Gloria y decadencia de los jefes yihadistas, hoy vencidos y encarcelados
Los yihadistas que hace un tiempo hicieron temblar a Irak, como “El Carnicero de Mosul” o “El Nuevo Abaaud”, están hoy desarmados y encarcelados, y aparecen en las primeras planas de la prensa ataviados con el uniforme de prisionero y el rostro vencido.
Tras haber reconquistado Mosul, segunda ciudad del país y “capital” iraquí del grupo Estado Islámico (EI), las fuerzas de seguridad iniciaron la búsqueda de los yihadistas.
Ya han puesto detrás de los barrotes a unas 20.000 personas sospechosas de pertenecer al EI, según los investigadores.
Para ello, se han registrado los túneles que los yihadistas habían cavado desde hace tres años, así como sus escondites esparcidos en la ciudad y la región.
En la Ciudad Vieja, cerca de la mezquita Al Nuri, donde el jefe del EI, Abu Bakr al-Baghdadi, hizo su única aparición pública, las unidades de élite del contraterrorismo (CTS) hallaron a un hombre que rápidamente fue apodado “la caja negra del EI”.
– ‘Número 3 del EI’ –
Este hombre, Nizam Edin al-Rifai, tras haber enviado a kamikazes a intentar rechazar el avance de la tropas gubernamentales, no tuvo más remedio que “rendirse”, relata a la AFP Sabah al-Noaman, portavoz de las CTS.
Él era el jefe de los jueces del “califato” -autoproclamado por el EI a caballo en los territorios conquistados entre Siria e Irak- y el que dictaba las leyes en tribunales conocidos por su severidad.
Ahora, este individuo originario de Mosul, de 60 años, ha perdido toda su arrogancia mientras “sigue siendo interrogado”, según Noaman, pues podría revelar a las autoridades numerosos secretos del EI.
Su posición al frente de la justicia hacía de él “el número tres del EI”, afirman fuentes de las fuerzas de seguridad.
Otro dirigente yihadistas, el mufti Abu Omar -su verdadero nombre es Ezedin Taha Ahmed- experto en teología, hacía imperar el terror en la ciudad de Mosul y en sus alrededores, a través de los órganos de propaganda del EI.
En los vídeos se le ve -con su atuendo de militar, y su kalashnikov al hombro- ordenar que se lance a jóvenes desde lo alto de un edificio, porque se sospechaba que eran homosexuales.
Estas y otras escenas le valieron a este iraquí de 62 años el apodo de “Carnicero de Mosul”.
Al entrar a Mosul las tropas, el “Carnicero de Mosul” se escondió en una casa de la ciudad tras haberse mezclado, junto a otros yihadistas, con la multitud de desplazados. Nunca salía de la casa, por temor a ser reconocido, pero bastó una “salida al jardín en pleno día” para que fuera reconocido por un vecino, quien informó a las fuerzas de seguridad, relata Mohamed Ibrahim, encargado de seguridad del Consejo provincial.
– ‘A zapatazos’ –
Desde entonces, el yihadista es objeto de continuas burlas en las redes sociales.
“Aterrorizó a todo Mosul, lapidando a muchos hasta la muerte. Hoy, habría que llevarlo a una plaza pública y golpearlo a zapatazos”, escribe un internauta. En el mundo islámico arrojarle un zapato a una persona es una afrente gravísima.
A su vez, Abu Hamza al Belgiki, se dedicaba a preparar el futuro. Según dijo a los jueces que lo interrogaron, formaba a “los cachorros del califato”, niños de ocho a 13 años, en el “manejo de armas y el entrenamiento deportivo”.
Abu Hamza es el nombre de guerra que eligió este belga de origen marroquí, llamado Tarik Jadaun y que se sumó al EI en 2014.
Había pedido en sus vídeos que se cometieran atentados en Europa y se hizo acreedor al apodo de “Nuevo Abaaud”, en alusión a su compatriota Abdelhamid Abaaud, uno de los autores de los atentados del 13 de noviembre 2015 en Francia.
Hoy está detenido y a la espera de ser juzgado. Está sometido a la ley sobre el terrorismo, en virtud de la cual varios europeos ya han sido condenados a muerte.
Según la justicia iraquí, se ha librado a una detallada confesión a sus interrogadores.
