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Cataluña, a un paso de proclamar la independencia y Madrid, a punto de suspenderle su autogobierno

Una mujer sostiene una bandera independentista catalana durante la manifestación celebrada el sábado 21 de octubre en Barcelona, para protestar contra la dentención de los líderes independentistas Jordi Sánchez y Jordi Cuixart afp_tickers

El Parlamento de Cataluña abre este jueves un pleno extraordinario de dos días que podría desembocar en una proclamación de independencia, mientras el Senado español se prepara al mismo tiempo para autorizar la suspensión del autogobierno de la región.

La crisis más prolongada de la democracia española, el desafío secesionista catalán, entra en su fase decisiva a partir de las 17h locales (15h GMT), el inicio de un plenario extraordinario del Parlamento en Barcelona.

El objetivo es decidir la respuesta a los planes de suspensión del autogobierno que, horas antes del debate, todavía no estaba clara. En el Gobierno catalán, presidido por el independentista Carles Puigdemont, existen divisiones entre declarar la secesión o convocar elecciones.

El miércoles se reunió hasta la madrugada para intentar encontrar un acuerdo con los partidos y asociaciones independentistas. A las 10h estaba prevista otra reunión del Ejecutivo regional, según la prensa española.

En el pleno está prevista una intervención por tiempo ilimitado de Puigdemont, que debe ser respondida por todos los grupos políticos antes de suspender la sesión. Las votaciones no llegarían hasta el viernes, cuando podría proclamarse la secesión.

– Sin diálogo –

La última puerta al diálogo entre independentistas y poder central pareció cerrarse definitivamente el miércoles, cuando Puigdemont declinó acudir al Senado a presentar sus alegaciones.

Horas antes, el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, aseguró que no quedaba otra vía que la intervención a través del artículo 155 de la Constitución, nunca utilizado en las últimas décadas de democracia en España.

Mediante éste, Rajoy pide destituir al Ejecutivo catalán y limitar los poderes del Parlamento regional, entre otras medidas, hasta convocar elecciones regionales antes de seis meses.

La medida supondría un terremoto político en Cataluña, que recuperó su autogobierno tras la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), y Puigdemont ya advirtió de que podría declarar la independencia en respuesta.

Según él, los resultados del referéndum inconstitucional del 1 de octubre, ganado ampliamente por los separatistas pero con una participación del 43% y celebrado sin apenas garantías, le permiten constituir una república en esta región mediterránea de 7,5 millones de habitantes.

Anhelada históricamente por los nacionalistas, esta república amenaza con ser muy efímera ante la hostilidad de Madrid y la Unión Europea, y la profunda división que despierta en los catalanes.

Tampoco se antoja fácil la intervención desde Madrid, ante el rechazo que levanta en amplios sectores de Cataluña. “A lo mejor hay resistencia”, reconoció el ministro de Economía, Luis de Guindos, en la radio Cadena Ser, advirtiendo a los funcionarios de que “hay que cumplir la ley”.

– Quién dispara antes –

El principal interrogante es saber qué cámara apretará antes el gatillo: si el Senado dando el visto bueno a la suspensión de la autonomía catalana o el Parlamento de Barcelona declarando la independencia.

En su estrategia de mano dura, el Gobierno de Rajoy cuenta con el apoyo del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de la formación liberal Ciudadanos, y en el plano internacional, de sus socios de la Unión Europea.

El Gobierno catalán parece aislado a pesar de sus denodados esfuerzos para recabar la atención internacional.

La represión policial el día del referéndum ilegal, el 1 de octubre, provocó inquietud en algunos países y organizaciones internacionales, pero Madrid subraya que los independentistas han negado los derechos de una gran parte de la sociedad catalana que no desea esta separación.

Cataluña, con un 19% del PIB español, ha visto como cerca de 1.500 empresas han desplazado su sede social fuera de la región a causa de la crisis independentista.

Puigdemont y su Gobierno, que si declaran la independencia pueden ser acusados de rebelión, pasible de hasta 30 años de cárcel, pueden contar con el apoyo de sus partidarios, que se han movilizado masivamente en la calle en los últimos cinco años.

La principal organización civil independentista, Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), ha convocado una gran concentración ante el parlamento el viernes, lo que indica que la proclamación definitiva de la secesión podría ser entonces.

Por su parte el Senado español, que escuchará los alegatos de Rajoy, debe votar también previsiblemente el viernes la aplicación del artículo 155. Ambas decisiones tendrán un efecto imprevisible en las calles de Cataluña.

“Estamos apoyando al Gobierno catalán para que declare la República catalana. Y estamos esperando la respuesta del Estado español. Europa tendrá que mojarse. Dicen que la ley no se puede romper, pero, cuando hay medidas injustas, hay que superarla”, declaró a la AFP Jaime Arasa, abogado de 26 años.

Los anti-independentistas quieren, por su parte, manifestarse el domingo en las calles de Barcelona.

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