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Los yihadistas de Estado Islámico resisten en Faluya

Miembros de las fuerzas progubernamentales iraquíes sujetan sus armas durante una operación para recuperar Faluya, en un barrio del sur de la ciudad, Shuhada, el 15 de junio de 2016 afp_tickers

Tres semanas después del inicio de la ofensiva de las fuerzas progubernamentales, los soldados del grupo yihadista Estado Islámico (EI) siguen defendiendo su bastión de Faluya (oeste de Irak), donde miles de civiles quedaron atrapados en los combates y otros tuvieron que huir.

Las fuerzas de seguridad retomaron varias zonas del sur de la ciudad en las últimas dos semanas y ahora están atacando a los yihadistas en el barrio de Jbeil, informó un coronel de la policía.

“Las fuerzas antiterroristas y federales junto a la policía de Anbar [la provincia donde esta Faluya] continúan la operación para liberar Jbeil, en el sur de Faluya, y se enfrentan a la encarnizada resistencia de Dáesh”, el acrónimo en árabe del EI, explicó.

Avanzando calle a calle, las fuerzas terrestres, con apoyo de bombardeos iraquíes y de la coalición liderada por Estados Unidos, alternan salvas de artillería con ataques con armas ligeras, a veces a muy pocos metros de los soldados del EI.

Un fotógrafo que trabajaba para las fuerzas de élite del Ministerio del Interior iraquí murió al estallar un mortero en el barrio de Shuhada, que fue arrebatado al EI recientemente.

Un oficial de policía y un fotógrafo de la AFP confirmaron que Fadhil al Garaawi, de 45 años, figuraba entre los cuatro miembros de las fuerzas de seguridad que murieron en el incidente.

Faluya, una ciudad mediana densamente poblada a sólo 50 kilómetros al este de Bagdad, y Mosul son las dos principales ciudades en manos del EI en Irak. Fue aquí donde en 2004 EEUU perdió un gran número de soldados.

En mayo, desoyendo la opinión de EEUU de atacar primero Mosul, el Gobierno iraquí del primer ministro, Haider al Abadi, lanzó una ofensiva contra Faluya. Desde entonces el avance de las tropas progubernamentales ha sido lento porque los yihadistas consideran Faluya como uno de sus bastiones más emblemáticos y no están dispuestos a perderlo.

A pesar de que las tropas del El están en inferioridad numérica, el avance también se ha visto frenado por el uso sistemático de civiles como escudos humanos.

– Civiles aislados –

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 48.000 personas han tenido que desplazarse desde que empezó la batalla hace tres semanas.

En su mayoría son personas que huían de la ofensiva del EI en la periferia de Faluya, pero en el centro todavía hay muchas personas atrapadas. El EI impide su huida con bombas junto a la carretera y hombres armados, que en los últimos días han matado a decenas de civiles.

La semana pasada el ejército de Irak abrió un corredor para facilitar el paso de los civiles que escapan, aunque algunos barrios continúan aislados. El martes, un hombre murió y varios resultaron heridos por la explosión de un artefacto a pocos metros de este corredor, informó el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).

“Permítanme que sea absolutamente claro: no hay ningún medio seguro de salir de Faluya”, advirtió en un comunicado Nasr Muflahi, responsable del NRC en Irak. Muchos de los hombres que huyen de la ciudad están siendo registrados por las fuerzas progubernamentales y algunos de ellos han denunciado abusos y torturas.

En los campos de desplazados de Amriyat al Faluya, cerca de Faluya, varios hombres acusan a los milicianos chiíes (enfrentados a los suníes, mayoritarios en la región y en el EI) de torturar a sospechosos.

“Esto es de tener las manos esposadas durante cuatro días sin tener nada de comer ni de beber”, dice un hombre de 35 años enseñando las marcas en sus muñecas. “Cuando al final me lanzaron desde una camioneta en marcha estaba tan cansado que no sentí nada”, explicó. La oficina del primer ministro, Haider al Abadi, ha prometido investigar esas acusaciones.

Faluya y su región están mayoritariamente pobladas por suníes mientras que las fuerzas progubernamentales son mayoritariamente chiíes, con apoyo de Irán, lo que hace temer que se venguen de los civiles suníes.

Varios hombres que aseguraron a la AFP haber presenciado torturas explicaron que los milicianos chiíes hablaron abiertamente de vengarse por la llamada masacre del campo de Speicher de junio de 2014, cuando cerca de 1.700 cadetes militares, en su mayoría chiíes, fueron ejecutados por el EI cerca de Tikrit.

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