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2008: Un año difícil para la política exterior

Protesta en Libia contra el arresto de Hannibal Gaddafi en Ginebra. Keystone

La imagen de la ministra de Exteriores velada en su visita a Teherán, la crisis diplomática con Libia, las críticas de Colombia y los ataques del ministro de Finanzas alemán: el 2008 fue un año bastante insidioso para la política exterior helvética.

Las dificultades diplomáticas para Suiza a lo largo del año que termina comenzaron en marzo pasado cuando una visita a Irán de la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, para la firma de un acuerdo sobre el suministro de gas, suscitó críticas ásperas, sobre todo en EE UU e Israel.

Suiza fue acusada de violar el espíritu del embargo de la ONU contra Irán. El Ministerio de Exteriores israelí habló incluso de un “acto hostil” contra su país.

Las fotografías que muestran a Calmy-Rey con la cabeza cubierta por un velo ante el presidente iraní Ahmadinejad y bajo la efigie del ayatolá Khomeini, contribuyeron a alimentar las polémicas.

Se trató de imágenes cuya envergadura simbólica fueron tal vez subestimadas por la diplomacia helvética.

Desafiando el orgullo del clan Gaddafi

Si el viaje a Teherán generó críticas verbales, otro acontecimiento, en cambio, provocó en el año que concluye una verdadera crisis diplomática. Todo comenzó el 15 de julio, cuando la policía detuvo en un hotel de cinco estrellas en Ginebra a Hannibal Gaddafi, hijo del líder libio Muammar Gaddafi, y su esposa Aline, embarazada de nueve meses.

La detención se produjo después de que dos empleados domésticos de la pareja presentaran una denuncia por malos tratos. Hannibal Gaddafi pasó dos noches en una celda del Palacio de Justicia, mientras su mujer fue ingresada en el Hospital Universitario de Ginebra. Después de haber pagado una fianza de medio millón de francos la pareja regresó a Libia.

La reacción de Libia no tardó: el 19 de julio, dos ciudadanos suizos residentes en ese país fueron arrestados por una presunta infracción de las leyes locales de inmigración y residencia. Trípoli anunció, además, medidas de retorsión, entre las cuales, un boicot del suministro petrolero, la reducción de las comunicaciones aéreas, el llamado de los diplomáticos libios en Suiza y la suspensión de la concesión de visados a ciudadanos suizos.

Continúa la tensión

A pesar de los esfuerzos de Berna para distender la crisis y el retiro de la denuncia por parte de los dos domésticos a principios de septiembre, las relaciones entre ambos países permanecen tensas. Los dos ciudadanos helvéticos arrestados fueron puestos en libertad tras el pago de una fianza, aunque aún permanecen en Libia sin poder salir del país.

Las tratativas bilaterales entre los dos países continúan con la máxima discreción. Libia, que había pedio una disculpa oficial por parte del Gobierno helvético, pretende ahora también que los policías que efectuaron el arresto sean sancionados.

En noviembre, el presidente de la Confederación, Pascal Couchepin, admitió que la crisis diplomática con Libia era una de las más difíciles que Suiza ha tenido que afrontar en los últimos tiempos.

Las comunicaciones aéreas ya reducidas a un vuelo semanal por las autoridades libias, fueron suspendidas por “razones técnicas” la semana pasada. El pasado 23 de diciembre, la portavocía de la compañía aérea suiza ‘Swiss’ confirmó informaciones del cotidiano friburgués La Liberté, que la Aviación Civil Libia suprimió la última conexión semanal de ‘Swiss’ a Trípoli.

El caso Gontard: la difícil mediación helvética en Colombia

Por esos días, Suiza también tuvo que superar dificultades en otro frente diplomático. A mediados de julio, las autoridades judiciales colombianas anunciaron una investigación penal contra Jean-Pierre Gontard, mediador suizo en Colombia, al que atribuyen -cargo negado por las autoridades suizas- haber entregado personalmente 500.000 dólares a los guerrilleros de las FARC para el rescate de secuestrados.

Su nombre habría aparecido en varios mensajes electrónicos encontrados en el ordenador de Raúl Reyes, el ‘número dos’ de las FARC, muerto en marzo por el ejército colombiano. El ex catedrático Gontard trabajaba desde hacía diez años como mediador en Colombia por encargo del Ministerio Suizos de Exteriores (DFAE).

El DFAE reiteró inmediatamente su confianza en el mediador. Sin embargo, el caso sirvió a Colombia para revocar el mandato a Gontard y renunciar a la mediación de Suiza, Francia y España en el conflicto con las FARC. Tras superar momentos de gran tensión, la crisis con Colombia se distendió, no obstante, bastante rápidamente.

Una visita de la ministra de Exteriores suiza, Micheline Calmy-Rey, a Bogotá en agosto permitió el retorno a la normalidad en las relaciones bilaterales. Más tarde y tras ratificar la confianza en Gontard, Suiza anunció su asistencia judicial a Colombia en el asunto.

La afrenta alemana contra el fisco suizo

En otoño, otro disparo de cañón diplomático agitó las relaciones internacionales de la Confederación. En el transcurso de una reunión en París de representantes de 17 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, pidió que se incluyera también a Suiza en la lista de los paraísos fiscales “no cooperativos”.

Las críticas dirigidas contra la Confederación no son nuevas. No obstante, el tono de las declaraciones jamás había sido tan duro. La reacción de las autoridades helvéticas no tardó en llegar: el día después de las declaraciones de Steinbrück, el embajador de Alemania en Berna fue “convocado” —una medida raramente utilizada por la diplomacia suiza— por la ministra de Exteriores Micheline Calmy-Rey.

La Unión Europea comunicó en lo sucesivo que no considera a Suiza un paraíso fiscal. El tono rudo de Steinbrück es, no obstante, un indicio que el régimen fiscal suizo seguirá siendo vigilado con especial atención.

swissinfo, Andrea Tognina
(Traducción del italiano: Antonio Suárez Varela)

En 2008, la opinión pública suiza pudo seguir las vicisitudes de la política exterior suiza que a veces adoptaron tonos bastante misteriosos. En mayo, el Gobierno comunicó que había autorizado el año anterior la destrucción de documentos relacionados con un presunto tráfico de material nuclear.

Según la versión oficial, la destrucción se produjo para evitar que “informaciones peligrosas” acabaran en manos equivocadas, comprometiendo la seguridad nacional e internacional.

Los documentos pertenecieron a miembros de la familia Tinner, sospechosa desde 2004, de haber sido involucrada en un tráfico de material nuclear con Irán y Libia. El ingeniero suizo Urs Tinner, sospechoso de haber ofrecido ayuda a Libia en la consecución de la tecnología necesaria para la producción de armas atómicas, fue arrestado en Alemania en octubre de 2004. El año pasado fue extraditado a Suiza.

Su padre, Friedrich, y su hermano, Marco, también fueron detenidos. Se les acusa de haber exportado ilegalmente armamento nuclear a Libia, infringiendo así la ley federal sobre material bélico. Entretanto, Friedrich ha recuperado la libertad, mientras dos hermanos de Tinner aún se encuentran en prisión preventiva.

Según algunos medios, los documentos fueron destruidos a petición de los servicios secretos estadounidenses. Más tarde se supo que había copias de algunos documentos en la Oficina Federal de Juzgados de Instrucción en Berna.

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