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Al Wad, una calle en el atrincherado casco antiguo de Jerusalén

Las tiendas cerradas en un mercado de la ciudad de Naplusa, al oeste de Jerusalén, el 14 de octubre de 2015 afp_tickers

Al Wad era una de las arterias más animadas del bullicioso casco antiguo de Jerusalén. Hoy estaría desierta sin las decenas de soldados que mantienen un estado de alerta permanente en esta calle, que cristaliza la confrontación entre palestinos e israelíes.

Arteria es mucho decir. Al Wad es una callejuela pavimentada de escasos metros de ancho entre muros seculares. Pero en el dédalo de callejones del casco antiguo, es una de las más anchas. También es un acceso primordial para los musulmanes que se dirigen desde la puerta de Damasco a la Explanada de las Mezquitas y para los judíos que suben hacia el norte procedentes del Muro de las Lamentaciones.

En unos 500 metros coexisten los comerciantes y habitantes palestinos, los colonos israelíes y los estudiantes judíos. Varias ‘yeshivas’ (lugares de estudio de los textos religiosos judíos) se encuentran cerca de los accesos a la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar sagrado del islam.

Ya había tensión, pero en las últimas semanas las relaciones se han crispado todavía más. La calle se encuentra en estado de emergencia en el interior del casco antiguo, situado en Jerusalén Este, la parte palestina de la ciudad anexionada y ocupada por Israel, es en realidad un campo atrincherado.

Los palestinos entregan a los policías israelíes su carné de identidad con los brazos en alto, la camiseta levantada para dejar la barriga a la vista y el pantalón remangado hasta la rodilla. Nunca se habían visto tantos cacheos, ni a tantos colonos. Han desplegado banderas israelíes y pintado “viva Israel” en los edificios que ocupan.

– Una callejuela “asediada” –

Un joven palestino mató a dos judíos con cuchillo en la calle el 3 de octubre, marcando el comienzo de una ola de atentados antiisraelíes con arma blanca. Desde ese día, se han multiplicado los puestos de control y los retenes, en los que los jóvenes colonos llevan zumos y dulces a los policías israelíes.

Los comerciantes palestinos sospechan que se está tramando algo. Al Shuhada (‘Calle de los Mártires’, en árabe), en la ciudad cisjordana de Hebrón, se convirtió en una calle fantasma allá por el 2000, cuando los soldados israelíes la vaciaron para crear un tapón entre los colonos judíos y los palestinos.

“¡Para hacernos lo mismo tendrán que pasar por encima de nuestros cuerpos, y de los de nuestros hijos!”, dice furioso Jaled Tufaha, que vende productos locales y souvenires a los turistas, cada vez más escasos. “La policía, los colonos y sus guardias privados nos hostigan desde hace tiempo. Es algo cotidiano, pero en los últimos días, ha empeorado”, añade.

Para “resistir”, él abre todos los días de nueve de la mañana a diez de la noche, “aunque sea para no vender nada”. A su alrededor, una treintena de tiendas están cerradas. “No se ha obligado a nadie a cerrar, pero el casco antiguo está acordonado, la calle Al Wad está asediada y hay colonos y soldados por todas partes”, explica el pastelero Jihad Abu Subeih.

– “Estamos en guerra” –

Al Wad es un ejemplo de las tensiones existentes entre los israelíes judíos, por un lado, y los palestinos y árabes israelíes, por otro. Las incitaciones al odio recíproco se multiplican y abundan los testimonios de tenderos árabes boicoteados.

En la calle Al Wad, los colonos, es decir, los israelíes que se fueron asentando en las tierras ocupadas desde 1967, viven custodiados por compañías privadas. La casa Sharon, propiedad del exprimer ministro, es todo un símbolo. En el interior se organizaron recientemente las ceremonias de duelo por los dos judíos muertos el 3 de octubre. Una joven acomoda los cirios en forma de estrella de David en un pequeño altar presidido por una bandera israelí. Elad Margel, de 32 años, vino a rendir homenaje a las víctimas. “Si estuviéramos en paz, los árabes podrían vivir entre nosotros. Pero nos atacan. Estamos en estado de guerra, hay que alejarlos de Jerusalén, de Judea y Samaria (nombre israelí de la Cisjordania ocupada) y de Gaza hacia Jordania”, afirma este estudiante de una escuela talmúdica.

Para Daniel Luria, del grupo Ateret Cohanim, que milita por la instalación de colonos en Jerusalén Este, la presencia judía en Al Wad es una forma de mostrarle “al mundo que no tenemos miedo”.

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