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Los kurdos piden protección al gobierno sirio pero sin abandonar su autonomía

Kurdos de Siria ondean banderas con el logotipo de su milicia, las Unidades de Protección Popular (YPG), en Erbil, Irak, el 29 de enero de 2018 afp_tickers

Ante la ofensiva turca en el norte de Siria, los kurdos exigen la protección del gobierno, pero en el cantón de Afrin, la minoría oprimida durante mucho tiempo por el poder central se aferra a la autonomía conquistada gracias a la guerra.

Los kurdos pidieron intervenir a las fuerzas de Bashar Al Asad para proteger el enclave de Afrin, situado en la frontera con Turquía y blanco desde el 20 de enero de una ofensiva lanzada por Ankara y los rebeldes sirios.

Pero la comunidad rechaza las condiciones de Damasco, especialmente el despliegue del ejército sirio en la región y el regreso de las instituciones estatales del régimen, según consideran varios expertos y responsables que siguen la situación.

Estas medidas pondrían fin al poder kurdo en Afrin, uno de los tres cantones que forman la “región federal” proclamada en los territorios de la comunidad, controlada por una administración semiautónoma desde 2013.

“Los kurdos siempre han querido mantener buenas relaciones (con el régimen). Pero no quieren regresar a la situación de antes de la guerra”, señala Mutlu Civiroglu, especialista en temas kurdos.

Estimados a un 15% de la población, oprimidos durante décadas bajo el régimen del clan Asad, los kurdos aprovecharon la guerra que estalló en 2011 para establecer una autonomía de facto en los territorios que controlan, en el norte y nordeste del país.

Han introducido el idioma kurdo, que estuvo prohibido durante mucho tiempo, en las escuelas y han creado sus propias fuerzas de seguridad y su propia milicia, las Unidades de Protección Popular (YPG), aliada de Washington en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

-‘Entregar Afrin, imposible’-

Las relaciones entre la comunidad kurda y el régimen siempre han sido ambiguas. Los kurdos niegan cualquier aspiración independentista pero Damasco no ve con buenos ojos la libertad de la que gozan e incluso los ha llegado a calificar de “traidores”.

Actualmente son las YPG, consideradas como un grupo “terrorista” por Ankara, las que se han convertido en blanco de la ofensiva. Turquía teme que la libertad de los kurdos en Siria aliente las aspiraciones de su propia comunidad.

Pero, pese a los bombardeos diarios que han dejado 55 civiles y 78 combatientes kurdos muertos desde que comenzó la ofensiva, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), la comunidad se niega a ceder el territorio al régimen.

Los kurdos, a través de la mediación de Rusia, firme apoyo de Damasco, propusieron al poder central desplegar sus fuerzas en la frontera con Turquía, según responsables de la comunidad.

La propuesta prevé “el regreso de guardias fronterizos sirios e izar la bandera siria en la frontera, para tranquilizar a los turcos”, señala a la AFP uno de sus responsables, Ahed Al Hendi.

“Las fuerzas de defensa, de policía y de seguridad kurdas se mantendrían”, insiste Hendi, miembro del Consejo Sirio Democrático, brazo político de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), coalición de combatientes dominada por los kurdos.

“Entregar Afrin al régimen es imposible. Y es lo mismo para los kurdos”, zanja.

El 25 de enero, las autoridades del cantón de Afrin ya hicieron un llamado al Estado sirio para que impidiera que la aviación turca sobrevolara “el espacio aéreo sirio”.

Por ahora, el poder central, que condenó “la brutal agresión turca”, no reaccionó al llamado.

“Los kurdos asumen la responsabilidad de lo que han hecho (…) El Estado sirio no está a su servicio y no lo pueden llamar cuando lo necesitan”, explica Basam Abu Abdalá, director del Centro de Estudios Estratégicos de Damasco.

Cuando se inició la ofensiva, los soldados rusos desplegados en Afrin, que suministraron una formación militar a los combatientes de las YPG, se retiraron. Los kurdos acusaron entonces a Moscú de haber dado su “visto bueno” a Ankara.

Para los expertos, la inacción del régimen podría explicarse por el hecho de que la ofensiva turca beneficia a Damasco.

“Quieren debilitar a las fuerzas kurdas para obligarlas a aceptar las demandas” de Damasco, estima Civiroglu.

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