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Cleveland se blinda para el cónclave republicano

Un trabajador carga un cartel indicador con el nombre de Luisiana en el marco de los actos preparativos para la Convención Nacional Republicana, el 15 de julio de 2016 en Cleveland afp_tickers

Un círculo de acero protegerá la Convención Nacional Republicana la próxima semana, transformando la ciudad estadounidense de Cleveland en una fortaleza para recibir a Donald Trump a la vez con pompa política y protestas.

Las autoridades que supervisan y protegen las convenciones de los grandes partidos en Estados Unidos están siempre en alerta máxima, designadas como Seguridad especial para eventos nacionales por el Departamento de Seguridad Interior (DHS), y otras agencias federales contribuyen con recursos para incrementar la seguridad.

Pero circunstancias excepcionales rodean la reunión republicana que se celebrará del 18 al 21 de julio, en la que Trump debería ser nominado oficialmente candidato republicano para enfrentar a la demócrata Hillary Clinton en la presidencial de noviembre.

Se realiza a menos de dos semanas de que un francotirador matara a cinco policías en Dallas y un mes después de que 49 personas murieran en la masacre perpetrada en un club nocturno de Orlando por un hombre que se habría radicalizado con propaganda islámica.

Mientras Cleveland se preparaba para ser el centro de la atención, en un ataque cometido en Niza murieron al menos 84 personas cuando un camión embistió a una multitud que celebraba la fiesta nacional francesa del 14 de julio.

– Toma de control hostil –

Trump se impuso en una controvertida y divisiva primaria republicana, enfureciendo a minorías y antagonizando con mucha gente dentro de su propio partido y atrayendo violencia en sus mítines.

La hostil toma de control del Partido Republicano puede provocar una airada recepción por parte de delegados descontentos en el salón de la convención. Los críticos de Trump fuera del recinto podrían ser más fríos que el “efecto del lago” en esta ciudad del Medio Oeste.

Para complicar más las cosas, la ley en Ohio permite al público llevar sus armas a los eventos que se realizan en el centro, aunque no dentro del perímetro de seguridad en torno a la convención.

El director del FBI, James Comey, dijo que su departamento tiene cientos de agentes focalizados en la obtención de información antiterrorista en Cleveland.

“Siempre que la atención nacional se centra en un evento político existe el riesgo de que grupos que aspiran a hacer precisamente eso, cometer actos de terrorismo doméstico, se sientan atraídos”, declaró el jueves Comey ante el Comité de Seguridad Interior de la cámara baja.

El director del DHS, Jeh Johnson, admitió que las manifestaciones pueden escaparse de control.

“Me preocupa la posibilidad de violencia”, dijo a los congresistas, agregando que el DHS enviará más de 1.000 agentes a Cleveland, incluidos oficiales del Servicio Secreto.

Expertos en seguridad aconsejaron a los medios que sus corresponsales dispongan de elementos de protección, como cascos, chalecos antibalas y máscaras antigases.

– “Preparados para todo” –

Las autoridades aseguran que están preparadas para cualquier contingencia.

“Estamos preparados para cualquier y cada cosa que pase o no pase”, dijo el jefe de policía, Calvin Williams.

Grupos de manifestantes planean manifestaciones durante el fin de semana, incluyendo un evento el domingo descrito como una marcha contra el racismo, la islamofobia y los ataques a los inmigrantes.

El lunes, horas antes de que se inaugure la convención, el grupo Stand Together Against Trump (Juntos contra Trump) espera miles de participantes en la marcha autorizada hacia el Q, como se conoce al estadio de los Cleveland Cavaliers, que está siendo acondicionado para recibir el evento.

“Es una oportunidad para reunirnos”, dijo Jana Hambley, coordinadora del grupo y cirujana residente en el Cleveland Hospital.

Grupos supremacistas blancos también confluirán en Cleveland, así como los Oath Keepers (Guardianes del juramento), militares o exmilitares que suelen aparecer en eventos fuertemente armados.

Las leyes de la ciudad que permiten el porte de armas en público, contribuyen claramente a aumentar la tensión.

“¿Es una receta para la calamidad o la crisis? Nadie lo sabe”, dijo Ryan Lenz, del Centro legal sobre la pobreza sureña, que monitorea grupos extremistas, aludiendo a la potencialmente explosiva combinación de manifestantes enfrentados y con armas.

“Nadie puede decir qué va a pasar”, agregó.

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