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Ankara emerge de sus ruinas tras el golpe frustrado

La sede de la policía en Ankara fotografiada el 18 de julio de 2016 afp_tickers

La sede de la policía en Ankara, un imponente edificio de 10 pisos, debería encarnar la fuerza y el orden en el país pero en la actualidad se encuentra en ruinas, destripada por los bombardeos aéreos de la noche del golpe de Estado frustrado en Turquía.

“No sé cuánto tiempo llevará la reconstrucción. Pero ya hemos empezado”, indica un responsable de la policía a AFP, inspeccionando la magnitud de los daños.

El jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, regresaba este miércoles a la capital de Turquía por primera vez desde el golpe de Estado fallido para presidir una reunión del Consejo de Seguridad nacional, mientras sigue la purga de miles de golpistas y opositores.

Los insurgentes intentaron derrocarlo en la noche del viernes, con ayuda de vehículos blindados y aviones que golpearon los principales centros de poder en la capital, desde el cuartel general de la policía, al Parlamento y el palacio presidencial.

La ausencia de Erdogan de Ankara, capital y sede de las instituciones, algunas de ellas muy castigadas por los bombardeos, había sido muy comentada en las redes sociales.

Esos edificios vistos por los turcos como una representación intimidante del poder estatal se han visto muy dañados.

Tras haber ‘secuestrado’ aviones y helicópteros de ataque, los insurgentes sobrevolaron la capital a poca altura, aterrorizando con su estruendo a la población.

“Fuimos atacados por helicópteros y F-16. Sobre todo después de medianoche, la intensidad aumentó”, explicó un responsable de la policía bajo anonimato. “Hacían una pausa y después volvían con aún mayor intensidad”.

– Trauma –

La fachada del edificio policial aparece desfigurado y el suelo recubierto de una capa de cristales rotos que crujen bajo las pisadas como nieve dura.

En los pisos superiores, los más dañados, las paredes de los despachos explotaron. De los que sobrevivieron aún penden retratos del fundador de la República de Turquía, Mustafá Kemal, que parece contemplar la escena.

En el distrito de Gölbasi, en las afueras de la capital, 42 personas murieron en bombardeos aéreos de los golpistas contra el cuartel general de las fuerzas especiales.

Los familiares de las víctimas lloran junto a policías de guardia ante el edificio.

El trauma también se percibe en la sede de la televisión pública, la TRT, en la que entraron los golpistas y obligaron a una periodista a leer la declaración en la que anunciaban la toma del poder.

“Los empleados tenían las manos atadas a la espalda y fueron obligados a tumbarse”, explica uno de los responsables de la cadena, Kudret Dogandemir.

Apenas unos días después, la rutina parece haber vuelto, constató AFP.

– ‘Matar’ –

El objetivo más simbólico fue sin duda el Parlamento turco, donde numerosos diputados se precipitaron tras el inicio del golpe y donde proclamaron que fracasaría.

Irfan Neziroglu, secretario general de la Asamblea, explicó que acudió inmediatamente a la sede del organismo con otros diputados.

“Los F-16 volaban a muy baja altura. Era un pánico indescriptible”, declaró.

Según este responsable, el Parlamento fue bombardeado en tres ocasiones por los pilotos rebeldes.

El suelo de la tribuna de oradores está cubierto de cristales. Las paredes se derrumbaron y las puertas macizas se salieron de los goznes.

Dos militares siguen haciendo guardia pese a todo, vestidos con el traje de ceremonias, en la entrada.

“Si una de las bombas se hubiera desviado pocos centímetros, todos los que estábamos en el Parlamento ya no estaríamos aquí”, asegura Neziroglu. “El objetivo era matar”.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

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