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De Alcanar de Las Ramblas, crónica de un terrible atentado

Policías se reúnen en un área acordonada en Barcelona instantes después de que una camioneta atropellase a la multitud causando 13 muertos y más de cien heridos el 17 de agosto de 2017 afp_tickers

La fuerte explosión del miércoles en una casa de Alcanar, al sur de Barcelona, tratada durante 17 horas como un accidente, fue el primer acto de la tragedia de los atentados que han sacudido a España.

La explosión inicialmente atribuida al gas butano dejó a los sospechosos sin sus bombas y precipitó la ejecución de su propósito de matar, aunque con medios más rudimentarios.

Desde el miércoles se han hallado entre las ruinas un cadáver más o menos entero, un herido y los restos hechos añicos de un tercer sospechoso, además de ingredientes del explosivo corrientemente usado por la organización yihadista Estado Islámico (EI) y más de 100 garrafas de gas.

– Abril de 2017

La célula yihadista se instala en la casa de Alcanar. La francesa Martine Groby, una jubilada de 61 años, vecina, explica que eran “discretos, demasiado discretos. Tenían las ventanas cerradas, no había música, ni niños, ni mujeres”.

“Mi padre, ex-policía, me había dicho que eran terroristas, y me aconsejó que tomara fotos y anotara las matrículas de los vehículos. Le resultaban extrañas esas idas y vueltas durante todo el día. Pero no quise creerlo…”, dice con los ojos húmedos.

– Miércoles 16 de agosto de 2017 –

23H17: una explosión en una casa de la urbanización Montecarlo, de Alcanar, 170 km al sur de Barcelona, deja una persona muerta y otra herida en la vivienda, más seis heridas leves en los alrededores.

“La explosión pudo ser causada por una bombona de gas butano y propano, y los vecinos denuncian que la casa estaba ocupada irregularmente”, anunció en ese momento la televisión catalana TV3.

La explosión fue de tal violencia que se oyó a cuatro kilómetros. Todavía no se sabía que la casa escondía el explosivo favorito del Estado Islámico, triperóxido de acetona o TATP, usado en atentados en Londres, París, Bruselas y Manchester, y más de 100 bombonas de butano.

Entre los restos se halló más tarde el cadáver de un tercer sospechoso.

– Jueves 17 de agosto de 2017 –

15H00 locales (13H00 GMT): uno de los atacantes de Cambrils, Saíd Aallaa, abandona repentinamente su domicilio en Ripoll alegando que se “marcha a dar una vuelta con un amigo”, explicó su familia a la AFP, y emprende los 300 kilómetros hasta la localidad costera.

16H00: nueva explosión en la casa de Alcanar. La policía no había vinculado todavía la casa a planes terroristas y retiraba el amasijo de cascotes, hierros y explosivos con una retroexcavadora.

Seis agentes de la policía catalana, dos bomberos y el conductor de la excavadora resultan heridos en esa segunda deflagración.

Menos de una hora después empieza a correr la sangre en las calles de Barcelona.

16H50: una furgoneta conducida por un solo sospechoso recorre 500 metros por Las Ramblas, a toda velocidad, haciendo eses y sembrando de cadáveres y heridos la concurrida y popular avenida barcelonesa: 13 muertos y más de 100 heridos.

19H45: las autoridades activaron la Operación Jaula e instalado controles por todos los puntos de salida de Barcelona. Un auto trata de saltarse un control y es tiroteado por la policía.

Un testigo ve a una persona huir del auto, pero no la policía. En el auto hay un hombre muerto acuchillado que podría ser ser el propietario del coche, asesinado por uno de los autores del atentado, aunque la policía aún no ha confirmado esta hipótesis.

23H00: el jefe de los Mossos d’Esquadra (policía catalana), Josep Lluís Trapero, anuncia que lo ocurrido en Alcanar casi 24 horas antes estaba conectado con los hechos de Las Ramblas.

– Viernes 18 de agosto de 2017

01H15: Aalla y sus compinches, a bordo de un Audi 3, tratan de atropellar a una patrulla de la policía y hieren a una agente. Un compañero de ésta “repele la agresión y acaba abatiendo a cuatro de ellos. Un quinto (sospechoso) sale huyendo y es otra dotación policial la que lo abate”, explicó Trapero.

En su huida, el quinto agresor había tenido tiempo de acuchillar a una mujer, la 14ª y última persona muerta hasta el momento de una historia que empezó con una noticia de sucesos, una explosión de gas, como las miles que acaban en el olvido en todo el mundo.

“El primer día no vimos ahí 120 bombonas de butano”, en la casa, se defendió Trapero este domingo, cuando se busca al último de los 12 integrantes de la célula, que no tenían antecedentes judiciales de naturaleza terrorista.

“Nunca recibimos ninguna llamada extraña en torno a esa casa, informando sobre esas personas”, asegura.

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