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La economía espera un mensaje de apoyo de la política monetaria del BCE

El edificio sede del Banco Central Europeo, fotografiado al anochecer del miércoles 7 de septiembre en la ciudad alemana de Fráncfort afp_tickers

Los expertos esperan que el Banco Central Europeo (BCE) reafirme este jueves su voluntad de actuar para ayudar a la economía en un clima de inflación a la baja y crecimiento lento, aunque muchos no descartan nuevas medidas de distensión de la política monetaria.

El consejo de gobernadores del BCE mantenía en la mañana del jueves una reunión en Fráncfort (oeste de Alemania) sobre política monetaria, a la que seguirá el anuncio de las decisiones tomadas y una rueda de prensa del presidente de la institución, Mario Draghi.

Si bien ningún economista se plantea que vayan a bajar las tasas de interés, que ya están al nivel más bajo de su historia, muchos de ellos vaticinan una nueva ampliación del programa de flexibilización cuantitativa (“QE, por sus siglas en inglés), las compras masivas de deuda de los mercados efectuadas desde marzo de 2015.

“Prevemos una prolongación de seis meses, hasta finales de septiembre de 2017, de las medidas de QE”, apuntó Johannes Mayr, de BayernLB.

El consejo de gobernadores, órgano ejecutivo de la institución, indicaría así “que el apoyo actual de la política monetaria a la coyuntura y la inflación se conservará de manera duradera”, continuó. Un efecto tranquilizador que los mercados necesitan.

Además, el BCE podría suavizar las normas que se impone para la compra de títulos de deuda, con el fin de evitar que acaben siendo bienes escasos, según numerosos economistas. El banco compra títulos a cuenta de 80.000 millones de euros mensuales a través de los bancos centrales nacionales.

El crecimiento de la economía en los 19 países de la zona euro sigue siendo apático. Alemania, primera economía del bloque europeo, se encamina hacia una desaceleración de su economía, como muestra la caída inesperada de la producción y un alza menos fuerte de lo previsto de los pedidos industriales en julio, anunciados esta semana.

La inflación, afectada desde hace meses por la caída de precios del petróleo, se quedó en el 0,2% en agosto en la eurozona, muy lejos del objetivo de estabilidad de precios del BCE, un poco menor del 2%.

Con todo, el conjunto de las estadísticas publicadas este verano “son demasiado poco concluyentes para justificar cualquier acción nueva” a partir del jueves, consideró el economista jefe de ING-Diba, Carsten Brzeski.

Esto debería reflejarse en las nuevas previsiones trimestrales del BCE. El cataclismo post-Brexit tan temido no ha tenido lugar por el momento y la estimación de crecimiento para 2017 sólo debería revisarse ligeramente a la baja, comparada con junio (1,7%).

Peter Praet, miembro del equipo directivo del BCE, destacó recientemente “los signos de resistencia que animan a” la economía tras el voto sorpresa de Gran Bretaña a favor de una salida de la Unión Europea a finales de junio.

En cuanto a la inflación, los economistas apuestan por una modesta revisión a la baja o por que no se produzca ningún cambio respecto al 1,3% previsto para 2017.

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