‘Fósiles de papel’: los libros que recuerdan la histórica inundación de Venecia
Carlos Expósito
Roma 12 nov (EFE).- Hace seis años, Venecia colapsaba por una inundación devastadora y la fotógrafa Patrizia Zelano no dudó en dirigirse hacia allí para capturar ese momento. Sintió «una llamada» que sirvió para rescatar 40 libros centenarios que la acción del agua convirtió en «fósiles de papel» y que ha inmortalizado con su objetivo como testigos de aquella catástrofe.
La noche del 12 de noviembre de 2019, en la emblemática ciudad de los canales, la marea aumentó el nivel del mar en 187 centímetros, lo que provocó la inundación más alta desde 1966 y el decreto de estado de emergencia. Una persona falleció electrocutada y otra fue encontrada muerta en su casa.
Las imágenes fueron desoladoras y no tardaron en dar la vuelta al mundo: la popular basílica de San Marcos, en la plaza homónima, fue severamente dañada, las tiendas y restaurantes sufrieron desperfectos y más de sesenta iglesias de la ciudad fueron anegadas, con sus delicados mosaicos y pavimentos dañados por la infiltración de la sal del mar.
En este contexto caótico, en el que los venecianos apenas podían salir de sus viviendas, Zelano condujo dos horas y media desde Rímini y tomó un tren para capturar con su cámara lo que estaba ocurriendo. «Puede sonar un poco extraño», confiesa a EFE, pero tenía en su interior «algo que superó toda racionalidad».
En el sexto aniversario de estos hechos, Zelano ha figurado entre las finalistas del prestigioso premio Prix Pictec 2025, dedicado a la fotografía y la sostenibilidad, siendo la primera vez que dos italianos figuran como finalistas.
Sus imágenes muestran unos libros petrificados, como fósiles, por la sal del mar. Se han exhibido, o lo harán próximamente, en ciudades como Rímini, Londres, Dubái, Tokio o Zúrich.
Una llamada y una intuición
«Fue… ¿cómo decirlo? Una llamada. Por la noche tuve una intuición y sentí que debía partir hacia Venecia», describe Zelano en una entrevista telefónica con EFE.
Durante su viaje, visitó la librería Acqua Alta, nombre por el que se conoce al fenómeno durante el cual la marea alta produce inundaciones en la ciudad.
El negocio había sufrido una fuerte anegación, y la fotógrafa tuvo el impulso de reunir libros de distinta índole, con muchos de ellos de principios del siglo XX, con el objetivo de salvarlos.
Amontonados en bolsas, se le planteó otro desafío igualmente importante: cómo sacar los ejemplares de allí. «Los trasladé con mucha dificultad logística, Venecia ya es complicada normalmente para moverse, y más aún con peso».
«En aquel momento había un verdadero caos. Logré organizarme con un barquero que los llevó hasta destino», recuerda.
Una vez en su estudio, Zelano dispuso los libros tal como los había encontrado y los retrató sobre un fondo negro, utilizando un juego de luces destinado a resaltar su dimensión simbólica.
Su método de trabajo destaca el aspecto accidental del objeto: «Apliqué este método mío, donde elimino el filtro de la mente. Y los fotografié tal cual», explica.
Y así se refleja en su obra: páginas entrelazadas que se ondulan como olas, cubiertas desgastadas e ilegibles, u hojas arrugadas y descoloridas.
La cultura como forma de resistencia
Venecia es una ciudad frágil expuesta a inundaciones extremas por diversas causas, como el aumento del nivel del mar, el cambio climático o el hundimiento continuo del suelo.
Zelano la define como «una ciudad única en el mundo, con mil dificultades y una tradición antiquísima», pero, sobre todo, como «un símbolo universal de fragilidad».
«En los libros hay también una evocación de la resistencia: la cultura como forma de resistencia», subraya.
Un año después de la inundación de 2019, la ciudad implantó el sistema de defensa MOSE, una serie de diques hidráulicos que cierran las tres bocas que unen la laguna veneciana con el mar en los días en que las mareas crecen por encima de los 110 centímetros, impidiendo así la llegada del agua a la capital del Véneto.
Desde entonces, se ha activado en multitud de ocasiones para proteger la delicada ciudad y sus históricos edificios del agua del mar y del efecto corrosivo de la sal, que afecta a patrimonio de gran valor. EFE
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