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La difícil respuesta europea al escándalo del diésel más de un año después

El logotipo de fabricante alemán de automóviles Volkswagen cubierto de espuma de limpieza de vehículos en Potsdam, cerca de Berlín, el 24 de enero de 2017 afp_tickers

Un año y medio después del escándalo de los motores trucados de Volkswagen, las emisiones de gases contaminantes de millones de vehículos diésel preocupan a la Unión Europea, incapaz de sancionar al fabricante alemán.

“Se ha hablado mucho, pero si ustedes observan detalladamente y miran acciones concretas, lamentablemente Europa no ha realizado muchos progresos”, lamenta Julie Poliscanova, de la ONG bruselense Transport&Environnement.

En Estados Unidos, donde estalló el escándalo, Volkswagen se comprometió a abonar más de 23.000 millones de dólares a sus clientes, además de reparar los vehículos.

La UE parece, por su parte, indefensa contra el gigante alemán, pese a contar con más de ocho millones de vehículos con motores trucados en sus calles, a los que podrían sumarse los de otras marcas también acusadas de sobrepasar los límites de emisión de gases contaminantes, como Fiat y Renault.

Según la reglamentación comunitaria, el país que ha homologado el vehículo es el único capaz de aplicar sanciones. La comisaria europea de Consumidores, Vera Jourova, se limita por su parte a urgir al constructor alemán a ofrecer “una especie de bono o compensación a sus clientes europeos”.

Los estadounidenses “tienen una regla y la aplican”, subraya la eurodiputada socialista, Christine Revault D’Allonnes, quien participa en la comisión de investigación de la Eurocámara sobre las emisiones contaminantes de los motores diésel.

El Parlamento Europeo votará en abril la versión final del informe de la comisión, que denuncia “la mala gestión” del Ejecutivo comunitario y de los países del bloque que permitió a los constructores justificar el uso de “estrategias de optimización” en la emisión de gases.

El centro de investigación de la Comisión había detectado desde 2013 diferencias en las pruebas sobre las emisiones realizados en laboratorio -básicos para las homologaciones- y en la carretera. Esta constatación empujó a Bruselas a crear nuevos procedimientos de pruebas en condiciones de conducción real, que empezarán en septiembre de 2017.

Respecto a su propuesta de reformar el sistema de homologación de vehículos, presentado cuatro meses después del escándalo Volkswagen, el Ejecutivo comunitario constata con impotencia que no avanza. “No veo ningún cambio de actitud de la industria ni de las autoridades de los Estados miembros”, lamentaba esta semana la comisaria europea de Industria, Elzbieta Bienkowska.

La Comisión abrió, en este sentido, procedimientos de infracción contra siete países, entre ellos Alemania, Reino Unido, Luxemburgo y España por no sancionar, al tiempo que busca obtener las competencias de multar y vigilar tanto del mercado como de las autoridades nacionales.

El objetivo es también de poder practicar pruebas en vehículos ya en circulación. “La idea de que el diésel es [un combustible] limpio parece haber desaparecido del discurso público”, constata Poliscanova.

– 72.000 muertes tempranas –

La ONG Transport&Environnement cifra en 29 millones el número de vehículos contaminantes sobre las carreteras de la UE, contribuyendo además a las 72.000 muertes tempranas anuales vinculadas al dióxido de nitrógeno y constatadas por la Agencia Europea del Medio Ambiente.

En 2016, según las cifras de la Asociación Europea de Constructores de Automóviles, el número de matriculaciones de nuevos vehículos diésel retrocedieron en Europa occidental del 51,6% al 49,5%, un cambio calificado de “menor” por su presidente.

Una presencia importante del diésel en las carreteras europeas que, a juicio de Poliscanova, vuelve “mucho más difícil políticamente tener una respuesta europea”.

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