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Las últimas horas de la persecución de Abdeslam

Cronología de la fuga de Salah Abdeslam desde los atentados del 13 de noviembre en París hasta su arresto en Bruselas. afp_tickers

La cerradura del apartamento cede finalmente ante los golpes de ariete. Está semivacío. De pronto en el marco de una puerta los policías ven asomar el cañón de un arma. Un hombre aparece. Dispara.

15 de marzo de 2016. En Forest, una comuna de Bruselas, ocho investigadores se ven sorprendidos durante un registro rutinario por disparos inesperados. Sin saberlo, acaban de descubrir el escondite de Salah Abdeslam, el hombre más buscado de Europa.

Este equipo de agentes franceses y belgas investiga los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París (130 muertos) y busca antiguos escondites. Con los contadores parados desde hace dos meses, pensaban que la vivienda de Forest estaba vacía.

A su llegada poco antes de las 14H00 a este modesto edificio de dos pisos de color amarillo claro, una familia que ocupa la planta baja les alerta de que “una persona mayor vive en el segundo” piso y “varios jóvenes” en el primero.

Los agentes golpean así la puerta del primer piso al grito de “¡policía!”, pero sin obtener respuesta. Fuerzan la entrada.

El hombre que los toma como objetivo porta un kalashnikov en la cadera. Tiene el cabello corto y una barba tupida.

Los policías responden a los disparos y lo alcanzan obligándolo a replegarse en una segunda habitación.

Tres de los agentes resultan heridos en el tiroteo. Uno en la cadera, otro en la mano y la última, una francesa, en la cabeza y el pie.

– ‘¡Evacúen!’ –

Los investigadores deciden abandonar el lugar. Una parte se dirige hacia la entrada, la otra hacia el tejado.

El estupor se apodera en plena tarde de esta calle tranquila y aislada, pegada a una pequeña plaza arbolada. “¡Evacúen! ¡Evacúen la plaza!”. Los vecinos se encierran en sus casas.

Un habitante se acerca pese a todo. Ha visto a dos hombres huir por el tejado durante el tiroteo. “Uno era barbudo y portaba un arma”, asegura. Se esfumaron por la parte posterior del edificio.

Pero la prioridad es, en ese momento, el hombre atrincherado. Las unidades especiales llegan al lugar. En dos ocasiones, intentan hacerle salir, pero vuelven sobre sus pasos ante los disparos.

Al tercer asalto, hacia las 18H15, se vislumbra a un hombre en una ventana. Un tirador de élite lo abate.

Su identificación no tarda en llegar: Mohamed Belkaid, un argelino de 35 años que estuvo relacionado con los autores de los ataques del 13 de noviembre en París.

Las fuerzas de seguridad hallan 11 cargadores de kalashnikov y dos detonadores en la vivienda de Forest. Pero, sobre todo, huellas, entre ellas las de Salah Abdeslam, el único superviviente de los “comandos de París”, huido desde hace cuatro meses.

Los investigadores concluyen que él es una de las dos personas que huyeron por el tejado y que acaba de escapárseles de las manos.

– Pizzas y refrescos –

Pero está en Bruselas y comete un error: una llamada ese mismo día a un primo, Abid Aberkane. Necesita un escondite para él y para su cómplice.

“Sólo me dijo que había huido a pie de Forest. Eso es todo”, indicará más tarde a la policía este familiar, que acepta esconder a los dos hombres.

Primero, en su vehículo y, después, en el sótano del domicilio de su madre, un pequeño inmueble del barrio popular de Molenbeek, cerca de la vivienda de los padres de Abdeslam.

Durante dos días, los dos fugitivos se esconden en el sótano, conversan en voz baja y duermen sobre una alfombra vieja. El primo les trae bocadillos, pizzas y refrescos.

Este familiar asiste incluso el 17 de marzo al entierro en Bruselas de Brahim Abdeslam, hermano de Salah y uno de los atacantes del 13 de noviembre.

El 18 de marzo, tres días después del tiroteo, la policía belga localiza este nuevo escondite. Acordonan el barrio. “¡Salgan con las manos en alto!”. Las fuerzas especiales rodean la entrada.

Un hombre aparece de repente: suéter blanco, gorra blanca, pantalón negro. Intenta huir, pero se desploma en la acera bajo los disparos de los policías. Está herido. Es Salah Abdeslam, el hombre más buscando hasta entonces en Europa.

El segundo fugitivo, en chándal gris y herido en la pierna, permanece en el edificio. Tras su detención, será identificado como Sofiane Ayari, un tunecino nacido en 1993.

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