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La policía palestina, en pie de guerra contra el tráfico de coches israelíes

Un coche desguazado con matrícula isralí, fotografiado el 6 de marzo de 2017 en la localidad cisjordana de Al Ram afp_tickers

Basta un gesto del policía para que el bulldozer destroce la Hyundai azul. Cada año se destruyen en Cisjordania miles de coches introducidos subrepticiamente desde Israel para una segunda vida en territorio palestino ocupado.

“Tengo la documentación, ¡debería darte vergüenza!”, protesta la propietaria, que presencia, con sus hijos, la escena.

“Este coche no está registrado legalmente desde 2007 por mucho que lleve matrícula israelí”, declara a la AFP el oficial palestino, que rechaza dar su nombre. “Le pedí que me trajera documentos y no ha presentado ninguno”, abunda.

Dos coches con policías armados a bordo y dos excavadoras participan en la demolición en el arcén de la carretera en Al Ram.

El oficial encargado de las operaciones afirma haber confiscado 100 vehículos en 24 horas, ninguno de ellos registrado en la localidad. Fueron aplastados in situ sin juicio y luego transportados al vertedero.

Unos 16.000 vehículos corrieron la misma suerte en 2016 y 5.000 en enero y febrero en este pequeño territorio, ocupado por el ejército israelí desde hace medio siglo.

Algunos de los coches fueron robados en Israel e introducidos ilegalmente en Cisjordania para venderlos a los palestinos.

Otros son declarados inaptos a la circulación durante controles anuales de agentes israelíes, que los borran de los registros y ordenan a los propietarios el envío al desgüace.

Pero en realidad acaban camino de Cirjordania por un precio módico, de a veces sólo unos cientos de dólares.

Israelíes y palestinos están enzarzados en un intrincado conflicto por la tierra. Una barrera de seguridad imponente recorre el límite entre Israel y Cisjordania.

Varios retenes vigilan el tránsito de personas y bienes desde Cisjordania a Israel. Los controles israelíes son mucho menos estrictos en sentido contrario.

Además no puede haber policía palestina en el sector, porque las inmediaciones de la barrera, incluso de lado palestino, se hallan bajo control exclusivo del ejército israelí.

Los guardias israelíes no se detienen en inspeccionar los vehículos con matrícula amarilla israelí, autorizados a entrar en Cisjordania, y se concentran en los palestinos con placa blanca, que no pueden entrar en Israel.

– Chasis –

Las personas con documento de identidad israelí (palestinos de Jerusalén o árabes israelíes) aprovechan la situación para conducir los coches hacia su nuevo destino en Cisjordania.

“La mayoría de los delitos e infracciones cometidas en Cisjordania, como los robos o los ataques, se efectúan a bordo de vehículos no registrados con matrícula amarilla”, afirma Louai Zriqat, portavoz de la policía palestina.

Un policía murió hace unos días, arrollado por uno de estos vehículos cuyo conductor se negó a parar en un control.

De los 15 palestinos muertos en carretera en enero y febrero, siete perdieron la vida en accidentes en los que estaban involucrados estos coches ‘fantasmas’.

El fenómeno preocupa a las autoridades palestinas hasta el punto de que el Ministerio de Bienes Religiosos lo impuso como tema del sermón del viernes en todas las mezquitas de Cisjordania.

En terrenos vagos de Cisjordania hay cientos de coches aplastados por palas de la policía. La mayoría de ellos con matrícula israelí.

El portavoz de la policía palestina apunta el dedo acusador contra las autoridades israelíes, muy intransigentes con quién entra en su territorio y bastante permisivas, según él, con quién sale.

La policía israelí se defiende diciendo que coopera activamente con sus homólogos palestinos y que procede regularmente a arrestos, asegura a la AFP su portavoz Luba Samri.

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