A un año de la tragedia de Saxetbach

Emoción y recogimiento en el primer aniversario de la tragedia. Keystone

Un día como hoy, 21 amantes del barranquismo perdían la vida en la garganta de Saxetbach, Suiza. Una ceremonia privada en el lugar del trágico suceso reúnió este jueves a los familiares de las víctimas. Las investigaciones no acaban todavía.

Una ceremonia sobria, casi íntima, junto a una roca conmemorativa, congregó a unas 85 personas, entre familiares y amigos de las víctimas que llegaron a Saxetbach, a comulgar con el recuerdo de sus seres queridos.

Era el 27 de julio de 1999. Un grupo de entusiastas barranquistas se habían dado cita con su deporte favorito en la barranca de Saxetbach, en el Oberland bernés. La empresa organizadora, hoy cerrada, gozaba de experiencia. Nada hacía presumir un final trágico de la aventura.

Sin embargo, una lluvia intensa sorprendió a los aventureros en pleno descenso por la garganta que ofrece un escenario apasionante a quienes buscan sensaciones fuertes e impulsos de adrenalina. La corriente de agua adquirió una fuerza inesperada, hasta convertirse en torrente que se lleva todo a su paso.

El escarpado escenario se convirtió entonces en un despiadado adversario. Poco después de amainado el temporal, la noticia dramática: 21 miembros del grupo habían perdido la vida, 14 australianos, un neozelandés, dos suizos y un inglés. Uno de los cuerpos de las víctimas no fue recuperado.

Tres experimentados guías de la empresa organizadora del “tour” de barranquismo también perecieron. ¿Qué ocurrió? Fue la pregunta inevitable. ¿no estaban al tanto de las predicciones meteorológicas? ¿Acaso los guías desoyeron la voz de la prudencia y optaron por llevar adelante la expedición, a pesar del mal tiempo? Es largo el rosario de interrogantes.

Lo cierto es que aconteció lo inesperado y la consternación dio lugar a la exigencia de cuentas. El propio presidente del país y ministro del Deporte, Adolf Ogi, reaccionó reclamando normas estrictas de control para los deportes tipificados de “alto riesgo”.

Varios sectores de la sociedad manifestaron su inquietud. La tragedia de Saxeten ponía, abruptamente, en tela de juicio las normas de seguridad ofrecidas por las empresas turísticas o especializadas en deportes de extremo peligro, llámense barranquismo, el salto al vacío “bungy” y otros de este género. Se multiplicaron los debates sobre el tema.

Investigaciones

En el caso del drama de Saxetbach, las autoridades pertinentes abrieron una investigación. Además de los guías suprevivientes, tres directivos de “Adventure World”, empresa organizadora de la desafortunada expedición, corren el riesgo de ser juzgados por el delito de homicidio involuntario.

Los acusados defienden su inocencia imputando la desgracia a una mala pasada de las condiciones meteorológicas. Su larga experiencia haría, ciertamente, inexplicable incurrir en el pecado de la negligencia. La investigación continúa y aún no hay conlusiones contundentes.

Repercusiones

La tragedia de Saxetbach ha despertado la inquietud de la opinión pública por las medidas de seguridad en los deportes extremos que atraen a muchas personas empeñadas en evadirse de la vida cotidiana y experimentar sensaciones de riesgo. Los defensores de estas prácticas afirman que son riesgos controlables.

No hay una ley específica que regule la organización, las condiciones y la práctica de estos deportes, pero, a la luz de algunos incidentes lamentables – la muerte reciente de un saltador de bungy, entre otros – podría crear la necesidad de redactar una.

En el plano económico, ha repercutido perjudicialmente en las empresas del sector. Las reservaciones han disminuido en un 30 por ciento, pero la garganta de Saxetbach, en Interlaken, en el Oberland bernés, sigue atrayendo a visitantes y personas que no resisten el deseo de asumir desafíos.

Como fuere, nunca está mal recordar que “ser prudente no priva el ser valiente”.

Juan Espinoza.