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¿ Por qué Suiza sigue en el centro de los escándalos de corrupción deportiva?

Infantino y Bach.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino (izquierda), y el presidente del COI, Thomas Bach, dirigen las dos federaciones deportivas internacionales más poderosas con sede en Suiza. Dos federaciones que han estado regularmente en el punto de mira en los últimos años debido a repetidos escándalos de corrupción. Keystone / Laurent Gillieron

Al igual que el COI y la FIFA, la gran mayoría de las federaciones deportivas internacionales tienen su sede en Suiza. La frecuencia de los casos de corrupción y mal gobierno que les afectan hizo reaccionar a Berna en 2012. Diez años después, a pesar de algunas mejoras, los problemas de gobernanza siguen estando muy presentes. Nuestro análisis.

Eso fue hace una década. En un informe de noviembre de 2012, la Oficina Federal del Deporte instó a las federaciones deportivas internacionales con sede en Suiza a “reforzar la lucha contra la corrupción en [sus] propias filas” e hizo un llamamiento a todo el país para “intensificar su actuación” en la lucha contra la corrupción y el amaño de apuestas en el deporte. “No se trata solamente de la integridad del deporte, sino también de la imagen que ofrece Suiza como país que acoge a un gran número de federaciones deportivas internacionales”, se afirmaba en el informeEnlace externo. En él se pedía además “sistemas armonizados y vinculantes de buena gobernanza (…) en todos los niveles de la pirámide del deporte organizado” y se solicitaba a Suiza que estudiara una serie de medidas, como “endurecer el derecho penal sobre la corrupción”.

Hoy día, hay que reconocer que si esta advertencia ha tenido algún efecto, ha sido más bien limitado. Una breve búsqueda entre los órganos de gobierno de algunas federaciones revela que las sospechas de irregularidades siguen siendo habituales. Un ejemplo entre muchos otros es el del actual presidente de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) con sede en Lausana, el brasileño Ary S. Graça. Esta persona está siendo investigada en su país por “fraude, blanqueo de dinero y usurpación de identidad” desde el pasado mes de mayo. “La policía afirma que Graça utilizó el dinero de un acuerdo de patrocinio entre el Banco do Brasil y la Confederación Brasileña de Voleibol para pagar contratos con supuestas empresas-pantalla”, según un informe de la agencia APEnlace externo. Otras nueve personas están en el punto de mira, incluido el director general de la FIVB, Fabio Azevedo, también brasileño.

Contactada por SWI swissinfo.ch, la federación explicó que “estas acusaciones (…) son las mismas que otras anteriores, que ya se han demostrado falsas” y afirmó, con documentos judiciales que lo respaldan, que ambos dirigentes habían “sido posteriormente exonerados y el caso oficialmente cerrado”. Añadía que “el presidente y el director general han dado instrucciones a sus abogados para que impugnen enérgicamente cualquier intento de reciclar estas acusaciones” y afirmaba que, por el momento, “el procedimiento judicial queda suspendido a la espera de la decisión de la segunda instancia de la justicia”.

Marco jurídico extremadamente flexible

Aunque la presunción de inocencia es obviamente necesaria, llama la atención la cantidad de escándalos protagonizados por los altos cargos de las federaciones deportivas con sede en Suiza. “Las organizaciones deportivas promueven valores morales positivos. Las personas que han violado la ley, por ejemplo, mediante la corrupción o el fraude, no deberían poder sentarse en ellas”, afirma el consejero de estado ginebrino, Carlo Sommaruga, en una entrevista concedida a SWI swissinfo.ch. “La integridad del deporte en el terreno de juego solo puede garantizarse si las organizaciones en las que se apoya, es decir, las federaciones deportivas y los organizadores de las competiciones, son de la máxima integridad”, señalaba la Oficina Federal del Deporte en su informe de 2012. 

Paradójicamente, para alguien decidido a hacer trampas, la ley suiza de asociaciones resulta muy útil. “Consta de 20 artículos, lo cual es muy poco, y muy pocos de ellos son vinculantes”, señala Jean-Loup Chappelet, profesor emérito del Instituto Universitario de Administración Pública de la Universidad de Lausana y experto en federaciones deportivas internacionales. “Esta ley se creó básicamente para los clubes locales, por eso es tan liberal”, añade Yvan Henzer, abogado de Libra Law, un bufete de Lausana especializado en derecho deportivo. Fundar una asociación es extremadamente fácil.

“Pongamos que usted ha inventado un nuevo deporte y quiere crear una asociación deportiva internacional con sede en Suiza, de la que usted mismo será el presidente. Basta con redactar unos estatutos, utilizando los de otra asociación, por ejemplo, y ya tiene su asociación de acuerdo con la ley suiza”, explica Yvan Henzer. Si la asociación no tiene una finalidad comercial, ni siquiera es necesario registrarla, explica. “Sus miembros se encargan de que se respeten los estatutos y el Estado no interfiere”.

Sin embargo, con el paso del tiempo numerosas federaciones deportivas se han instalado en Suiza, y colosos como la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), con sede en Zúrich, se han beneficiado del mismo estatus que los pequeños clubes de fútbol de pueblo, sin obligación de llevar ninguna contabilidad ni publicar los estados financieros, a pesar de manejar miles de millones de francos procedentes de patrocinadores y derechos de televisión por los grandes eventos deportivos. “Las federaciones deportivas internacionales no están sujetas a las mismas normas que las empresas privadas (…), aunque gestionen sumas colosales de dinero y se enfrenten a riesgos de corrupción similares a los de una empresa”, se afirma en el informe de la Oficina Federal del Deporte. Sin embargo, la FIFA subraya que presenta un estado financiero anual de conformidad con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF).

Aguas turbias

La investigación sobre el presidente de la Federación Internacional de Voleibol no es un caso aislado. También en Lausana, pero esta vez en la Federación Internacional de Natación (FINA), el vicepresidente convertido en presidente, Husain Al-Musallam, ha sido noticia durante más de cuatro años. Según un artículo de la agencia APEnlace externo de septiembre de 2021, el kuwaití, que también ocupa el cargo de director general del Consejo Olímpico de Asia, fue objeto en 2017 de una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos por “presunto chantaje y corrupción relacionados con la FIFA y la política futbolística internacional” junto a su compatriota, el jeque Ahmad Fahad Al-Sabah.

Pero eso no es todo. Husain Al-Musallam también se vio implicado en 2017 en un artículo de The Times y SpiegelEnlace externo sobre una grabación de una de sus conversaciones con un socio comercial, relacionada con el desvío de dinero de contratos de patrocinio. La FINA afirma que “estas acusaciones han sido firmemente refutadas por el presidente Husain Al-Musallam. Nunca se le ha condenado por ningún delito y las acusaciones ya fueron investigadas por varios comités de ética, y en cada ocasión se determinó que no había caso.” De hecho, estas sospechas no fueron suficientes para impedir la carrera del kuwaití a la presidencia de la FINA, cargo que obtuvo el 5 de junio.Enlace externo

Sin embargo, el presidente de la FINA no tiene el monopolio de los escándalos de su federación. Uno de sus vicepresidentes, el italiano Paolo Barelli, que también es presidente de la Liga Europea de Natación (ESL), con sede en Nyon, aparece “nombrado en una denuncia por presuntas irregularidades financieras” en la ESL, según la revista Swimming WorldEnlace externo. Otros dos miembros de la ESL, el secretario general David Sparkes -británico y miembro también del Buró de la FINA- y el extesorero Tamas Gyarfas, de Hungría, son nombrados en la denuncia. La denuncia los menciona como “firmantes de un contrato con una compañía de seguros italiana” a la que la ESL efectuó pagos, en particular en el marco de un acuerdo de patrocinio, pero del que solamente los tres hombres parecen conocer su existencia. La fiscalía del cantón de Vaud “confirma la apertura de una investigación sobre el caso mencionado” y afirma que “la investigación está en curso”. La ESL no ha querido hacer comentarios.

La corrupción privada “no era ilegal” hasta 2016

Por sorprendente que parezca, hay que señalar que hasta hace seis años la corrupción privada -incluida la de las federaciones deportivas- no era ilegal en Suiza. “Las normas de las asociaciones podían estipular que un candidato no pudiera ofrecer ventajas ni comprar votos, pero si un miembro de su asociación lo hacía, se consideraba una falta disciplinaria y no un delito”, explica Yvan Henzer.

Fueron precisamente tales escándalos en el seno de la FIFA, durante la época del presidente suizo Sepp Blatter (1998-2015), los que llevaron al consejero de Estado (senador) socialista Carlo Sommaruga a presentar una iniciativa parlamentariaEnlace externo en 2010. Solicitaba que los casos de corrupción privada fueran perseguidos de oficioEnlace externo, tal como ocurre con la corrupción pública, es decir, sin necesidad de denuncia. El descontento en este ámbito no se limitó al ala izquierda del Parlamento, ya que Roland Büchel, miembro de la UDC (Unión Democrática de Centro/partido de la derecha conservadora), también pidió medidas contra la corrupción en el deporte en una moción presentada ese mismo año. Estas intervenciones acabaron por llevar a una modificación del Código Penal suizo basada en las recomendaciones del Grupo de Estados contra la Corrupción (GRECOEnlace externo), un organismo del Consejo de Europa destinado a mejorar la capacidad de sus miembros para luchar contra la corrupción. La enmienda entró en vigor en julio de 2016, afirma el senador ginebrino.

“La corrupción activa y pasiva se persigue ahora de oficio en el sector privado”, asegura Carlo Sommaruga. Por lo tanto, la fiscalía tiene una base legal para investigar. A pesar de ello, el ginebrino afirma “no estar convencido de que los ministerios públicos hagan los esfuerzos necesarios para combatir la corrupción en estas federaciones”. La razón, apostilla, es que estos casos no tienen un impacto inmediato en la economía local. Si la FIFA ofrece sobres a los delegados de ciertos países para influir en sus votos a favor de otro país, esto no tiene ninguna repercusión financiera ni social en Suiza”, explica. Pero tiene un impacto en la imagen de Suiza.

Federaciones lucrativas

Si bien la flexibilidad del marco jurídico suizo ha sido uno de los atractivos para las federaciones deportivas internacionales, no es el único. Según Jean-Loup Chappelet, “un gran número de estas organizaciones llegaron a Suiza en los años 90, siguiendo la política activa del entonces presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch. Entre otras cosas, también querían estar más cerca del COI, con sede en Lausana, del que muchos de ellos dependen económicamente.

De hecho, cada cuatro años, el COI redistribuye los ingresos de los Juegos Olímpicos a las federaciones en función de la importancia de los deportes. “Los criterios de esta distribución no se publican, pero la audiencia televisiva de los distintos deportes es un factor que se ve ponderado por la tradición olímpica y mucha política”, dice Jean-Loup Chappelet. El experto señala que “las federaciones de los Juegos de Verano disponen actualmente de más de 530 millones de dólares para repartir, mientras que las siete federaciones internacionales de deportes de invierno dispondrán de unos 220 millones de dólares para repartirse a finales de 2022”. La ubicación central de Suiza en el corazón de Europa y el hecho de que, en ese momento, el funcionamiento del país apenas se viera afectado por la Segunda Guerra Mundial jugaron también a su favor.

Hoy en día, Suiza, y más concretamente el cantón de Vaud, se ha convertido en un lugar clave para las federaciones deportivas internacionales. Unas 53 organizaciones deportivas internacionales han establecido su sede aquí, 46 de ellas en el cantón de Vaud, según un reciente informeEnlace externo de la Academia Internacional de Ciencia y Tecnología del Deporte (AISTS) que abarca los años 2014-2019. Según dicho documento, estas organizaciones generaron un impacto económico anual de 1 680 millones de francos en Suiza durante ese periodo, incluyendo 873 millones de francos para el cantón de Vaud. El deporte internacional también empleó a más de 3 300 personas en Suiza en 2019, según señala el informe.

Las federaciones deportivas internacionales están exentas de impuestos en el cantón. Sin embargo, el consejero de Estado de Vaud, Philippe Leuba, responsable del Departamento de Deportes, rechaza categóricamente que esto sea una razón para la popularidad de su cantón. “Todos los países del mundo eximen de impuestos a estas federaciones, por lo que es erróneo pensar que esta es una de las razones por las que vienen aquí”, afirma. Según este miembro del Partido Liberal Radical (PLR / derecha), la razón es más bien la proximidad del COI, la red general que se ha creado y el servicio de asistencia administrativa, único en Suiza, destinado a facilitar la instalación de las federaciones.

Leuba, Kepper y Bach
Philippe Leuba, responsable del Departamento de Deportes en el cantón de Vaud (derecha), posa con el director general del COI, Christophe De Kepper (izquierda) y el presidente del COI, Thomas Bach, antes del inicio de una carrera ciclista. Las federaciones deportivas internacionales tienen una importancia económica fundamental para el cantón de Vaud. Keystone / Jean-christophe Bott

Expatriados distintos del resto

Sin embargo, las federaciones deportivas internacionales no solamente atraen a expatriados de a pie. Un ejemplo es la Federación Internacional de Esgrima, con sede en Lausana, cuyo presidente no es otro que el oligarca ruso Alisher Usmanov. Sus problemas con el opositor ruso Alexeï Navalny, que le acusó de corrupción con el exvicepresidente Dmitri Medvédev, causaron furor en Rusia. El multimillonario, considerado cercano al gobierno, ganó la demanda por difamación presentada por su adversario.

Alisher Usmanov, que vive en Lausana pero es conocido por pasar gran parte de su tiempo en su yate, más largo que un campo de fútbol, se dio a conocer a principios de 2020 al ofrecer al COI el manuscrito original del manifiesto de los Juegos Olímpicos de 1892 de Pierre de Coubertin, que compró en una subasta por 8,8 millones de dólares. También apareció en 2017 en los Paradise Papers por un conflicto de intereses que “negó rotundamenteEnlace externo“.

Las federaciones deportivas internacionales también tienen su cuota de personas políticamente expuestas (PEP, por sus siglas en inglés), es decir, de personas que ocupan o han ocupado un cargo público destacado, como jefes de Estado, ministros de gobierno, jueces o miembros de alto rango de las fuerzas armadas. Northrow, una empresa británica especializada en la lucha contra delitos financieros, precisaEnlace externo que estas personas tienen la particularidad de estar más “expuestas a la posibilidad de aceptar sobornos, de verse involucradas en asuntos de corrupción debido a su cargo o de blanquear dinero”.

El Parlamento suizo incluyó hace unos años a los dirigentes de las federaciones deportivas en la categoría de PEP, un estatus que implica mayores obligaciones de diligencia por parte de los bancos.

“A los pavos no les gusta la Navidad”

Por su parte, el Comité Olímpico Internacional (COI) también ha decidido actuar para librar a las organizaciones deportivas de su lado oscuro. De paso, cabe señalar que el propio COI tampoco se ha salvado de los escándalos de corrupción, como el de Salt Lake City, que llevó a la depuración de 10 miembros que habían recibido más de un millón de dólares en sobornos para votar a favor de la candidatura de la ciudad estadounidense para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002.

Otros casos empañan regularmente el proceso de adjudicación de los Juegos Olímpicos, incluidos los últimos Juegos de Verano de Tokio. “Ya en 2015, el COI dijo ‘Basta ya’ y Change or be changed, es decir, ‘cambie o habrá que sustituirle'”, comenta Jean-Loup Chappelet. Por ello, la organización puso en marcha una reforma del sistema de gobernanza en la que participó este experto. “En la actualidad, las 33 federaciones internacionales de deportes olímpicos de verano publican sus cuentas”, afirma. “Hay una mejora innegable, aunque todavía queda trabajo por hacer”.

Sin embargo, si se va en la dirección correcta, ¿cómo es posible que un hombre como Husain Al-Musallam haya sido elegido recientemente para dirigir la Federación Internacional de Natación? “Era el único candidato, ese es el problema”, dice Jean-Loup Chappelet. “Son las federaciones nacionales las que deciden a quién votan. Deberían estar convencidos de la necesidad del cambio, pero como dicen, a los pavos no les gusta la Navidad”.

Mark Pieth, antiguo profesor de derecho penal de la Universidad de Basilea y experto en la lucha contra la corrupción, ha participado en las reformas de la FIFA. Se muestra bastante crítico. “La FIFA ha adoptado por fin un nuevo código ético y otras normas internas bastante modernas, pero al mismo tiempo ha expulsado al supervisor independiente y al comité de ética, que han sido sustituidos por amigos o incompetentes”, lamenta. “Con las personas equivocadas, un buen texto puede convertirse rápidamente en un tigre de papel”. Aunque cree que “el comité de ética del COI ha mejorado”, considera que la corrupción es “sistémica” en algunas federaciones. “No debemos olvidar que los votantes de las federaciones internacionales proceden de todo el mundo y que la corrupción es la norma en un gran número de países”, aseguró.

El COI barre

Cuando los dirigentes de las federaciones se vuelven absolutamente indefendibles desde el punto de vista de la opinión pública, el COI se encarga a veces de hacer limpieza. Este fue el caso de la reelección del jeque kuwaití Ahmad Fahad Al-Sabah (mencionado anteriormente en el contexto de una investigación en EE.UU. por “presuntos chantajes y corrupción vinculados a la FIFA”) como presidente de la Federación Asiática de Balonmano (AHF) el pasado noviembre. Sin embargo, este último acababa de ser condenado dos meses antes, en septiembre de 2021, a 15 meses de cárcel por el Tribunal Penal de Ginebra por falsificación de documentos.

Según el medio de comunicación Inside the GamesEnlace externo, el COI intervino ante la Federación Internacional de Balonmano (FIB), con sede en Basilea. Esta última confirmó a SWI swissinfo.ch que se había “puesto en contacto con la Federación Asiática de Balonmano (AHF) (…), cuestionando la candidatura” del jeque. A pesar de ello, este último fue elegido para dirigir la organización con sede en Kuwait, pero, como señala la FIB, inmediatamente después de su elección “decidió abandonar voluntariamente la presidencia de la AHF desde el día de la elección hasta nuevo aviso”. 

Sin embargo, incluso cuando ruedan cabezas, los problemas de gobernanza suelen persistir. Es el caso de la FIFA, donde el expresidente Sepp Blatter dimitió tras verse implicado en un pago ilícito de 2 millones de francos a su antiguo asistente, el francés Michel Platini. Fue sustituido por el suizo Gianni Infantino, que desde entonces está en el punto de mira de la justicia suiza por sus reuniones secretas con el antiguo fiscal del país mientras la FIFA era investigada por el Ministerio Público de la Confederaeción (MPC). Reuniones que, según Gianni InfantinoEnlace externo, se organizaron para demostrar la voluntad de la FIFA de cooperar con el MPC. 

Lo mismo ocurre con la Federación Internacional de Halterofilia (FIH), recientemente creada en Lausana. Su octogenario presidente, el húngaro Tamas Ajan, dimitió en 2020, sumido en un escándalo de dopaje y corrupción. Su primer vicepresidente, el tailandés Intarat Yodbangtoey, sigue en el cargo, a pesar de ser objeto de acusaciones de corrupción en un informe publicado ese mismo año. “Se cree que el agente encargado de la compra de votos que distribuyó los sobornos de 5 000 dólares en efectivo en 2017 fue el general de división Intarat Yodbangtoey, primer vicepresidente del FIH”, recoge el informeEnlace externo en su página 87. Al ser contactada, la federación no quiso hacer comentarios.

Tamas Ajan
El húngaro Tamas Ajan dimitió como presidente de la Federación Internacional de Halterofilia (IWF) en 2020 tras un escándalo de dopaje y corrupción. Keystone / Jeff Roberson

Posibles prohibiciones profesionales

A la vista de estos repetidos ejemplos, ¿podemos realmente esperar que se acaben los problemas de gobernanza en las federaciones deportivas internacionales? El miembro del Consejo de los Estados Carlo Sommaruga cree que una solución podría ser la prohibición temporal de las actividades profesionales. “El código penal prevé prohibiciones profesionales de hasta cinco años. No lo hacemos mucho, pero podría ser más habitual”, afirma. Una suspensión permitiría apartar a algunas personas problemáticas durante unos años. 

“También podríamos considerar la aplicación de normas nacionales para las asociaciones internacionales con sede en Suiza, en particular imponiendo un requisito de probidad para los miembros de las juntas directivas de las asociaciones. Pero parece difícil encontrar una mayoría política para ello”, continúa el ginebrino. El criminólogo Mark Pieth comparte su análisis, argumentando que tal medida ya fue rechazada hace una década. “En la década de 2010, el Consejo de Europa propuso supervisar las federaciones deportivas internacionales, pero se topó con la falta de voluntad del Parlamento suizo. El lobby deportivo lo vetó, temiendo que estas asociaciones se fueran”, lamenta.

¿Qué imagen para Suiza?

La cuestión de la imagen de Suiza, que preocupaba a la Oficina Federal del Deporte hace diez años, sigue siendo relevante. ¿La presencia de estas federaciones en suelo suizo corre el riesgo de dañar la reputación del país? “Al contrario”, responde Philippe Leuba. “Si nos guiamos por el ideal deportivo, bien podemos tenerlos aquí: es una baza ética adicional”. En lugar de insistir en la polémica, Leuba prefiere ver el deporte como un factor de promoción de la paz. “Por ejemplo, nunca se ha hablado tanto de los derechos laborales en Qatar como desde que se le concedió la Copa del Mundo a ese país. A veces también es necesario rendir homenaje al trabajo realizado por las federaciones deportivas internacionales.

Carlo Sommaruga considera que los escándalos ocurridos en federaciones como la de voleibol, que “pasan un poco desapercibidos debido a su menor perfil mediático”, son “menos preocupantes para la reputación de Suiza” que los escándalos relacionados con la FIFA, la UEFA o el COI, que están “bajo constante presión mediática e implican enormes sumas de dinero”. En este sentido, el juicio contra la FIFA sigue en su mente. El hecho de que este juicio se haya cerrado en Estados Unidos y de que haya personas condenadas, mientras que en Suiza aún no se ha nombrado al fiscal, daña la imagen de Suiza y deja la impresión de ser una república bananera”, se lamenta. Hace que uno se pregunte si no hay un deseo no declarado en alguna parte de garantizar que nunca se dicten condenas.

En cuanto a Mark Pieth, se siente desilusionado. “Las organizaciones deportivas aportan cierto prestigio a Suiza, pero la presencia de algunas, como la FIFA, o incluso el COI, muy cercano a ciertos dictadores, podría tener el efecto contrario. El criminólogo duda, sin embargo, de que esto pueda perjudicar realmente la imagen del país. “Hemos vivido muchas situaciones embarazosas en el pasado por aceptar dinero de dictadores, oro de nazis o actualmente por hacer la vista gorda en el comercio de materias primas. Nada de esto nos ha inquietado nunca”.

El tiempo dirá si la próxima década traerá más serenidad a las federaciones deportivas.

Traducido del francés por José M. Wolff

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