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El consejero delegado de Syngenta pide debatir sobre la “agricultura sostenible”

El consejero delegado de Syngenta, Erik Fyrwald, es favorable al uso de neonicotinoides, que su compañía también comercializa, para proteger los cultivos afp_tickers

Erik Fyrwald, el consejero delegado de Syngenta que, tras ser comprado por ChemChina se convertirá en el tercer grupo agroquímico mundial, reclamó un gran debate sobre la “agricultura sostenible” frente a la polémica sobre productos como los insecticidas neonicotinoides, acusados de ser la causa de la desaparición de las abejas.

“Hay muchas discusiones sobre productos específicos pero pienso que es realmente importante dar un paso al lado y abrir un gran debate con el Gobierno, las ONG y los científicos sobre qué significa agricultura sostenible”, dijo el consejero delegado del grupo, Erik Fyrwald, en una entrevista con la AFP el miércoles en París.

Fyrwald coincide con el ministro de agricultura francés, Stéphane Travert, en definir la agricultura sostenible como un sistema que permita suministrar comida en cantidad suficiente, a un precio accesible, y que sea saludable para los agricultores, los consumidores y el medio ambiente.

El consejero delegado de Syngenta es favorable al uso de neonicotinoides, que su compañía también comercializa, para proteger los cultivos, al menos mientras no haya otras alternativas.

“Tenemos que alimentar el planeta y tenemos que cuidar del medio ambiente, de la seguridad de los agricultores y de los consumidores, hay que tener una discusión abierta y honesta sobre la cuestión” y evitar las discusiones “políticas” o “no científicas”, afirma.

Aunque Francia ha confirmado la prohibición de los neonicotinoides a partir de 2018 y la Comisión Europea lo está estudiando, Fyrwald asegura que solo tienen “un papel muy menor” en la salud de las abejas, menos importante que otros factores como el clima o los parásitos de tipo varroa.

“No hemos observado ningún declive de las abejas en los lugares donde se utiliza el thiametoxam (el insecticida neonicotinoide que comercializa Syngenta con el nombre de Cruiser) en relación a los lugares donde no se utiliza”, asegura.

Fyrwald también es muy crítico con la agricultura biológica, un sector que “utiliza más tierra agrícola, más agua y emite más gases de efecto invernadero por unidad alimentaria” que la agricultura convencional. Y además, asegura, “con menos rendimiento”.

En particular el consejero delegado de Syngenta lamenta que la agricultura biológica use cobre como fungicida.

“El cobre es un metal pesado, ponemos mucho en la tierra. ¿Es bueno para la tierra, para el consumidor, para el agricultor? No lo sé, pero los reguladores tienen que estudiar todas las tecnologías existentes y decidir cuáles son realmente sostenibles”.

Tras ser comprado por ChemChina, Syngenta se convertirá en el tercer grupo mundial agroquímico por detrás de los gigantes Bayer-Monsanto y Dow-Dupont, ambos todavía en gestación.

Para hacerles frente, Syngenta dice que está dispuesta a comprar empresas en el sector de las semillas. “No quiero citar nombres pero estamos muy interesados en todo lo que esté en venta en el mercado de las semillas leguminosas”, asegura Erik Fyrwald.

La fusión no implica cambios en la gestión de la compañía, exceptuando la entrada de dos representantes de ChemChina en el consejo de administración.

Ahora el objetivo en los próximos cinco años es “doblar la facturación” del grupo en China, actualmente de unos 300 millones de euros.

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