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Caos en Barcelona al cierre de masiva protesta independentista

Manifestantes independentistas catalanes marchan por una autopista en la localidad barcelonesa de Sant Vicenç dels Horts el 18 de octubre de 2019, jornada de protesta y huelga general en Cataluña convocadas por el movimiento independentista afp_tickers

El centro de Barcelona se sumió en el caos la noche del viernes con enfrentamientos violentos entre radicales independentistas y la policía, al cierre de una multitudinaria marcha en la quinta jornada de protestas contra la condena impuesta a líderes separatistas.

Barricadas en llamas y fogatas iluminaban las calles del centro de la turística ciudad, escenario de choques entre cientos de manifestantes con la cara tapada, que lanzaban objetos contundentes y potentes petardos, y la policía, que respondía con cargas y balas de goma, constataron periodistas de la AFP.

Muestra de la exacerbación de la violencia, que se prolongaba por varias horas y escalaba a un nivel mayor en esta noche de disturbios en Barcelona, la policía usó por primera vez gases lacrimógenos y un camión lanza agua para abrirse paso a través de las barricadas construidas con todo tipo de mobiliario urbano.

Los hechos violentos comenzaron en la tarde cerca de la comisaría central de la Policía Nacional en Barcelona, en Vía Laietana, pero los disturbios se expandieron después por todo el centro, alcanzando la Plaza Cataluña, al comienzo de las emblemáticas Ramblas de la capital catalana.

Según los servicios de emergencia, 60 personas requirieron atención sanitaria en la ciudad, entre ellas tres con contusiones oculares y una con contusión facial.

Pasada la medionoche, el olor a humo impregnaba el aire mientras furgones policiales buscaban grupos de vándalos todavía activos. “Parece más calmado pero hoy mucha dispersión todavía”, dijo un portavoz policial.

– Irrumpe la violencia –

Nacida de la frustración de una parte de la base independentista, dos años después de la tentativa de secesión de Cataluña de 2017, la violencia marca un punto de inflexión para el movimiento separatista que se jactaba de su naturaleza pacífica.

Los disturbios comenzaron el lunes, cuando el Tribunal Supremo condenó a nueve líderes independentistas a penas de hasta 13 años de cárcel por su papel en el fracasado intento de secesión de Cataluña en octubre de 2017.

Ese día, más de 10.000 personas bloquearon el aeropuerto de Barcelona, convocadas por una plataforma llamada Tsunami Democrático, que está siendo investigada por la justicia por posibles “delitos de terrorismo”.

A partir del martes, Barcelona ha vivido protestas pacíficas por el día y escenas de guerrilla urbana con duros choques entre radicales y la policía por las noches.

Según el ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska, 128 personas han sido detenidas desde el lunes, nueve de ellas enviados a prisión provisional, mientras que 207 policías han resultado heridos, algunos de gravedad.

En estos días de protestas, casi 500 personas precisaron asistencia sanitaria, según los servicios de emergencias.

– Marea independentista –

La violencia nocturna contrastó con una nutrida protesta durante la jornada de este viernes, que reunió en Barcelona a 525.000 personas en una marea amarilla, roja y azul, los colores de la bandera independentista.

Habían llegado en columnas de miles de personas que participaron en cinco marchas de un centenar de kilómetros iniciadas el miércoles en diferentes puntos de la región.

“Llevamos muchos años reivindicando con mucha paciencia y queremos que esto sea el detonante para que la situación cambie”, dijo David Blanco, un agente comercial de 56 años que se había unido en el último tramo de la marcha.

Coincidió con una jornada de huelga general, que dejó sentirse en la ciudad más turística de España: poco tráfico rodado, servicios mínimos en transportes públicos y colegios y muchos comercios cerrados.

La emblemática basílica de la Sagrada Familia cerró sus puertas y el teatro del Liceo suspendió su función del día. La fábrica de automóviles SEAT, en las afueras de la ciudad, paró su producción.

En el aeropuerto se cancelaron 57 vuelos y numerosas carreteras quedaron cortadas, entre ellas la frontera terrestre con Francia.

Hasta el mundo del fútbol se vio afectado: el clásico Barça-Real Madrid, previsto en el Camp Nou el sábado 26 de octubre, será aplazado, anunció la federación.

La huelga fue criticada por diversas organizaciones patronales o de comerciantes, por su impacto en la economía catalana.

“Queremos hablar, queremos votar, queremos decidir. A ver si nos escuchan. Si no, seguiremos aquí en la calle”, dijo Elisenda Casadellà, estudiante de 22 años.

Ante la violencia, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, advirtió desde Bruselas: “No habrá ningún espacio para la impunidad con los hechos vandálicos”.

La crisis en Cataluña se produce a pocas semanas de las elecciones legislativas del 10 de noviembre en España, y ha puesto bajo presión al socialista Pedro Sánchez, a quien la oposición de derecha le reclama medidas contundentes.

En esta rica región nororiental, la cuestión de la independencia mantiene dividida a la población de 7,5 millones de habitantes. Según un sondeo público en julio del gobierno regional, 44% de la población está a favor y 48,3% en contra.

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