“Ningún Brexit es bueno”, afirma un pequeño empresario del automóvil
Duro, blando, con o sin acuerdo, “ningún Brexit es bueno”, se lamenta Greg McDonald a pocos meses de la fecha fatídica. Pero, lejos de resignarse al marasmo, este directivo de una PYME británica del sector del automóvil decidió invertir en el continente.
Su empresa, situada en el corazón de la región de Midlands, en el centro de Inglaterra, tiene mucho que perder con el Brexit, como el conjunto del sector del automóvil, muy dependiente del continente europeo.
Encabezado por la asociación profesional SMMT, este sector no ha cesado de lanzar señales de alarma contra los riesgos de un retorno de los controles aduaneros, perjudiciales para el negocio de las empresas que exportan la gran mayoría de su producción.
La región de Midlands, símbolo de las horas gloriosas de la industria del automóvil británica, está en primera línea, con cerca de 40% de los 186.000 puestos de trabajo del sector en Reino Unido. Aquí se encuentra el grupo Jaguar Land Rover y numerosas pequeñas y medianas empresas como Goodfish, la dirigida por Greg McDonald, de 56 años.
Goodfish está especializada en las piezas de plástico, que vende después a los fabricantes de coches, quienes representan un tercio de sus clientes.
Desde sus líneas de producción, que funcionan 12 horas diarias, la empresa envía una carga semanal hacia Polonia y otra cada diez días a la República Checa. El continente europeo absorbe un tercio de sus ventas y la mayoría de lo que vende en Reino Unido se envía después al extranjero.
– Dirección: la Eurozona –
“Los que han sobrevivido en el sector manufacturero británico son quienes exportan”, afirma McDonald.
A cuatro meses de la fecha prevista del Brexit, el 29 de marzo, sus efectos ya se están notando en la actividad de su empresa, reconoce este directivo que lleva orgulloso una camisa azul con el nombre de la compañía.
“Tenemos uno o dos clientes que empezaron a constituir reservas, así que producimos más para ellos. Y por supuesto sufrimos la debilidad de la libra, lo que hace que nuestras materias primas sean más caras” porque vienen de Europa, dice.
Su joven empresa, fundada en 2010, realiza una cifra de negocios anual de 10 millones de libras (12,8 millones de dólares, 11,29 millones de euros) y tiene 125 empleados, entre ellos trabajadores procedentes de Europa del Este.
Pero fue el discurso de preocupación de sus grandes clientes internacionales, inquietos de depender exclusivamente de proveedores en Reino Unido, lo que le alertó.
“Cuando oí eso, me dije: ‘tengo que hacer algo’ y decidí que vamos a abrir una fábrica o hacer una adquisición en la Eurozona, en Europa Central y del Este”, una región conocida por sus bajos costes salariales y puntera en el sector del automóvil, explica el empresario.
Jaguar Land Rover acaba precisamente de abrir una nueva fábrica en Eslovaquia finales de octubre.
– Las huellas del Brexit –
“Si eres propietario de una pequeña empresa y toda tu inversión y todo tu capital está ligado a tu negocio, lo que es generalmente el caso, no esperas a que los políticos te digan cuál es el resultado final”, afirma McDonald, explicando por qué está tomando medidas ya.
Esta “es nuestra forma de reaccionar ante la pérdida potencial de actividad y también al hecho de que Inglaterra debería tener un crecimiento más débil que la zona euro”, dice. “Prefiero no poner todos los huevos en la misma canasta”, agrega.
“Aún no sabemos cuán malo será el Brexit, pero en mi opinión ningún Brexit es bueno”, afirma.
Le preocupa también las huellas que pueda dejar el drama del Brexit en los grandes fabricantes de automóviles internacionales, que amenazaron con revisar sus inversiones en Reino Unido en caso de un Brexit “duro”.
“Si Reino Unido sigue en una unión aduanera no hay motivo para que la inversión cambie pero en las mentes de los dirigentes de estas grandes empresas se instala la idea según la cual Inglaterra es menos estable que antes”.
