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El miedo sigue atenazando la zona “liberada” de Mosul

Dos mujeres iraquíes transportan agua en el campo de desplazados de Al Agha, al suroeste de Mosul, el 16 de febrero de 2017 afp_tickers

Las fuerzas iraquíes arrebataron en enero a los yihadistas el este de Mosul, tras lo cual se retiraron para preparar una ofensiva en el oeste de la ciudad, dejando un vacío que asusta a los habitantes.

“Los atentados suicidas con coche bomba están de vuelta y avivan el recuerdo del dominio de Daésh”, lamenta Um Samir, una vecina del barrio Azuhur, que usa un acrónimo en árabe del grupo Estado Islámico (EI), que se apoderó de Mosul en 2014.

“Todo el mundo habla de liberación, pero Dáesh sigue ahí y apunta a nuestras casas, nuestros hospitales y nuestras mezquitas”, afirma Omar durante una fiesta organizada en un colegio.

Este joven de 25 años forma parte de un grupo de cooperantes que intenta “devolver la vida a Mosul” pese a las amenazas anónimas que reciben a diario. En las calles de la parte reconquistada, la gente abarrota los mercados de frutas y verduras, y la bandera iraquí ondea en varios edificios.

“Da la sensación de que todo ha vuelto a la normalidad, pero la gente sabe que la sangre puede derramarse en cualquier momento y vive con miedo”, asegura Omar.

“Dáesh amenaza incluso a los alumnos. Muchos colegios han tenido que cerrar, al igual que los comercios y los restaurantes que reabrieron el mes pasado”, cuenta Abu Ali, del barrio de Al Mazaré.

– “Células durmientes” –

El 9 de febrero, un suicida se hizo estallar delante de un restaurante conocido, causando numerosos heridos, declara un miembro del consejo de la provincia de Nínive, cuya capital es Mosul.

Samara Bashir, de unos 60 años, se quedó en el este de Mosul durante la ofensivam pero decidió irse de casa con su familia hace dos días.

“Al marido de mi hija lo mató una granada lanzada desde un dron. Dáesh sabía dónde estaba, las células durmientes están en todas partes”, afirma en el campamento de desplazados de Hasansham, en el este de Mosul.

“Con la liberación del este de Mosul, muchos desplazados se fueron del campamento para volver a casa, pero en los últimos días hemos recibido a unas 40 familias que no soportaban la situación en la ciudad”, informó a la AFP Rizgar Obeid, director de los campos de Jazer y Hasancham.

En Mosul, Um Samir acusa a las fuerzas de seguridad de no hacer su trabajo en los barrios liberados.

Las unidades de élite contraterroristas, el CTS, se fueron de la ciudad y están centradas en la preparación de su ofensiva en el oeste, todavía en manos de los yihadistas.

“Hemos confiado esta parte de la ciudad del Ejército”, afirmó a la AFP el teniente general Abdelwahab al Saadi, un responsable del CTS.

– “Una gran prisión” –

Según él, la situación sigue siendo difícil cerca del río Tigris, que divide la localidad en dos, porque “los yihadistas del oeste continúan disparando obuses”.

“Es evidente que la seguridad falla”, afirma Amer al Bek, militante de una organización local, que denuncia “la falta de profesionalidad de algunas fuerzas armadas”.

Un informe del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés) resalta la dificultad del Ejército de garantizar la seguridad en las zonas reconquistadas, “lo que facilita la infiltración del EI”.

Los habitantes de cuatro pueblos a unos kilómetros al norte de Mosul también están descontentos con las fuerzas de seguridad, desbordadas al deber también atender la ciudad de Bagdad, blanco de atentados.

“Queda un centenar de yihadistas en la zona, se pasean a sus anchas, con armas y ropa militar”, declara un lugareño. “En los últimos días ejecutaron a jóvenes”. “Vivimos en una gran prisión”, se desespera otro. “¿Por qué el ejército no ha liberado nuestras aldeas?”.

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