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La tierra volvió a temblar en el centro de Italia, ahora sepultado por la nieve

Un soldado italiano trabaja junto a un vehículo de emergencia y una máquina que retira la nieve de una calle de Aringo, cerca de Montereale, después de un terremoto de 5,7 grados de magnitud, el 18 de enero de 2017 afp_tickers

Una serie de temblores –entre ellos uno de magnitud 5,7– sacudieron este miércoles el centro de Italia, una zona ya castigada por sismos el año pasado y ahora cubierta por la nieve invernal.

Una persona muerta fue hallada entre los escombros de un edificio en la comuna de Castel Castagna, en la provincia de Teramo, indicó la prefectura local.

“Fue apocalíptico. Nos quedamos como petrificados. Sentimos primero uno, luego otro, de nuevo uno más fuerte. Sentíamos como que el mundo se estaba derrumbando alrededor nuestro. La gente gritaba, era terrible”, contó a la AFP Nello Patrizi, de 63 años, un ganadero que estaba controlando sus vacas cerca de Montereale (centro).

El primer temblor, de magnitud 5,3, tuvo lugar a las 10H25 (09H25 GMT), el siguiente más fuerte y más largo, de 5,7, se produjo en torno a 11H14 (10H14 GMT), el tercero (5,5) a las 11H25 (10H25 GMT) y el cuarto (5,2) a las 14H33 (13H33 GMT).

En total se han registrado más de 100 réplicas, lo que ha generado pánico en muchas ciudades. Los epicentros se situaron entre las comunas de Montereale, Capitignano, Campostoto, Barete, Pizzoli y Amatrice, en torno a la región central de los Abruzos a unos 150 km de Roma.

Los temblores más fuertes se sintieron también en Florencia, Nápoles y Roma, donde cientos de personas salieron de sus casas y trabajos y fueron evacuadas varias escuelas, universidades y museos.

– Tres desaparecidos –

Los socorristas de montaña indicaron por su parte que “por lo menos tres personas arrastradas por una avalancha de nieve y otros materiales están desaparecidos” en la provincia de Pescara.

El hotel albergaba a una veintena de turistas además del personal. Cuatro equipos de socorristas intentaban acceder a ese hotel de difícil acceso por las inclemencias.

El jefe de la Protección Civil, Fabrizio Curcio, durante una conferencia de prensa en la que reconoció que “no han podido acceder a muchas localidades”, aisladas por la ola de mal tiempo, con fuertes nevadas, ráfagas de viento y temperaturas particularmente bajas.

Amatrice, la localidad más afectada por el sismo de magnitud 6,0 que el 24 de agosto dejó más de 300 muertos, estuvo aislada durante la jornada. Las ambulancias no pudieron acceder por las fuertes nevadas.

Toda esa zona, ubicada en medio de montañas, sufre desde hace diez días tormentas de nieve y viento que convirtieron muchas de las carreteras en impracticables.

“No sé qué hemos hecho de malo, ayer nevadas de hasta 2 metros y ahora el terremoto. ¿Qué se puede decir? No tengo palabras”, comentó desconsolado a la televisión el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi.

“La situación es dramática, las carreteras no se pueden utilizar por la nieve, tenemos pocos medios, otros están dañados”, lamentó Stefano Petrucci, alcalde de Accumoli, otras de las aldeas afectadas por los terremotos.

“Vivimos una emergencia monstruosa. Estamos tratando de superar un muro de nieve para entregar ayuda”, reconoció el alcalde de Ascoli, Guido Castelli.

– La nieve dificulta los socorros –

Las tormentas de nieve de los días anteriores complican el traslado de equipos y maquinaria y se teme por la población, sobre todo ancianos y niños, que desde hace varios días no tienen electricidad y sufren problemas de comunicación.

Las regiones de Abruzos, Lazio y Marcas han sido las más afectadas con los sismos del año pasado, con derrumbes de edificios históricas y aldeas enteras arrasadas, por lo que buena parte de la población vive en condiciones precarias.

Según datos de la Cruz Roja, unas 130.000 familias de la zona están sin electricidad y cerca de 10.000 damnificados por los seísmos del año pasado dependen de la Protección Civil, de los cuales 450 residen en prefabricados y 700 en gimnasios o centros deportivos.

Los servicios de emergencia movilizaron también helicópteros para supervisar el impacto de los terremotos e intentar socorrer a la gente bloqueada por las nevadas, con temperaturas que llegan a 12 grados bajo cero.

El alcalde de L’Aquila, Massimo Cialente, aseguró que de momento no se habían registrado daños en su ciudad, aunque reiteró que la “situación es muy difícil, ya que hay que sumar a las nevadas el terremoto”.

En Montereale se instaló una tienda de campaña gigante para albergar a las personas que temen regresar a sus casas.

Según la asociación Coldiretti, el mayor sindicato agrícola italiano, decenas de vacas, terneros, ovejas y corderos murieron en el derrumbe de dos graneros registrado este mismo miércoles.

Más de 600 vacas y 5.000 ovejas corren el riesgo de morir por falta de refugio y atención.

En Amatrice, la antigua y bella ciudad de montaña devastada por el terremoto de agosto, se derrumbó lo que quedaba del campanario de la iglesia de San Agustín del siglo XIV.

El ejército y los bomberos han sido movilizados para hacer frente a la doble emergencia: responder a los pedidos de asistencia y de transporte de enfermos de una población que vive, desde hace más de seis meses, en condiciones difíciles.

Para el sismólogo Alessandro Amato, del Instituto Italiano de Geofísica y Vulcanología, la secuencia de terremotos de más de 5 grados de magnitud registrados en sólo tres horas constituye un “fenómeno nuevo” en los Apeninos, que de por sí está lleno de fallas.

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