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“Aprendí qué tan cruel puede ser la guerra”

Carla del Ponte, fiscal saliente y futura embajadora de Suiza. (Bild: ICTY)

La fiscal general del Tribunal Penal Internacional de La Haya para los crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia, Carla del Ponte, deja su puesto a fines de año, tras ocho años de labor. Será la embajadora de Suiza ante Argentina.

Lamentablemente, la gente es capaz de una violencia atroz, explica a swissinfo. Por ello la importancia de una justicia competente en los ámbitos nacional e internacional.

swissinfo: A finales de año abandona usted La Haya. ¿Cuál es su sentir al respecto?

Carla del Ponte: Estoy dispuesta a seguir mi camino. Realizo esta labor desde hace ocho años y me alegro del nuevo desafío.

swissinfo: ¿Cómo califica los resultados de su desempeño en esta tarea que está por terminar? ¿Logró lo que quería?

C.d.P.: Mis compañeros y yo logramos mucho: establecimos 63 acusaciones y arrestamos a 91 inculpados. A 44 de ellos se les abrió y concluyó un procedimiento penal. Entre otros puntos, pudimos comprobar que en Srebrenica se perpetró genocidio, que en la ex Yugoslavia se aplicaron las violaciones como instrumento de terror durante la guerra y que los delitos contra la población civil durante el estado de sitio en Sarajevo eran castigados con la pena máxima.

Perseguimos penalmente a un jefe de Estado en funciones, a un ministro, a un jefe de la Defensa, a un jefe de la Policía y a un político de alto rango. Gracias a nuestro trabajo ya no está en duda la posibilidad de demandar judicialmente a los criminales de guerra.

El Tribunal hizo justicia en favor de miles de víctimas, les dio la palabra. Más de 3.500 personas acudieron ante el Tribunal para dar su testimonio. El Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) alentó a la justicia de la otrora Yugoslavia a continuar con su labor, a colaborar con las autoridades locales e incentivó las reformas de la justicia en ese país.

También el Tribunal de La Haya contribuyó al desarrollo del derecho internacional y estimuló la creación de otras cortes internacionales como la de Ruanda, la de Sierra Leona y la de Camboya.

swissinfo: Usted llevó a Slobodan Milosevic ante el Tribunal pero no pudo arrestar ni al líder serbobosnio, Radovan Karadzic ni al jefe del Ejército, Ratko Mladic. ¿Esto la decepciona?

C.d.P.: Espero aún que pronto sean arrestados.

swissinfo: ¿Por qué no logró usted detenerlos?

C.d.P.: En primer lugar, el Tribunal no cuenta con una unidad policial propia que pueda efectuar detenciones. El hecho de que Mladic y Karadzic aún estén libres se debe sobre todo a que la comunidad internacional y el nuevo gobierno desaprovecharon el momento inmediato tras la guerra para capturarlos.

Apenas ahora, a finales de 2007 -doce años después de la guerra, seis años tras la caída de Milosevic y nueve meses después de que el Tribunal Internacional decidiera la responsabilidad de Serbia en el genocidio de Srebrenica- parece que Serbia tiene la intención política de arrestar a Mladic.

swissinfo: ¿Recibió suficiente respaldo de la Unión Europea y de Estados Unidos?

C.d.P.: Hubo grandes diferencias a lo largo de estos años. A veces se trató de un gran apoyo, en otras ocasiones era insuficiente. Sin el respaldo de la comunidad internacional no podemos cumplir nuestro mandato.

En los últimos años, el condicionamiento de la Unión Europea – para dar su apoyo financiero o para respaldar la membresía de Serbia en una organización internacional sólo en caso de ayudar al TPIY – demostró su eficacia para obligar a las autoridades de Belgrado y de Zagreb a cumplir sus responsabilidades internacionales y a colaborar con el Tribunal.

Gracias a esa política, la mayoría de los más de 30 fugitivos detenidos en los últimos tres, cuatro años, pudo ser trasladada a La Haya. Contamos con que la Unión Europea mantenga su exigencia a Serbia de establecer una colaboración plena con el Tribunal como condición para su eventual ingreso al grupo de la Europa Unida.

swissinfo: Tratar con masacres, actos crueles, criminales de guerra potenciales pertenece a su trabajo cotidiano. ¿Ha cambiado con ello su actitud hacia la gente?

C.d.P.: Aprendí qué tan cruel puede ser la guerra; sin embargo, esto no ha influido en mi opinión sobre la gente. Cuando vemos el acontecer mundial, comprobamos lamentablemente que la gente en todas partes es capaz de protagonizar una violencia atroz.

Por ello la importancia de una justicia competente tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

swissinfo: Este verano dijo usted en una conferencia de prensa en Bruselas: “No soy diplomática”. Ahora será usted embajadora de Suiza en Argentina. ¿Puede explicar esa contradicción?

C.d.P.: No veo en ello ninguna contradicción. Como fiscal no puedo ser diplomática. Como embajadora desempeñaré mis deberes diplomáticos lo mejor que pueda.

swissinfo: ¿Cómo puede volverse diplomática la Carla del Ponte que conocemos hasta ahora?

C.d.P.: Otro mandato conlleva otras obligaciones.

swissinfo: En la última década debió temer siempre por su vida. Usted pertenece al grupo de las personalidades suizas más protegidas. ¿Seguirá siendo el caso en Argentina?

C.d.P.: Esa decisión está en manos de los gobiernos de Suiza y de Argentina.

Entrevista swissinfo, Gaby Ochsenbein
(Traducido del alemán por Patricia Islas Züttel)

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas fundó el 25 de mayo de 1993 el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY). En diciembre de 1994, este organismo, con sede en La Haya, inició sus actividades.

Es responsable de perseguir a los autores de crímenes graves cometidos desde 1991 en el territorio de la otrora Yugoslavia.

Especial interés despertó el proceso iniciado en febrero de 2002 contra Slobodan Milosevic, el presidente de Yugoslavia y después de Serbia. Milosevic murió poco antes del cierre del procedimiento penal en su contra en marzo de 2006.

Aún son fugitivos de la justicia el líder de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic y el general Ratko Mladic, comandante del Ejército de la República Serbia (de Bosnia).

Nació en 1947 en Bignasco, en el cantón suizo del Tesino.

Estudió Derecho Internacional en Berna y Ginebra, en Suiza; y en Gran Bretaña.

En 1981, después de dedicarse varios años a la abogacía, fue nombrada juez instructora del cantón del Tesino y en 1985 asumió la procuraduría general del Ministerio Público de ese cantón.

Su trabajo fue reconocido por su lucha contra el lavado de dinero, la criminalidad organizada y el contrabando de armas.

Del Ponte fue fiscal general de la Confederación de 1994 a 1999. Su desempeño fue calificado de forma diversa. Algunos sectores le reprocharon activismo.

En 1999, el entonces secretario de Naciones Unidas, Kofi Annan, la nombró fiscal jefe del Tribunal contra criminales de guerra de la ONU.

A finales de este 2007 abandona ese puesto.

A partir de enero de 2008 esta tesinesa de 60 años de edad se convertirá en embajadora de Suiza ante Argentina.

Traducido por Patricia Islas

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