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“El ébola es una de tantas enfermedades desatendidas”

Freetown, Sierra Leona: un trabajador sanitario desinfecta la zona en la que se encuentra un hombre sospechoso de haber contraído el virus del Ébola. Keystone

Los ensayos clínicos de dos vacunas contra el ébola tendrán lugar en Suiza. ¿Por qué se tardó casi 40 años en hallar un antídoto contra el virus que azota África Occidental? Es la pregunta que formulamos a Marcel Tanner, director del Instituto Tropical y Salud Pública, en Basilea.

Con más de 6.000 casos en África Occidental, la de este año es la peor epidemia de ébola en la historia. Ante la situación de emergencia, es imperativo encontrar cuanto antes una vacuna que cumpla las normas éticas y clínicas, y proteja, ante todo, al personal sanitario, sostiene Marcel Tanner, responsable del Instituto Tropical y Salud Pública de Basilea.Enlace externo

swissinfo.ch: La semana pasada, la Oficina Federal de Salud Pública comunicó el primer caso sospechoso de ébola en Suiza. Las primeras pruebas parecen indicar que se trata de una falsa alarma. ¿Le preocupa que se detecte un caso de ébola en Suiza?

Pruebas de dos vacunas en Suiza

La Organización Mundial de la SaludEnlace externo (OMS) ha identificado dos vacunas prometedoras para luchar contra la epidemia de ébola.

La primera es un adenovirus encontrado en chimpancés que han desarrollado las autoridades sanitarias de Estados Unidos y la farmacéutica GlaxoSmithKline. La segunda, un virus de la estomatitis vesicular, cuya licencia está en manos de la estadounidense NewLink Genetics.

Los ensayos clínicos de las dos vacunas se harán en un centenar de personas en Lausana y Ginebra. Pero se necesita la autorización previa del Instituto Suizo de Productos Terapéuticos (swissmedic) y de la Comisión de Ética.

Marcel Tanner: No. El caso de LausanaEnlace externo demuestra que nuestro sistema de salud está capacitado para hacer frente a la situación. Se actuó correctamente y, si las pruebas ulteriores dieran positivo, se adoptarán todas las medidas necesarias.

Hace veinte años tuvimos un caso de ébola en Basilea. Entonces, como hoy, no existían vacunas ni medicamentos. Pero sabemos que con pequeñas medidas, por ejemplo, el aislamiento y el cuidado de la higiene, también podemos reducir la tasa de mortalidad.

swissinfo.ch: El riesgo de que el virus se propague en Europa es entonces mínimo…

M.T.: Exactamente. Nuestros sistemas de salud son capaces de afrontar el problema. En este contexto, es interesante citar el caso de Nigeria, donde no se han registrado nuevos casos de infección desde hace tiempo. Se adoptaron rápidamente las medidas correctas. Así que se puede frenar la propagación del virus incluso en un sistema de salud que está lejos de ser perfecto.

swissinfo.ch: Los ensayos clínicos de dos vacunas en humanos se realizarán seguramente en Ginebra y Lausana. ¿Por qué esta etapa decisiva se desarrollará precisamente en Suiza?

M.T.: Así lo ha querido la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tiene sede en Ginebra. Es el mejor modo para probar las vacunas en condiciones estrictamente idénticas y comparar los efectos. Además, nuestros hospitales universitarios disponen de las plataformas adecuadas para efectuar las pruebas. El objetivo de los ensayos clínicos es determinar si la vacuna es capaz de provocar una reacción inmunitaria en el ser humano.

swissinfo.ch: ¿Qué decir de los eventuales efectos colaterales que pueden surgir años más tarde?

Marcel Tanner dirige el Instituto Tropical y Salud Pública de Basilea. SRF

M.T.: Es un riesgo que tenemos que correr. No hay que pensar exclusivamente en el aspecto de la seguridad, de lo contrario no daremos con ningún medicamento. Le cito un ejemplo: Hace cinco o seis años tuvimos que suspender un fármaco contra la enfermedad del sueño en el Congo, debido a los extraños efectos colaterales que comportaba. El resultado es que hoy la enfermedad se cura con un medicamento desarrollado hace 50 años y que mata entre 2 y 5 de cada 100 pacientes.

Cuando sopesamos los riesgos de la vacuna contra el ébola también tenemos que tener en cuenta los beneficios y la situación de emergencia.

Queremos vacunar cuanto antes al personal sanitario. El mayor problema, además de las muertes por ébola, es que el virus está colapsando los sistemas de salud. Y es un problema enorme, porque el personal de los hospitales de periferia ya no se fía y no acude a trabajar. Faltan indumentaria de protección, desinfectantes. ¿Quién va a querer trabajar en semejantes condiciones?

swissinfo.ch: La primera epidemia de ébola se remonta a 1976. Han pasado casi cuarenta años y no se ha encontrado una vacuna o un medicamento. ¿Cómo es posible?

M.T.: El ébola es una de tantas enfermedades desatendidas, entre ellas la enfermedad del sueño y las enfermedades parasitarias. La iniciativa DNDiEnlace externo que promueve Médicos sin FronterasEnlace externo [cuyo objetivo es desarrollar medicamentos para las enfermedades olvidadas] ha hecho mucho. En la lucha contra la malaria se invierten mil millones de dólares al año. Si dispusiéramos de otros mil millones, se habría incluido el ébola en esta iniciativa.

Siempre hemos considerado el ébola como una epidemia de menor alcance, porque puede contenerse con medidas de higiene y cuarentena. Es lo que se hizo en la República Democrática del Congo hace unos veinte años para luchar contra una variante muy agresiva del virus. Nadie decía que necesitábamos un medicamento, porque las medidas sanitarias eran suficientes. Pero ahora la situación es diferente.

Contenido externo

swissinfo.ch: En los últimos meses han aparecido, de repente, varias vacunas y tratamientos potenciales contra el ébola. ¿Estos fármacos estuvieron bajo llave en un cajón o los científicos han sido especialmente rápidos?

Tasa de mortalidad superior al 70%

La mayoría de las personas que se han contagiado en esta epidemia tienen entre 15 y 44 años. La tasa de mortalidad es del 70,8%, según un análisis que publicó el 23 de septiembre el ‘New England Journal of MedecineEnlace externo’ y que considera una parte de los casos registrados hasta el 14 de septiembre de 2014.

La evolución de la infección y el periodo de incubación (11,4 días en promedio) son similares a los que se observaron en el pasado, indica el artículo.

La epidemia, que azota sobre todo a Guinea, Sierra Leona y Liberia, podría causar hasta 20.000 muertos, advierte la OMS.

M.T.: En primer lugar, cabe subrayar que siempre hay científicos, lejos de los reflectores, que avanzan en sus trabajos, especialmente en el campo de los virus hemorrágicos, entre los que se incluye el ébola. Y en segundo lugar, está toda la cuestión del bioterrorismo: Los estadounidenses ya disponían de un tratamiento proveniente de la investigación militar.

swissinfo.ch: Se podría pensar también que la industria farmacéutica se ha desentendido de las enfermedades que no generan beneficios…

M.T.: Es lo que cree mucha gente y lo que creía yo en los años 1990. Pero luego, con la creación de la DNDi, se reforzó la colaboración entre la industria y el sector público. Es cierto, no todas las empresas farmacéuticas ponen el mismo empeño. Pero el sector público también tiene la responsabilidad de establecer prioridades.

La única crítica válida es que hubiéramos podido obtener resultados más rápido. Pero se puede hacer el mismo reproche al mundo académico. Quizás no hemos insistido lo suficiente para atraer la atención sobre esta enfermedad. Esto se debe a que el problema del ébola es menor respecto a otras enfermedades. Es un virus desatendido entre muchos otros.

Reitero: Es siempre una cuestión de prioridades, sobre las cuales debe haber un debate en la sociedad. Hay que encontrar un consenso para establecer en qué queremos invertir. Necesitamos, por ejemplo, una vacuna contra el Alzheimer u otros fenómenos del envejecimiento. ¿Por qué no se hace nada?

swissinfo.ch: ¿Para qué otros virus necesitaremos urgentemente una vacuna?

M.T.: Para el dengue, una enfermedad que se suele olvidar. La vacuna experimental tiene una eficacia limitada de alrededor del 50%. No es suficiente. Y creo que también para el paludismo, que cada minuto se cobra una vida en el mundo.

Traducción del italiano: Belén Couceiro

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