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“Hola Einstein, me gusta tu caligrafía”

Reproducción de fotos colgadas en la casa de Einstein, en Berna. swissinfo.ch

En 2005 se cumple el centenario de la teoría de la relatividad y los 50 años de la muerte del físico, considerado fundador del concepto científico y filosófico moderno del mundo.

La casa de Einstein en Berna, donde nació la teoría de la relatividad, es un museo muy visitado, sobre todo por extranjeros.

“Hola Einstein, también mis cabellos están tan desaliñados como los tuyos. Me gusta tu caligrafía desordenada, pero lo que cuenta es tu genio. Es enorme tu contribución al conocimiento y a la humanidad”. Estas son palabras escritas por una turista extranjera en el libro de oro del Museo Einstein de Berna, en el número 49 de la centralísima calle Kramgasse donde el científico vivió durante 7 años.

Los años vividos en Berna son considerados como los más fecundos de su vida y la teoría de la relatividad específica vió la luz en la capital federal suiza. “Qué período tan bello!”, escribió el Premio Nobel en sus memorias cuando se había convertido en símbolo universal de la aspiración del hombre al conocimiento.

Al parecer Einstein apreciaba mucho la tranquila ciudad suiza, con sus largas arcadas bajo las cuales se lo veía pasear absorto ataviado con un par de zapatillas verdes.

Un alumno no muy bueno

Nacido el 14 de marzo de 1879, en Ulm, Alemania del sur, hijo de padres hebreos, Einstein llegó a Suiza a los 16 años de edad, en la primavera suiza de 1895, a la ciudad de Aarau.

En 1901 le fue concedida la ciudadanía suiza. En el gimnasio fue un buen alumno, pero no el mejor. Con dificultad aprobó los exámenes de ingreso en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, ETH, donde estudió matemáticas y física. Llegó a Berna, sin dinero, en febrero de 1902. Se las arregló dando lecciones privadas y después trabajando en la Oficina de Patentes de la Confederación suiza.

Después de las inseguridades de casi dos años de desocupación, este empleo no muy exigente, pero tampoco muy aburridor, le proporcionó la tranquilidad mental necesaria para desarrollar su actividad creativa.

Dos cerebros y un refugio

Un año después de haber obtenido el puesto de trabajo pudo alquilar el apartamento que hoy es sede del Museo. En el segundo piso, con vistas sobre una de las más bellas calles de Berna, el piso, más bien pequeño y modesto, sirvió de escenario para el encuentro de la vida privada y del trabajo teórico de Albert Einstein. Allí vivió, con su esposa Mileva Maric, ex compañera de estudios, cuya silenciosa inteligencia amaba, y luego con su hijo Albert.

Academia Olimpia

Causa ternura pensar en este genio que, después de su trabajo y en el tiempo libre, preparaba algunas de las teorías fundamentales de la física moderna mientras, en el fondo del corredor de su piso, dormía su hijo, su ‘pollito’ como lo llamaba en una carta enviada a un colega donde explica que estaba elaborando tesis ‘revolucionarias’.

En honor de la verdad debe señalarse que en diversas biografías Albert Einstein no es descrito como un padre o un marido modelo, aunque durante sus primeros años, el ‘pollito’ no debió lloriquear muy fuerte durante las noches, cuando Einstein se reunía con sus amigos, en particular con Maurice Solvine y Conrad Habicht, con quienes había fundado la llamada ‘Academia Olímpia, destinada a discutir problemas filosóficos y científicos.

EN el apartamento no sólo la habitación del hijo era prácticamente un doble fondo entre los cuartos principales, sino que la cocina y el baño debían ser compartidos por los Einstein con sus vecinos en el rellano. Algo muy normal a comienzos del siglo XX.

Fin de siete años admirables

En 1907, impulsado por sus amigos, Einstein se presentó como candidato a profesor en la Universidad de Berna. Un año después obtuvo la docencia privada en física teórica. Sin embargo, en 1909, ya reconocido como uno de los más importantes físicos de su época, se trasladó a Zúrich donde consiguió la cátedra de física teórica.

Su carrera académica continuó en Praga y nuevamente en Zúrich, donde, en 1912, enseñó en el Politécnico Federal. Entre 1914 y 1933 se estableció en Berlín, ciudad que abandonó cuando llegó el nazismo, antes de instalarse en los Estados Unidos.

Einstein, sin embargo, nunca olvidó sus años suizos. Aunque hubiera obtenido la ciudadanía estadounidense, siempre dio mucha importancia a su pasaporte helvético que hizo renovar regularmente.

En 2003, el Museo adquirió este pasaporte en una subasta. El documento será expuesto por primera vez al público en 2005, año del centenario de la teoría de la relatividad y del cincuentenario de la muerte de Albert Einstein.

El padre de la física moderna murió en abril de 1955 a los 75 años de edad, después de una vida dedicada a la ciencia y a la causa de la paz.

swissinfo, Rafaella Rossello
(Traducción: Jaime Ortega)

Albert Einstein vivió en Berna desde 1902, hasta 1909.
Su casa es hoy un museo visitado por turistas de todo el mundo.

Albert Einstein llegó a Suiza en 1895, obtuvo la ciudadanía helvética en 1901.
Trabajó en la Oficina Federal de Patentes.

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