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EEUU aún no logra explicar “ataques” a diplomáticos en Cuba

El senador Marco Rubio, durante una audiencia en Washington acerca de los ataques a diplomáticos estadounidenses en Cuba, el 9 de enero de 2018 afp_tickers

Altos funcionarios del Departamento de Estado admitieron este martes que aún no tienen ninguna pista que les permita explicar los alegados “ataques” a sus diplomáticos en Cuba durante el año 2017.

Después de varios meses de denuncias e investigaciones, las autoridades estadounidenses aún no saben cómo se realizaron los “ataques” ni con qué fin y ni siquiera quiénes fueron sus responsables.

“No estamos mucho más avanzados de lo que estábamos en entender lo que ha ocurrido”, reconoció este martes el subsecretario de Estado para Asuntos Públicos, Steve Goldstein.

De acuerdo con el funcionario, el Departamento de Estado está convencido de que “Cuba sabe qué ha ocurrido”. “Y me gustaría que nos digan qué es lo que ha pasado, para que no pase nuevamente”, señaló.

Los alegados “ataques” y la reacción del propio Departamento de Estado a esa situación fueron objeto de una audiencia pública este martes en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde la total ausencia de informaciones se tornó evidente.

Irritado con la incapacidad del Departamento de Estado en avanzar en la investigación, el presidente de ese Comité, el cubano-estadounidense Marco Rubio, impulsó la creación de una comisión para analizar la respuesta de la cancillería.

Cuba rechazó el martes haber atentado contra la integridad de diplomáticos estadounidenses y responsabilizó a senadores “anticubanos” de fabricar un hecho para “agravar el clima bilateral”.

La directora general para Estados Unidos de la Cancillería de Cuba, Josefina Vidal, recordó que la comisión investigadora es liderada por los senadores Rubio y Robert Menendez, “ambos con un vasto récord de trabajo en contra de mejorar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”.

“Elementos anticubanos buscan agravar el clima bilateral, con el único propósito de volver a una etapa de confrontación, con consecuencias negativas para ambos países y la región”, aseveró Vidal en La Habana.

– Tecnología sofisticada –

Rubio alegó que la comisión independiente de revisión debió haber sido ordenada ya a inicios del año pasado, cuando se verificaron los primeros casos de empleados de la embajada con síntomas fuera de lo normal.

“El Departamento de Estado no siguió la ley” al no haber determinado esa revisión ya el año pasado, dijo Rubio.

De la tambaleante audiencia pública apenas fue posible saber que las investigaciones continúan, que 24 empleados de la embajada en La Habana o sus familiares denunciaron los “ataques” y que aún no se sabe nada más al respecto.

Inicialmente, las autoridades estadounidenses especularon con la utilización de ultrasonido, aunque reportes de prensa apuntan que un estudio conducido por el FBI admitió ser incapaz de confirmar esa teoría.

Rubio afirmó este martes que es “irrelevante” saber si los ataques fueron realizados con algún dispositivo acústico o de microondas.

“Al fin del día sabemos que hubo un ataque y que hubo lesiones a 24 estadounidenses trabajando y viviendo en La Habana como parte de la embajada”, dijo.

“Lo ocurrido es resultado de una tecnología sofisticada. Francamente, tan sofisticada que nosotros aún no la entendemos”, añadió.

El senador mencionó la posibilidad de que los ataques hayan sido perpetrados por grupos autónomos dentro del gobierno cubano, pero dijo no poseer evidencias sobre eso.

En su visión, los responsables “por estos ataques quieren introducir fricciones en las relaciones bilaterales, y además se trata de un grupo con capacidad tecnológica y experiencia para hacerlo”.

– Misterio aún sin solución –

Francisco Palmieri, subsecretario para el Hemisferio Occidental en el Departamento de Estado, dijo que “de cualquier forma Cuba es responsable, porque debía garantizar la seguridad de todos los diplomáticos extranjeros en su territorio”.

Según el Departamento de Estado, los primeros “ataques” ocurrieron en noviembre de 2016, poco después de las elecciones presidenciales estadounidenses, y los últimos se registraron en agosto del año pasado.

Según Charles Rosenfarb, de la división de Servicios Médicos del Departamento de Estado, los estadounidenses afectados presentaron síntomas “diferentes pero consistentes con un trauma cerebral”.

Entre esos síntomas mencionó fuertes dolores de cabeza, pérdida de audición, mareos y, en algunos casos, reducción de las capacidades cognitivas.

Todos ellos mencionaron el surgimiento de esos síntomas en coincidencia con “sonidos inusuales o sensaciones auditivas”, dijo Rosenfarb, aunque no mencionó otros detalles.

Como consecuencia de esta situación, Estados Unidos redujo el personal de su embajada en La Habana a su mínima expresión, y expulsó a 17 diplomáticos cubanos que se desempeñaban en Washington.

Estos raros “ataques” motivaron la mayor crisis entre la isla y Estados Unidos desde que ambos países restablecieran sus lazos diplomáticos en 2015, después de medio siglo de ruptura y desconfianza.

Este martes, Goldstein dijo que por ahora el Departamento de Estado “no está considerando el retorno del personal” a la embajada.

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