Alemania, el otro polvorín entre turcos y kurdos
Mohamed Zidik, un kurdo sirio de 76 años, continúa comprando cada día su pan y sus pasteles a su vecino turco, pero sabe que es mejor no hablar de política.
Saqueos de comercios, agresiones con cuchillos, insultos… Los ánimos están caldeados entre las dos comunidades y Alemania, donde viven las diásporas turca y kurda más grandes de Europa, teme que el conflicto en el norte de Siria se traslade a su territorio.
Este sábado, unos 10.000 manifestantes prokurdos según la policía -una cifra menor de la que estaba prevista- protestaron pacíficamente en Colonia, en el marco de una jornada de movilizaciones en varias ciudades europeas. La policía había afirmado que temía incidentes.
Anteriores manifestaciones acabaron descontrolándose, como ocurrió el lunes por la noche en Herne, en el oeste del país.
“Sé que con este presidente (turco Recep Tayyip Erdogan), una frase de más y ups, a la cárcel”, afirma Mohamed Zidik, un ingeniero jubilado.
Zidik pasa el día en el centro cultural kurdo de Neukolln, un barrio popular de Berlín, donde mira, en la televisión kurda, el avance de las tropas turcas en el norte de Siria. El septuagenario tiene tres hermanas allí, y no tiene ninguna noticia de ellas desde hace una semana.
En el pequeño local berlinés, varios talkie-walkies se están cargando para ser utilizados el sábado por el servicio del orden de la comunidad kurda para la jornada de movilización.
– Saludo del lobo –
“Por el momento, las manifestaciones son todo lo que nos queda”, reconoce con amargura Mohamad Jalil, estudiante kurdo de 23 años que llegó a Berlín en 2015 a través de la peligrosa ruta de los Balcanes.
El lunes por la noche en Herne, unos turcos hicieron el “saludo del lobo” al paso de un cortejo de manifestantes kurdos, un gesto de adhesión a la extrema derecha nacionalista de Turquía, considerado como la peor provocación posible por sus opositores.
Comienza una pelea. Cinco personas resultan levemente heridas. Este gesto que imita una cabeza de lobo es tolerado en Alemania pero está prohibido en Austria desde 2018.
En Berlín, el mismo día, un joven con una chaqueta con la bandera turca es agredido con un cuchillo por un grupo de 15 personas.
La situación en Turquía, desde el intento de golpe anti-Erdogan a las ofensivas anti-kurdas, siempre termina por llegar a Alemania, donde viven cerca de tres millones de personas de ambas comunidades.
“Estamos sentados sobre un barril de pólvora” en Alemania, estima el politólogo turco Burak Copur en el canal ZDF.
“Las emociones aquí no pueden ser vistas de manera independiente de la situación en Turquía, que se refleja en Alemania”, agrega.
Una buena parte de los turcos en Alemania muestra su simpatía con el gobierno de Erdogan.
– “Terroristas” –
“Enviamos con todo el dolor del mundo a nuestros soldados a liberar a los niños y las familias sirias” del control de los “terroristas del PKK”, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que lleva adelante una sangrienta guerrilla contra Turquía desde hace varias décadas, dice Melahart Yavas, empleado en una autoescuela de Berlín.
“Turcos y kurdos vivimos, trabajamos y a veces nos casamos juntos tanto allá como aquí en Alemania”, afirma sin embargo. “Mi colega allí es kurdo y eso no me molesta. Pero el PKK es otra cosa”, agrega.
Las tensiones llegaron a los estadios de fútbol. Cinco jugadores de equipos regionales alemanes imitaron a los jugadores del seleccionado nacional turco y efectuaron un saludo militar tras haber marcado un gol. Esto podría ser objeto de sanciones.
Pero para los kurdos alemanes, la principal fuente de problema es la red de mezquitas DITIB, financiada por Ankara, que atiza el odio anti-kurdo, al margen de las oraciones.
Sin embargo, esta poderosa asociación religiosa turca rechazó ante la AFP “haber planificado” una campaña en ese sentido.
