Los senadores conservadores, en una nueva embestida por la reforma de la salud en EEUU
La bancada del Partido Republicano en el Senado estadounidense presentó este jueves una nueva versión de su propuesta de reforma del sistema público de salud, en otra tentativa por eliminar el modelo Obamacare, una promesa central del presidente, Donald Trump.
Presionados por el presidente, quien la víspera dijo que se sentirá “furioso” si los legisladores no logran aprobar la propuesta, los republicanos están ante la urgencia de superar las divergencias internas.
La primera versión de esta prometida reforma resultó siendo retirada de la mesa de negociación a último minuto para evitar un humillante hundimiento, y por ello la Casa Blanca ahora presiona al partido para garantizar que la reforma sea aprobada.
Finalmente, en mayo la Cámara de Representantes del Congreso aprobó un proyecto de ley, aunque las perspectivas de una aprobación en el Senado parecen mucho más difíciles.
En principio, los republicanos tienen una estrecha mayoría, con 52 bancas sobre 100, pero el alcance de la reforma sigue siendo un asunto divisivo y un puñado de legisladores conservadores se niega a apoyar el proyecto con su voto.
Unos pocos legisladores republicanos temen que la reforma deje a muchos estadounidenses sin cobertura médica, pero la principal resistencia está en el otro extremo, los republicanos ultraconservadores, que consideran insuficiente la reforma propuesta.
Uno de los representantes del ala más a la derecha del partido, el senador Rand Paul, dijo: “El nuevo plan no elimina el Obamacare. Mantiene casi la mitad de los impuestos de Obamacare y la mayoría de la reglamentación”.
– Evitar nuevo tropiezo –
El plan original de la Casa Blanca y de la bancada republicana era lograr la aprobación de la reforma del Obamacare en junio, pero esta semana el Senado decidió postergar dos semanas el inicio de su receso de verano para intentar la votación nuevamente.
Este jueves, el senador republicano Lindsey Graham presentó en una reunión con sus pares a puerta cerrada el nuevo texto de la propuesta, que rápidamente se filtró a los medios.
Ese nuevo plan mantiene aspectos del Obamacare, como las tasas para los segmentos más adinerados de la sociedad, pero permite que las empresas privadas de seguros médicos ofrezcan planes absolutamente mínimos para reducir los costos.
Al mismo tiempo, traslada parte importante de las decisiones a los gobiernos de los Estados, y dispone de fondos significativos para la cobertura de la atención médica a los estadounidenses más pobres, el sistema Medicare.
Desde el inicio de su campaña electoral, Trump prometió una iniciativa fulminante para “eliminar y substituir el Obamacare”, uno de los lemas más repetidos y populares de su marcha hasta la Casa Blanca.
– Fórmula compleja –
Pero el problema fue “que no esperaba que Trump ganara (las elecciones) y mis colegas tampoco”, reconoció esta semana, sin embargo, el senador conservador Pat Toomey.
En general, ahora los legisladores republicanos se encuentran bajo una doble presión: de un lado, la Casa Blanca exige una reforma rápida, y de otro, muchos electores entienden que una reforma del modelo actual podría hacerles perder su cobertura médica.
Con el controvertido modelo Obamacare, Estados Unidos logró reducir a un mínimo histórico el número de personas que viven sin cobertura médica (10% entre personas con menos de 65 años).
Un estudio elaborado por un comité suprapartidario del propio Congreso estadounidense, sin embargo, estimó que en caso de que la reforma que fue aprobada en la Cámara de Representantes sea la nueva ley, posiblemente 24 millones de personas perderán su cobertura médica en los próximos años.
En ese cuadro, la propuesta de reforma busca una ley que elimine la obligación a las empresas de proporcionar seguro médico a los empleados, liberalizar el mercado y permitir planes más baratos, pero sin hacer que los estadounidenses pierdan sus seguros.
