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¿Cinco años sin OGM?

La iniciativa no impone límites a la investigación científica. Keystone

Sin conocer los riesgos, es necesario darse tiempo para reflexionar, arguyen los autores de la propuesta para una moratoria, sobre la que votará el pueblo suizoel 27 de noviembre.

Empero, su llamado a la prudencia se estrella contra el rechazo de los medios cercanos a la investigación y la economía.

Lanzada a raíz de la inquietud de las organizaciones de defensa del medio ambiente y de los consumidores, la iniciativa “por alimentos producidos sin manipulaciones genéticas” pretende prohibir el empleo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en la agricultura suiza durante cinco años. Esta prohibición se aplicaría tanto a las plantas como a los animales.

Empero, no incluiría los productos agrícolas terminados e importados por el país. Suiza podría importar, por ejemplo, soya transgénica para la alimentación o el forraje.

Principio de precaución

Los partidarios de la moratoria opinan que en el estado actual de la ciencia no es posible señalar con certeza cuál sería el efecto de los OGM en la naturaleza. De ahí que se pronuncien movidos por el principio de la precaución, dado que la diseminación de tales productos tendría efectos irreversibles.

Los opositores subrayan, por su parte, que pese a los muchos años de estudios, los científicos no han hallado nada que pruebe la supuesta nocividad de los OGM. En cuanto a los eventuales riesgos, estiman que son suficientemente tomados en cuenta por las actuales leyes suizas en materia de ingeniería genética.

Esa legislación prohíbe la utilización de animales transgénicos en la agricultura. En cuanto a las plantas genéticamente modificadas, sólo permite su uso luego de un largo proceso de homologación de alrededor de cinco años, es decir, el mismo tiempo que la moratoria. Además, ninguna demanda de homologación ha sido presentada hasta este momento.

En tales circunstancias, la iniciativa les parece inútil. Los partidarios, sin embargo, consideran que la actual legislación es insuficiente. Una moratoria es pues necesaria puesto que, añadida a los cinco años de homologación, da un respiro de 10 años frente a los OGM. Y en ese tiempo se tendrá seguramente una idea más clara sobre el efecto a largo plazo de los productos genéticamente modificados.

Ciencia y economía

El texto de la iniciativa no alude al campo de la investigación. A primera vista, los científicos no están concernidos por la moratoria, lo que no impidió a un centenar de entre ellos la firma de un manifiesto contra la moratoria.

Los investigadores temen que la medida sea interpretada de manera errónea, lo cual dificultaría los financiamientos públicos y privados. Más aún, ante la decepción de no poder aplicar sus conocimientos, los especialistas podrían establecerse en otros países, lo que redundaría en una pérdida para la plaza científica suiza.

Los medios económicos combaten también la moratoria. Además de los problemas de pérdida de competitividad, estiman que una medida semejante contraviene las reglas internacionales del comercio. Para ellos, los productos OGM no pueden ser prohibidos sin presentar pruebas de su nocividad.

Para los partidarios de la moratoria un argumento semejante no es válido. El pueblo suizo tiene el derecho a decidir la prohibición de los productos si considera que son peligrosos o insanos.

Un escrutinio abierto todavía

En el terreno político, el conjunto de la izquierda apoya con firmeza la moratoria. Para la derecha, el asunto no es tan claro. Los tres partidos de esa tendencia representados en el gobierno apoyan oficialmente el ‘no’ a la iniciativa; sin embargo, algunas secciones cantonales y algunos parlamentarios de la Unión Democrática del Centro (UDC) y del Partido Demócrata Cristiano (PDC)defienden el ‘sí’.

Hay que decir que, por tradición, estos dos últimos partidos están bien implantados en los medios agrícolas y que las organizaciones campesinas apoyan la iniciativa. Estiman que esa medida podrá contribuir a acercar aún más la agricultura suiza a la naturaleza y, con ello, a los consumidores.

En efecto, en Suiza, como en otros países europeos, diferentes sondeos han evidenciado que los consumidores no quieren oír hablar de los OGM. Pero eso no significa necesariamente que los ciudadanos van a aceptar la moratoria. El 47% de las personas interrogadas durante una reciente encuesta se dijo a favor de la moratoria y 36% en contra.

La ventaja está pues en el campo del ‘sí’, pero los indecisos (17%) podrían marcar la diferencia. La respuesta: el 27 de noviembre.

swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

La iniciativa de referéndum para una moratoria de cinco años en el empleo de OGM fue lanzada por organizaciones de defensa del medio ambiente y de los consumidores.

Está respaldada por 120.000 firmas.

La iniciativa fue rechazada por ambas cámaras legislativas.

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