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Al menos 89 muertos en ataques de rebeldes musulmanes rohinyás en Birmania

Un grupo de rohinyás birmanos (fondo) del estado de Rajin se reúnen en Ukhiya, cerca de la frontera con Bangladés, cuyos militares les prohíben la entrada el 25 de agosto de 2017 afp_tickers

Al menos 89 policías y rebeldes murieron este viernes en el oeste de Birmania tras unos ataques de musulmanes rohinyás contra varios puestos fronterizos, unos enfrentamientos sin precedentes desde hace meses, según las autoridades birmanas.

Según el último balance publicado por el Gobierno de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, 12 miembros de las fuerzas de seguridad y 77 “terroristas” rohinyás perdieron la vida.

“Militares y policías combaten juntos contra los terroristas bengalíes”, había declarado antes el general Min Aung Hlaing en su página de Facebook.

El término “rohinyá” es tabú en Birmania, donde se les considera inmigrantes del vecino Bangladés, por lo que se les llama “bengalíes”, en este país de mayoría budista marcado por la influencia de monjes radicales que denuncian a los musulmanes como una amenaza.

Se trata de los enfrentamientos más intensos desde hace meses en la región del estado de Rajin, donde existen fuertes tensiones entre musulmanes y budistas.

Allí viven decenas de miles de rohinyás, una minoría musulmana víctima de fuertes discriminaciones en Birmania. No tienen acceso a los hospitales ni a las escuelas, y tampoco al mercado de trabajo.

Más de 20 comisarías de policía fueron atacadas por unos 150 rebeldes rohinyás el viernes temprano, había anunciado, antes que el ejército, el Gobierno civil de Aung San Suu Kyi.

– Los combates continúan –

El general Min Aung Hlaing destacó que “los combates continuaban” este viernes en esta región fronteriza con Bangladés, principalmente en torno a las comisarías de policía de las localidades de Kyar Gaung Taung y Nat Chaung.

Los atacantes robaron armas en varias comisarías, precisó.

El modus operandi se parece al empleado en una serie de mortíferos ataques contra puestos fronterizos en octubre de 2016.

Tras estos choques, miles de rohinyás huyeron al vecino Bangladés y denunciaron que el ejército cometió violaciones colectivas, torturas y asesinatos masivos tras los ataques.

Varias de las comisarías de policía atacadas este viernes, en la frontera con Bangladés, seguían rodeadas a media jornada, según fuentes policiales sobre el terreno entrevistadas por la AFP.

“La situación es complicada… Los militares llegan” de refuerzo, dijo este viernes un responsable de la policía de Buthidaung, no muy lejos de la zona más afectada.

El Gobierno birmano mencionó este viernes “la coincidencia de estos ataques con la publicación del informe final de la comisión” dirigida por el exsecretario general de la ONU Kofi Annan sobre la situación en el estado de Rajin.

La comisión instó el jueves a Birmania a dar más derechos a los rohinyás, especialmente de movimiento, sin lo cual podrían “radicalizarse”.

Tras los enfrentamientos de otoño de 2016, el ejército endureció sus acciones en la región, incendiando aldeas y obligando a los rohinyás a huir a Bangladés.

No está muy claro qué grupos rohinyás participan en los ataques, pero muchos se reivindicaron miembros del Arakan Rohingya Salvation Army (ARSA), que asegura llevar a cabo la insurrección desde las montañas de la zona de May Yu, en el norte del estado de Rajin.

La situación es particularmente difícil para los 120.000 musulmanes que viven en los campamentos de desplazados en el estado de Rajin, de donde muy pocos pueden salir, gracias a salvoconductos.

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