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La Unión Africana renuncia a desplegar una fuerza en Burundi

La zona de Buringa, en Burundi, el 19 de enero de 2016. Este área ha sido destacado como "de interés" de Amnistía Internacional (AI) en su investigación sobre fosas comunes afp_tickers

La Unión Africana (UA) renunció este domingo a enviar una fuerza de paz a Burundi, inmerso en una grave crisis política, por la reticencia de jefes de estado africanos y por la oposición total del Gobierno burundés.

“Nos reunimos demasiado, siempre hablamos demasiado, nos escribimos demasiado pero no actuamos lo suficiente y a veces ni actuamos”, lamentó el presidente de Chad, Idriss Déby, que el sábado se convirtió en el nuevo presidente en ejercicio de la organización panafricana.

Los jefes de Estado reunidos este fin de semana en Etiopía para la 26ª cumbre de la UA finalmente privilegiaron el diálogo con el gobierno de Burundi y aplazaron la llamada “misión de estabilización” que iba a tener unos 5.000 hombres y había recibido un acuerdo de principio en diciembre.

El objetivo de esa misión era frenar la ola de violencia en Burundi, donde se temen masacres a gran escala e incluso un genocidio. Este pequeño país de la región de los grandes lagos ya vivió una guerra civil entre 1993 y 2006 que dejó cerca de 300.000 muertos.

Los jefes de Estado de la UA no quisieron crear un precedente —enviar una fuerza militar a un país sin su aprobación— y decidieron enviar una “delegación de muy alto nivel” para hablar con el gobierno burundés sobre el posible despliegue de una misión.

“Si Burundi acepta, será una fuerza para desarmar a las milicias, proteger a los civiles en cooperación con las fuerzas locales de la policía y facilitar el trabajo de los observadores de los derechos humanos”, dijo el comisario de la UA para la paz y la seguridad, Smail Chergui.

“No hay voluntad de ocupar ni agredir ni nada por el estilo”, aseguró Chergui, y explicó que la misión de la UA tenía el objetivo “de tranquilizar un poco a todo el mundo”.

Sin embargo el ministro de Exteriores de Burundi, Alain Aimé Nyamitwe, se mostró poco proclive a aceptar una misión en el futuro.

“No tengo la impresión de que los jefes de Estado y de gobierno vayan hasta Buyumbura [la capital de Burundi] sólo para conocer la opinión sobre el tema. Todo el mundo está al corriente de la posición de Burundi”, contraria a la misión, dijo el ministro.

El presidente burundés, Pierre Nkurunziza, que no participóa en la cumbre de Adís Abeba, había prometido “combatir” la misión de la UA —la llamada Misión Africana de Prevención y de Protección de Burundi (Maprobu)— como si se tratara de “una fuerza de invasión y ocupación”.

Desde que empezó la crisis en Burundi han muerto más de 400 personas y 230.000 han tenido que abandonar el país.

La capital es a diario escenario de ejecuciones y enfrentamientos nocturnos. Los autores del golpe de Estado fallido de mayo han prometido derrocar al gobierno, si fuera necesario con las armas.

Burundi está sumido en una crisis política desde finales de abril, cuando Nkurunziza presentó su candidatura para un controvertido tercer mandato, condiderado por la oposición como contrario a la Constitutición y al Acuerdo de Arusha que abrió la vía al final de la guerra civil.

Además de la situación en Burundi, la cumbre de la UA también trató la situación en Libia, la presencia de yihadistas en el el continente y el acuerdo de paz en Sudán del Sur.

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