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Chemnitz, crisol de una Alemania bajo tensión por la situación migratoria

Manifestación del movimiento de extrema derecha Pro Chemnitz contra los extranjeros y la política del gobierno, el 7 de septiembre de 2018 afp_tickers

“¡Poco importa si nos tratan de racistas, pero esto no puede seguir así!”, afirma airada Paula Neubach, de 39 años, durante una nueva manifestación convocada por la extrema derecha en la ciudad alemana de Chemnitz.

“Es normal ayudar a la gente que huye de un país en guerra”, replica Sabine Sterben, de 55 años.

Desde hace dos semanas, Chemnitz es un símbolo de las convulsiones de la sociedad alemana, cada vez más polarizada en torno al tema de los migrantes y a la política de la canciller Angela Merkel.

El viernes por la noche, como la semana anterior, la ultraderecha de esta localidad sajona instó a la población a protestar contra los extranjeros y la política gubernamental, a raíz del asesinato de Daniel Hille el 26 de agosto.

– Inseguridad –

Este alemán de 35 años murió de varias puñaladas y las sospechas policiales recaen sobre dos solicitantes de asilo iraquíes y un sirio. La extrema derecha aprovecha el asesinato para denunciar el aumento de la inseguridad en el país, que achaca a la llegada de cientos de miles de solicitantes de asilo desde que Angela Merkel les abrió las fronteras hace tres años.

Los manifestantes también piden una “revolución pacífica” para “cambiar el sistema Merkel”.

“¡No somos nazis!”, protesta Daniel Reichelt, de 55 años, quien asistió, junto con otras 2000 personas, a la protesta convocada por el movimiento patriótico Pro Chemnitz.

Para él, los saludos nazis que se han visto en manifestaciones anteriores son “errores”. “Hay gente mala en todas partes”, afirma este hombre, “harto de las desigualdades económicas y sociales” en la antigua RDA.

“Los salarios y jubilaciones siguen siendo más bajos que en el Oeste y no tenemos trabajo”, se queja.

En opinión de los manifestantes, el asesinato de Daniel Hille es emblemático. “No se puede entrar en un país que no es el tuyo y matar a gente”, denuncia Paula Neubach, de Berlín, quien aprovechó para hacer una ofrenda floral ante un altar improvisado en memoria de la víctima.

A unos pasos de allí, alrededor de la imponente estatua de Karl Marx un orador enardece al público. “¿Quién tiene corazón?”, pregunta. “¡Nosotros!”, le responde un hombre entre la muchedumbre.

Unos 1.000 contramanifestantes de la izquierda radical les plantan cara pero las fuerzas de seguridad les impiden acercarse a ellos.

– Polarización –

Sabine Sterben es incapaz de entender qué está sucediendo desde hace dos semanas. “Nunca hubiera pensado que había tantos extremistas en mi ciudad”, afirma. En los tiempos que corren “es realmente importante defender una posición humanitaria”.

Dos Chemnitz pero también dos Alemanias que discrepan sobre el tema migratorio, una disensión que llega al seno del gobierno en Berlín.

La “madre de todos los problemas” en Alemania, acusó esta semana el ministro del Interior, el conservador Horst Seehofer, que apoya a las manifestaciones de extrema derecha. Angela Merkel denuncia, por su parte, el “odio” en la calle.

Los manifestantes de Chemnitz no lo ven con los mismos ojos. “No somos racistas, yo tengo amigos árabes, pero la delincuencia se ha disparado desde que los migrantes están aquí”, afirma Uchi Tuhlman, de 43 años. Las cifras oficiales dan cuenta, por el contrario, de un descenso de la criminalidad.

“Solo queremos recuperar nuestra ciudad”, afirma su vecino Tommy Scholz, de 31 años. “Solo somos patriotas, no queremos violencia y estamos hartos de callarnos”, dice furioso.

Una ira que no extraña al historiador Klaus-Peter Sick, especialista en la extrema derecha.

“En la RDA, menos abierta al mundo, la gente tenía poco contacto con los extranjeros -afirma- Alemania es más alemana al Este que al Oeste”.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

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