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“Israel es un refugio para todos los judíos”

Rolf Bloch califica de trágica la situación política en Oriente Próximo. swissinfo.ch

El Estado de Israel se fundó hace 60 años. Rolf Bloch, el antiguo presidente de la Federación Suiza de Comunidades Israelitas (FSCI) relata sus remembranzas.

A pesar de la situación casi desesperada, cree en la solución del conflicto en Oriente Próximo. Entrevista.

swissinfo: Cuando se fundó el Estado de Israel, usted tenía 18 años. ¿Qué recuerda de ese acontecimiento que se produjo hace 60 años?

Rolf Bloch: Fue un momento histórico. Durante dos mil años no existía en esa región un Estado judío. He tenido la suerte de vivir cómo volvió a renacer su historia, por lo menos es así como percibí en aquel entonces.

swissinfo: ¿Celebró usted la proclamación de la independencia el 14 de mayo de 1948 en Suiza?

R. B.: Nosotros en Berna no éramos sionistas incondicionales en el sentido nacionalista del término. Lo percibimos más bien como acontecimiento histórico. Además, casi no tuvimos la oportunidad de celebrarlo porque pronto estalló la guerra de independencia.

No sabíamos si el joven Estado iba a conservar su independencia. Parecía más bien que se iba a imponer una hegemonía contra Israel. Por eso no había motivo para celebrarlo, el sentimiento general era más bien de temblor.

swissinfo: El Estado de Israel recibió hasta comienzos de los años 70 mucha simpatía y apoyo, también por parte de Suiza. ¿Se sintió usted orgulloso en aquel entonces?

R.B.: Sí, por supuesto. El hecho de que los judíos tuviéramos un refugio tras el largo período de persecución en Europa nos dio la sensación de seguridad.

Afortunadamente, Suiza se salvó. Empero, no sabíamos si todo iba a comenzar de nuevo. El hecho de que existiera un país adonde todos los judíos podían ir, nos llenaba de satisfacción.

Además, uno se podía identificar con ese pequeño país que logró defenderse al igual que Suiza durante la Segunda Guerra Mundial.

Con la fundación del Estado, los judíos —que durante mucho tiempo habían sido rehuidos por la sociedad— mostraron que eran capaces de gobernar un Estado, hacer prosperar un país y defenderse como soldados.

Todo esto les ayudó a ganar respeto y simpatía, lo cual también influyó en los judíos suizos.

swissinfo: Después se produjo un cambio brusco en la opinión pública: cada vez con mayor frecuencia se criticaba la política de colonización y ocupación de Israel, también en los medios de comunicación. ¿Cómo vivió usted esta situación?

R. B.: En estas circunstancias se impuso, en cierta medida, la tristeza, como en una tragedia griega. Las condiciones fueron tales que este Estado tenía que defenderse si quería seguir existiendo. Pero no ha podido o no ha querido encontrar el camino de la solución.

Tanto del lado árabe como israelí existían fuerzas que se opusieron a una solución pacífica. En un clima semejante era difícil encontrar un camino que condujera a una solución duradera. No existía un Estado palestino. Por eso, lógicamente, nos faltaban los interlocutores.

swissinfo: ¿Usted ve alguna salida a la situación en Oriente Próximo?

R.B.: De momento no soy capaz de ver una solución, aunque creo que tiene que haber una. No se puede vivir en un clima semejante, ni en un lado ni en el otro.

La mayoría de los israelíes quieren una solución, pero están confundidos después de todo lo que han tenido que vivir. No saben si pueden fiarse de la paz.

Yo soy partidario de la solución biestatal. Es una cuestión de tiempo hasta que encontremos el camino para llegar allí y vencer la gran desconfianza que se ha acumulado en ambas partes. La paz no se instalará de un día para el otro.

swissinfo: En su opinión, ¿cuál será el futuro de Israel?

R. B.: Es imposible hacer un pronóstico. No veo en qué dirección apuntan las líneas de la evolución. Siempre que pensaba que habíamos avanzado, hubo retrocesos, y por un instante se disiparon todas las esperanzas.

Pero yo no creo que el Estado de Israel vaya a desaparecer. Se ha trabajado mucho. El Estado posee aspectos positivos. Aporta algo a esa región que puede tener repercusiones positivas, si algún día llegamos a la paz.

swissinfo: El titular del ‘Tagesanzeiger’, de Zúrich, del 21 de abril de 2008, decía: “Ejército combate casas de huérfanos. Israel destroza obras sociales islámicas en Hebrón. Huérfanos y gente menesterosa son las víctimas”. ¿Qué le pasa por la mente al leer noticias como éstas?

R.B.: Visité Hebrón hace dos años y traté de comprender lo que estaba pasando. Esa tensa situación que hay allí me entristeció. Hebrón es un lugar histórico para judíos y musulmanes, es una tumba de la familia de Abraham.

Es por eso que hay judíos fanáticos que quieren vivir allí y echar a los demás. Esto me repugna. El problema de Hebrón es precisamente uno de los motivos por el que tendríamos que buscar un equilibrio.

Si leo noticias o veo imágenes de este tipo, tengo desde luego un mal sentimiento, pero no me siento responsable. Ya soy más prudente: hay que cuestionar las imágenes. Pueden ser engañosas, fingidas o estar colocadas fuera de su contexto. Eso nunca se puede saber.

swissinfo: Usted es suizo y judío, como otras 20.000 personas en este país. ¿Se siente usted también israelí, es decir, ciudadano con doble nacionalidad?

R. B.: No me considero ciudadano de doble nacionalidad. En Suiza puedo hacer uso de mis derechos políticos, en Israel no. A lo mejor tengo una doble sensibilidad: puedo representar muy bien el punto de vista suizo y el punto de vista judío gracias a Israel.

Mi condición de ciudadano suizo no me impide tener estrechos lazos culturales y sentimentales con Israel. El judaísmo es para mí una cultura, e Israel es un foco de esta cultura. Es por eso que me siento tan próximo a Israel.

Entrevista swissinfo: Gaby Ochsenbein
(Traducción del alemán: Antonio Suárez Varela)

1930: nace en Berna.

Estudia Derecho en la Universidad de Berna.

1954: se incorpora en la empresa familiar Chocolats Camille Bloch S.A. en Courtelary.

1970-1998: es director general y presidente del consejo de administración de la empresa.

2005: dimite de su cargo de presidente del consejo administrativo.

1992-2000: ocupa la presidencia del Fondo Especial para las Víctimas del Holocausto.

El establecimiento del Estado de Israel se desenvuelve en estrecha colaboración con Suiza. El primer Congreso Sionista tiene lugar en 1887 en Basilea. Otros 15 congresos más se celebran en Suiza.

El 15 de mayo de 1948 se consuma el mandato británico en Palestina. David Ben Gurión, primer ministro del país, declara un día antes la independencia de Israel.

Gurión se basa en una resolución de la ONU que prevé la división de Palestina Occidental en un Estado judío y un Estado árabe. Los árabes rechazan este plan desde el inicio. Poco después estalla la guerra.

Suiza reconoce en 1949 el nuevo Estado y abre un consulado en Tel Aviv que en 1958 se convierte en embajada.

La colonia suiza en Israel integra a 12.000 personas. Es la más cuantiosa en el continente asiático.

Israel es uno de los más importantes mercados de exportación de Suiza en Oriente Medio.

Suiza trabaja para llegar a una solución pacífica en el conflicto de Oriente Medio y lucha para que se respete el derecho internacional humanitario.

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