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La confianza retrocede en el mundo, ¿podrá salvarse Suiza?

Votación a mano alzada
Un estudio muestra que la confianza crece en la medida en la que participación de los ciudadanos en la política, como aquí en la asamblea (Landsgemeinde) de Glarus, aumenta. Keystone

Suiza es percibida como uno de los países más fiables a pesar de que alberga las sedes de multinacionales de  sectoresEnlace externo altamente controvertidos. Sin embargo, hay señales claras de que esta confianza se estaría debilitando tras los ‘Papeles de Panamá’ y otros escándalos corporativos que han golpeado en casa.


Vivimos en una era de desconfianza global, según las encuestas internacionales. El Barómetro de la ConfianzaEnlace externo 2018 de Edelman evidencia, por ejemplo, que la confianza se ha desplomado en el mundo entero durante los últimos años y hay pocas probabilidades de que se recupere. Veinte de los 28 mercados encuestados por esta firma son percibidos como poco fiables. Uno más que hace un año. Y Estados Unidos, en particular, ha experimentado el peor retroceso jamás visto en este barómetro.

El estudioEnlace externo atribuye la caída de EEUU al impacto que generan las frecuentes ‘noticias falsas’ (fake news) y al fracaso de las instituciones de este país para dar respuesta a temas fundamentales como la crisis de refugiados, las filtraciones de datos y los escándalos de corrupción.

Suiza a su vez es una ‘rara avis’ cuando se habla de la confianza y se analiza la percepción que la población tiene en el gobierno, las empresas y los medios de comunicación. El informe el Gobierno en un vistazoEnlace externo, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en 2017, afirma que el 80% de los ciudadanos suizos confía en su administración pública federal, dos veces más que la media de los países de la OCDE. Dicha confianza es también 17 puntos superior a la que se registraba en 2007. El Barómetro de EdelmanEnlace externo indica además que las empresas con sede en Suiza son consideradas como las segundas más fiables del mundo después de las canadienses.

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Suiza tiene dos rostros

Pero Suiza tampoco es ajena a los escándalos corporativos y a la celebración de negocios por debajo de la mesa. En 2008, el caso UBS cubrió de penumbra a todo el espectro financiero suizo y las recientes revelaciones de que SwissPost [correos suizos] manipuló sus cuentas para obtener más subsidios gubernamentales demuestran que las compañías helvéticas también pueden incurrir en actividades ilegales.

Pero, según Mark Pieth, profesor de Derecho Penal y fundador del  Instituto de Gobernanza de BasileaEnlace externo, “la ‘marca Suiza’ aún tiene peso en la percepción positiva de las empresas. Elegir Suiza como sede de una compañía aún es una apuesta segura”, dice en entrevista telefónica con swissinfo.ch.

¿Cómo podemos reconciliar los dos rostros de Suiza? Pieth afirma que existen dos puntos de vista contrastantes sobre el país y considera que Suiza debe manejarse con más tiento en el futuro. “Por un lado, es un paraíso del ultraliberalismo. Por el otro, un puerto de piratas. Y Suiza está corriendo grandes riesgos, especialmente en el sector del comercio de materias primas, las asociaciones deportivas, y el comercio de armas hacia zonas de conflicto”.

Sabe reinventarse

Si Suiza mantiene elevados niveles de confianza de la gente en la actualidad, esto se debe en gran parte a su “increíble habilidad para ayudar a las compañías a reinventarse cuando las esperanzas están perdidas”, dice Pieth y explica: “Los suizos saben aprovechar al máximo las oportunidades. Cuando las tendencias apuntan en una dirección negativa, o el país prevé grandes pérdidas financieras, el gobierno siempre pone en marcha algún mecanismo innovador. Nadie se imaginó jamás que el país eliminaría el secreto bancario y la manipulación fiscal [en favor de las empresas], pero Suiza lo hizo cuando no tuvo otra alternativa”.

Isabel Ebert, del Instituto de Ética EconómicaEnlace externo, de la Universidad de San Gall, que actualmente investiga el impacto de los macrodatos (big data) en la confianza de la gente en su sitio de trabajo, asegura que “los elevados niveles de confianza de los suizos se explican en la fe que tienen en la economía liberal y en la creencia de que todo el mundo tiene acceso a las mismas oportunidades”. Pieth coincide con esta visión de Ebert y añade que esa fe en los negocios está sólidamente arraigada en los valores protestantes de muchos suizos. “El modelo de negocios helvético es extremadamente calvinista. La gente cree que las compañías son algo muy positivo”.

En la gente confiamos

Pero hay otras razones que explican la confianza de los suizos en sus instituciones. La investigación de Edelman muestra que la confianza crece en la medida en que la participación política aumenta. Ebert explica: “La democracia directa hace sentir a los suizos que tienen voz e influencia en la política. Existe la fuerte creencia de que el gobierno, respaldado por los ciudadanos, pedirán cuentas a las empresas que den evidencia de algún comportamiento indebido”.

Ebert también atribuye parte de la confianza ciudadana al equilibrio con el que se maneja la prensa. “No hay demasiado dinero en los medios de comunicación, como sucede en Reino Unido y Estados Unidos, donde los intereses económicos influyen en la manera de informar. Los medios tampoco están tan fuertemente politizados”. Según Credit Suisse, la confianza de la población en la prensa suiza ha caído ligeramente durante los últimos años, pero sigue siendo mucho más alta que en otras naciones.

Pieth cree que parte de esta confianza generalizada tal vez sea inmerecida. “La mayoría de los escándalos corporativos en Suiza no afectan al ciudadano de a pie. Si uno pone la mirada en Zug, verá la imagen perfecta de Suiza con trenes puntuales y geranios a lo largo del lago. Pero también es el hogar de Glencore, el mayor comerciante de materias primas del mundo (actualmente investigado por el Departamento de Justicia de EEUU por lavado de dinero). Pero las repercusiones negativas de las acciones de esta multinacional no se resienten a nivel local. Los suizos casi parecen sorprendidos cuando reciben la información de las oenegés [al respecto]”.

Los problemas de confianza

Lo dicho: la confianza de la gente ofrece resultados positivos, en lo general. Pero también hay indicios de que se erosiona lentamente. Credit SuisseEnlace externo asegura que las instituciones helvéticas siguen siendo muy apreciadas, pero pierden puntos, con la excepción del Tribunal Federal [la más alta instancia judicial de Suiza] y los bancos. De las 20 instituciones mejor clasificadas, 18 experimentaron un descenso en la confianza pública durante el último año, tras un largo periodo de ascensos en este rubro.

El sólido apoyo popular hacia algunas polémicas iniciativas es prueba también de una fractura en la confianza de los ciudadanos con respecto a sus instituciones clave. En entrevista con swissinfo.ch, Alex Biscaro, de Transparencia International Suiza, afirma que el voto de la gente en favor de la iniciativa para imponer cuotas a la inmigración (2014) es un buen ejemplo de ello. La población desafío todas las advertencias del gobierno, del Parlamento y de los empresarios de que esto dañaría a la economía suiza. En definitiva, dice Biscaro, “muchos votaron a favor de frenar la libre circulación de personas porque no confiaban en que las grandes empresas cumplirían su promesa de no despedir a trabajadores suizos para contratar mano de obra más barata proveniente de otros lugares de Europa”.

El movimiento comunitario que apoya la Iniciativa para las Empresas Responsables es otro ejemplo. Biscaro explica: “Me cuesta imaginar que hace 10 o 15 años una iniciativa que impone reglas tan duras a las multinacionales obtuviera las 100 000 firmas necesarias para someter la propuesta a un referéndum vinculante”. En su opinión, el apoyo de la gente refleja la desconfianza que tienen en que las grandes firmas afincadas en Suiza –sobre todo en el sector de las materias primas– realmente cumplan con los estándares internacionales medioambientales, sociales y de anticorrupción cuando operan en países emergentes, si estos no están claramente expresados en la ley.

Algunas de las principales sacudidas a la confianza suiza en tiempos recientes han sido las revelaciones de los Papeles de Panamá, según los cuales hay abogados suizos desempeñaron un papel importante en la creación de empresas extraterritoriales (offshore) para lavar dinero o evadir impuestos. Biscaro explica que “aunque estas actividades de intermediación no eran ilegales en la legislación helvética, la gente se quedó sorprendida por el grado de opacidad y secretismo con el que se manejaban estos negocios”. Una percepción que se sumó al escándalo de sobornos en la FIFA, que puso en tela de juicio la regulación local a la que deben ceñirse las federaciones deportivas internacionales que tienen sede en Suiza.

Por otra parte, también crece la inquietud sobre la transparencia –y la falta de ella– sobre la influencia de las empresas en la política, incluida la financiación de los comités nacionales. Una evaluaciónEnlace externo realizada al Grupo Suizo de Trabajo Interdepartamental contra la Corrupción, creado hace 10 años, para confirmar su eficacia, arrojó una intensa crítica cuestionando su autonomía y los medios a partir de los cuales se financia para realizar su misión.

De acuerdo con Biscaro, si Suiza ocupa la tercera plaza en el más reciente Índice de Percepción de la Corrupción Enlace externode Transparencia Internacional es porque la gente solo tiene una percepción parcial del problema que existe. “La realidad es que solo escuchamos un pequeño porcentaje, entre el 5 y el 10%, de los casos de corrupción o mala conducta corporativa. Y esto es solo la punta del iceberg”.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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