“Podemos aprender de los aborígenes australianos”

Pedro Zwahlen, embajador de Suiza en Australia, y Yasmine Chatila Zwahlen, embajadora de Suiza en el Pacífico. ©FDFA

El embajador suizo en Australia, Pedro Zwahlen, deja Canberra después de cinco años. ¿Cuál es el balance que hace de estos dos países tan diferentes?

SWI swissinfo.ch: ¿Qué fue lo que más disfrutó durante sus cinco años en Australia?

Pedro Zwahlen: La franqueza y la amabilidad de la gente. Los australianos tienen un contacto directo y jovial con todas las personas que conocen, y son cercanos, sin prejuicios. Y luego la inmensidad de la naturaleza salvaje, que me pareció sumamente impresionante, así como la cultura humana más antigua que aún existe en el mundo, la de los primeros pueblos australianos, los aborígenes.

¿Qué es lo que menos le ha gustado?

Los megaincendios que presenciamos a principios de 2020. Canberra estaba en estado de emergencia, la embajada trabajaba en modo de crisis. La amenaza directa del fuego y la exposición al humo durante semanas fue una experiencia que cambió la vida de todo el equipo.

En realidad, los incendios forestales son un fenómeno natural en Australia. Pero los acontecimientos inducidos por el cambio climático y los cambios en el paisaje están provocando incendios gigantescos a una escala completamente diferente.

Ha mencionado la naturaleza y el entorno únicos. ¿Qué zonas le han impresionado más? 

Lo que más me impresionó fueron las regiones áridas del país. Hay plantas y ecosistemas enteros que no solamente están completamente adaptados a la sequía, sino también a los incendios forestales controlados. No tenía ni idea antes de venir a Australia. Aquí hay plantas cuyas semillas solamente emergen durante un incendio, incluso algunas llevan décadas esperando en el suelo. Por ejemplo, algunos eucaliptos o banksias.

Lo que me parece especialmente fascinante en este contexto es que los indígenas sabían exactamente qué zonas y qué plantas útiles necesitaban fuego y con qué frecuencia. De este modo, mantenían el paisaje con incendios. La colonia europea ignoraba ese conocimiento de la naturaleza local que se está recuperando hoy en día.

¿Qué puede aprender Suiza de los aborígenes australianos?

La cultura aborigen considera al hombre como una parte de la naturaleza que no debe poner en peligro ni explotar a otras especies vivas. Esa cultura ha sido la base de un sistema sofisticado y equilibrado que ha permitido la coexistencia de especies durante milenios y en el que los humanos han vivido en equilibrio con la naturaleza. Esa cultura es un patrimonio de la humanidad cuyos restos deben conservarse. Nuestra civilización moderna puede inspirarse en ella para asegurar su propia supervivencia.

Si compara los sistemas de gobierno de ambos países, ¿cuáles son las similitudes y las diferencias?

Se trata de dos democracias que siguen reglas claras a la hora de tomar decisiones. Aunque la forma de aplicar esas normas es muy diferente. Australia está organizada según el sistema tradicional de Westminster: el Gobierno por un lado y la oposición por otro. Cuando los australianos ven nuestro Consejo Federal [Gobierno], un grupo gubernamental que abarca el 80% del espectro político, nos preguntan dónde está la oposición.

Aquí es donde entra la principal diferencia: la democracia directa. En pocas palabras, Australia funciona con un sistema de reglas y competencia, mientras que Suiza lo hace con el principio de reglas y compromiso. Así, mientras que en Suiza se busca el compromiso para evitar un referéndum al final, en la política australiana se trata de competir y ganar. “El ganador se lo lleva todo”: quien gana las elecciones lo decide todo, y la oposición no puede participar. Esta competencia entre el Gobierno y la oposición caracteriza el Parlamento y la retórica de los políticos.

Suiza ha concluido un acuerdo con Australia sobre cooperación en el Antártico. ¿Qué significa esto para Suiza?

Gracias a este acuerdo, el Swiss Polar Institute y toda la comunidad investigadora polar suiza tienen acceso directo a este continente remoto. Desde el punto de vista de investigación, la Antártida es de gran interés, ya que hasta ahora prácticamente no ha sido tocada por la vida humana. El continente guarda los secretos de un millón de años de historia climática.

La Antártida puede proporcionarnos información única para muchas disciplinas de las ciencias naturales. Australia cuenta con una amplia y sólida infraestructura para llegar al continente. Hace poco se inauguró un nuevo buque de investigación. Este rompehielos es el barco más moderno de su clase en el mundo. Gracias a este acuerdo, los investigadores suizos seguirán teniendo acceso a esta infraestructura única y podrán aprovechar plenamente la Antártida y el Mar del Sur.

¿Cómo ve el futuro de las relaciones entre ambos países? 

Veo el futuro de forma muy positiva. Pronto tendremos embajadas en ambos países, lo que reforzará las relaciones de ambas partes. Estamos vinculados por una serie de acuerdos que ponen de relieve el interés mutuo en determinadas áreas. También tenemos una gran comunidad suiza en Australia, que contribuye en gran medida a la reputación de Suiza.

Mantenemos intercambios regulares entre los ministros de asuntos exteriores de ambos países, que incluso se han intensificado con la COVID. Además, gracias a los medios digitales, la gran distancia que separa a nuestros países para los debates técnicos se ha superado, al menos parcialmente. Estoy seguro de que estas intensas relaciones seguirán floreciendo y le deseo a mi sucesor en Canberra mucho éxito.