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Bill Clinton, probable ‘primer caballero’ de EEUU, cumple 70 años

Bill y Hillary Clinton, el pasado 28 de julio en Filadelfia (noreste de EEUU), durante la última Convención Nacional del Partido Demócrata afp_tickers

El expresidente estadounidense Bill Clinton cumplió este viernes 70 años, con la perspectiva inédita de convertirse pronto en el primer ‘primer caballero’ de la Casa Blanca.

Presidente de 1993 a 2001, podría volver a la mansión de la Avenida Pensilvania como marido de Hillary Clinton, si ella gana la elección de noviembre.

Qué influencia, qué papel podría jugar en esta nueva función, que aún ni siquiera tiene nombre preciso: “primer caballero” o “primer hombre”, entre ellos.

Hasta el momento, el hombre que ocupa un lugar único en la política estadounidense, estratega y orador sin igual, siempre muy popular, activo en el escenario internacional gracias a la fundación que lleva su nombre, no ha dicho nada. Se contenta con bromear sobre el hecho de que le gustaría “romper la tradición de que las mujeres son la esposa del presidente”.

Cabello color nieve, voz reconocible entre muchas, delgado tras hacerse vegetariano en 2010 después de tener problemas de salud, Bill Clinton hace campaña incansablemente por su esposa desde hace meses.

Tras provocar críticas en la primera campaña de Hillary contra Barack Obama en 2008, a causa de declaraciones a veces fuera de lugar y una presencia demasiado visible, esta vez mantuvo perfil bajo, limitándose a encadenar anécdotas, bromas y ataques al candidato republicano Donald Trump en centenares de apariciones públicas.

Su discreción disimula sus infidelidades pasadas, que continúan siendo una pesada carga para Hillary, que Trump intentó explotar reiteradamente. En la Convención Demócrata él destacó juiciosamente las virtudes de su esposa.

Existe sin embargo una certeza: si vuelve a la Casa Blanca, Bill Clinton es demasiado imperfecto y demasiado político como para comportarse como una planta.

En mayo, durante una reunión en Kentucky (centro-este), Hillary Clinton confió que pensaba “encargarlo de revitalizar la economía. Porque él sabe cómo hacerlo”, aludiendo al período de su presidencia, marcada por un presupuesto equilibrado y la creación de millones de empleos. Pero también adelantó que no tenía intención de nombrarlo para un ministerio.

Tradicionalmente, las primeras damas, que tienen su propio jefe de gabinete y personal en la Casa Blanca, se dedican a causas que las motivan y no crean polémicas: la lectura y la educación para Laura Bush; el jardín, la obesidad y los excombatientes, derechos de las mujeres para Michelle Obama.

Qué encontrará Bill Clinton y cómo cohabitará la pareja más poderosa de su generación son las incógnitas que surgen.

“Pienso que se encargará de uno o dos temas que le asignará Hillary”, estima Robert Shapiro, politólogo de la Universidad de Columbia en Nueva York.

“Tendrá un papel visible, pero nada que pueda hacerle sombra a la presidenta” Hillary. “Imagino que, a puertas cerradas, le dará consejos”, agrega el experto.

– Galletitas presidenciales –

A los 70 años, Bill Clinton, que será el más anciano consorte que entre en la Casa Blanca, parece prepararse de todos modos.

Para no dar lugar a críticas, ya no acepta dar discursos pagados desde hace meses, según NBC News. Esas conferencias le reportaron millones de dólares en 2015.

Tiene la intención de poner fin a la captación de fondos para su fundación, cuyas actividades deberán ser reducidas, según el Wall Street Journal.

Además, acaba de sumarse a una tradición para las consortes de los candidatos a la Casa Blanca, presentando, como lo hizo Melania Trump, su mejor receta de ‘cookies’ (galletas) a la revista Family Circle (los lectores votarán por una de ellas).

Visiblemente poco motivado, presentó la misma que Hillary Clinton en 1992 y 1996. Vueltas del destino, la tradición surgió de una controvertida declaración de Hillary Clinton en 1992 durante la primera campaña presidencial de Bill, sobre su decisión de seguir una carrera.

“Pienso que habría podido quedarme en casa, hacer galletitas y tomar el té, pero decidí dedicarme a mi profesión, iniciada antes de que mi marido entrara a la vida pública”, afirmó entonces.

De estas afirmaciones, interpretadas como una crítica a las amas de casa, surgió la idea de votar sobre las galletitas presidenciales.

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