos quienes eligen al presidente, sino el colegio electoral. Este último se compone de 538 “grandes electores” de los Estados. Por la quinta vez en la historia de Estados Unidos, la elección de la mayoría del colegio no coincide con la mayoría de los electores de base. La razón principal es que durante la campaña, se puede apostar a los grandes electores y ganar incluso sin la mayoría de los votos. Este sistema es obsoleto y antidemocrático. De acuerdo con politólogos de la Universidad de Princeton, la democracia en Estados Unidos degenera así en oligarquía de superricos, que quieren ejercer el poder no solamente en la economía sino también en la política.

2. La lamentable calidad de las elecciones en las democracias establecidas

Las elecciones estadounidenses de 2016 recogieron solamente 62 de los 100 puntos del ‘Índice de Integridad Electoral’ de la Universidad de Sídney. Esta clasificación otorga puntos a las elecciones en todo el mundo en función del proceso bajo el que tienen lugar. Estados Unidos ocupa el puesto 47, por detrás de países como Túnez, Grecia, Mongolia, Granada, Polonia y Sudáfrica. Pippa Norris, politólogo de Harvard, observa en el desglose de las circunscripciones, la legislación electoral y el financiamiento de las campañas las principales debilidades de las elecciones estadounidenses. Favorecen la polarización política y no protegen suficientemente contra la manipulación.

8 de noviembre de 2016: en Dallas como en el resto del país, los demócratas están decepcionados al momento en el que se perfila el candidato republicano como ganador. Keystone

3. El financiamiento de las campañas no regulado

En el mundo entero, el eslabón débil de las campañas electorales es la financiación. Los expertos estiman que en 2016, en dos terceras partes de los casos, las legislaciones nacionales no son suficientes para garantizar la independencia del poder del dinero. Esto amenaza la libertad de elección como elemento clave de la democracia. La flexibilización de las restricciones sobre la financiación de las campañas en Estados Unidos es una mala señal. Este déficit se aplica también a Suiza, donde las elecciones parlamentarias – aparte de la cuestión de la falta de transparencia en el financiamiento de los partidos que denuncia desde hace mucho tiempo el Consejo de Europa – son vistas como ejemplares en el plano internacional.

4. Elecciones totalmente fallidas

Las elecciones de 2016 en Siria y en Guinea Ecuatorial fueron un fracaso total, según los observadores internacionales. En Siria, tuvieron lugar en medio de una terrible guerra civil. Y en el pequeño país de África central, el presidente reina sin interrupción desde 1979 y continuará haciéndolo hasta nuevo aviso. En República del Congo, Yibuti, Chad, Vietnam y Uganda, las elecciones también concluyeron en general en un fiasco. Entre las causas del fracaso en estas democracias subdesarrolladas, se cuenta generalmente el registro limitado de los electores, los partidos y los candidatos, una cobertura mediática insuficiente, así como autoridades electorales cuya independencia no está garantizada.

13 de abril: Bachar el Asad y su esposa Asma (a la izq.) votan en elecciones legislativas, organizadas en plena guerra civil y en los que solo los territorios controlados por el régimen participaron. Keystone

5. Sistemas presidenciales con rasgos autocráticos

En Turquía, un intento de golpe de Estado militar fue aplastado por el régimen en el verano de 2016. Con el respaldo de esa victoria, el presidente lanzó una amplia ofensiva contra la oposición política, los oponentes en el aparato de Estado y los medios de comunicación críticos. Su propósito es establecer una democracia presidencial. Así, la vía democrática se mantiene, pero la calidad de la democracia se reduce masivamente a favor de un sistema de gobierno autocrático. La ciencia política considera las democracias presidenciales como menos eficaces que las democracias parlamentarias.

“¡Fui electo democráticamente!”, dice Erdogan a la señora Helvetia. (caricatura de Marina Lutz). swissinfo.ch

6. Retroceso de las libertades políticas y de las libertades civiles

La lista de la fundación liberal ‘Freedom House’ incluye 72 países en los que las libertades políticas y civiles retrocedieron en 2016, mientras que la tendencia opuesta se observa solamente en 43 Estados. Por décimo año consecutivo, la lista negativa se impone ampliamente. China, Rusia, los países de Oriente Medio, África del Norte y América Latina tienen malas posiciones. Ciertamente, la relación entre prosperidad económica y orden político liberal subsiste, pero los progresos de las libertades ya no resultan automáticamente del crecimiento por sí solo, sin esfuerzos políticos.

7. El populismo puede reunir mayorías

En 2016, se dijo que la globalización había alcanzado provisionalmente su cumbre. En el plano económico, el año observó el ascenso de muchos países emergentes y de sus clases medias. Pero sobre todo en el mundo occidental, sectores de esas mismas clases medias se consideran como los perdedores de la globalización. Los movimientos populistas de derecha representan más que nunca en 2016 la oposición nacional, que expresa en particular el temor del declive de los autóctonos, el euroescepticismo y exige detener la inmigración. El clímax de esta evolución se alcanzó en junio, con el voto de los británicos por el Brexit. 

“¡Respete la elección del pueblo!” Esta manifestante exige la puesta en marcha veloz del Brexit. Keystone

8. La soberanía de los ciudadanos y no solamente la de los Estados

En 2016, la UE conoce también un déficit democrático. Esto se manifiesta particularmente en el sentimiento de las ciudadanas y los ciudadanos de tener poca influencia en los asuntos supranacionales. La UE respondió a las crisis pidiendo una mayor integración. Aquí la colaboración tecnocrática domina la comprensión política. Pero la Unión olvida que la soberanía en el sentido moderno del término no es solamente la de los Estados, sino mucho más de los ciudadanos. Falta aún un equilibrio entre los dos principios en el debate sobre la democratización de la UE.

El año 2016 de la democracia en el retrovisor

Esta contribución de Claude Longchamp forma parte del balance en tres partes de #DearDemocracy sobre el 2016, un año turbulento para la democracia.

Otas contribuciones son ‘Democracia en 2016: bien está (casi todo) lo que bien acaba’, de Bruno Kaufmann, y «¡No en mi jardín!» de Renat Künzi, que aparecerá próximamente.

9. Identidad supranacional a forjar

Los críticos de las democracias liberales que no comparten las dudas de los populistas, como el politólogo de Stanford, Francis Fukuyama, observan un declive de la fuerza de integración de las democracias. Su éxito consistía en conciliar diferentes visiones del mundo – conservadora, socialistas y liberal – en un plano pragmático a nivel nacional. Hoy en día, lo que se pide es la formación de una identidad, tanto nacional como supranacional, que vaya más allá de la cooperación económica. Sin esto, es fácil para los nuevos movimientos aprovecharse de las crisis para atizar los resentimientos nacionales.

10. Modelos no democráticos para los jóvenes

Los cambios observados en la juventud de muchos países, que ya no se interesa en la política ni se ocupa de la democracia, son aterradores. En cuanto a los sistemas sociales y los sistemas de poder, deberían, por ejemplo, estar más interesados en el mundo de los videojuegos, que tienen un papel de primer plano en la socialización de los jóvenes. Porque sucede que se simula en ellos el colapso de la policía, los bomberos y hospitales para mostrar un fallo general del sistema político, mientras que en el otro extremo, no es raro ver hombres fuertes presentarse como los nuevos héroes.

Evidentemente, este balance intermediario sobre las deficiencias de la democracia en 2016 es unilateralmente negativo. La intención no era hacer un inventario de la emergencia y la desaparición de las democracias. La idea es más bien señalar que la democracia se extiende y se desarrolla por etapas, y que, evidentemente, estamos en un período de estancamiento. Superarlo por medio de la crítica es el reto de todos los demócratas.

Y para usted, ¿cuáles considera las mayores lagunas de la democracia en 2016?


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