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Macri, ante el desafío de la gobernabilidad en un Congreso opositor en Argentina

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, durante una entrevista con la AFP en la Casa Rosada, el palacio presidencial, en Buenos Aires, el 22 de febrero de 2016 afp_tickers

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, debutará el martes con su primer discurso de apertura de sesiones del Congreso, donde está en minoría y necesita apoyos para aprobar un inminente acuerdo con los fondos especulativos, una iniciativa estratégica para su Gobierno.

Cuando el líder de la alianza de centroderecha Cambiemos asumió su cargo, el 10 de diciembre, tras ganar el balotaje presidencial con un 51% de los votos, sabía que su mayor desafío iba a ser quebrar la resistencia del Parlamento, dominado por el kirchnerismo, pero que ya muestra algunas fisuras.

Macri sorteó sus intensos primeros 80 días de mandato con decretos y sin enfrentar a un Congreso en receso estival, lo que aprovechó para empezar a tejer redes que le den un mayor margen de maniobra.

Se espera que el presidente dé un discurso con lineamientos de sus proyectos, mucho más breve que los de su predecesora, la expresidenta Cristina Kirchner (2007/2015), quien hace un año hizo en ese ámbito un balance de mandato de casi cuatro horas.

De momento, se especula con el anuncio de un paquete de medidas anticorrupción, con rebaja de penas para arrepentidos, y un proyecto de ley para mayor acceso a la información pública.

También se espera que retome sus promesas de campaña: pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y la unidad de los argentinos.

Macri podrá exhibir sus primeras medidas, como la liberación del mercado cambiario, la devaluación de un 30% del peso, la eliminación de impuestos a las exportaciones agrícolas e industriales, en medio de una inflación (3,6% en enero) que no cede y se mantendrá en 2016 en torno al 30%, según consultoras.

– Margen de maniobra –

La decisión de esperar el inicio de las sesiones ordinarias parece haberle dado buen resultado al Gobierno. En la Cámara baja, la disidencia de 12 diputados del kirchnerista Frente para la Victoria (FPV) para conformar un nuevo Bloque Justicialista (peronista), favoreció a Cambiemos, que pasó a ser la primera minoría.

Más difícil para Macri es la situación en el Senado, donde el FPV mantiene la mayoría, aunque tampoco allí hay posiciones monolíticas.

“Nos llevó a errores quedar presos de esquemas emotivos”, advirtió el senador Miguel Pichetto, jefe del bloque FPV, dispuesto a apoyar algunas iniciativas del oficialismo.

El Gobierno necesita negociar con los gobernadores cuyas provincias tienen necesidades financieras y dependen fuertemente del reparto de los impuestos federales, además de la asignación de fondos del Ejecutivo.

Quizás por eso, Macri llevó a dos gobernadores opositores y a un aliado al Vaticano, donde se entrevistó el sábado con el papa Francisco.

También en enero invitó a la cumbre de Davos al excandidato presidencial Sergio Massa (21%), líder del Frente Renovador (oposición de centroderecha).

Entre los viajeros a Roma estuvo Juan Manuel Urtubey, gobernador de Salta (norte), quien sacó los pies del plato kirchnerista y prometió respaldo a las iniciativas oficialistas.

Tras 12 años de absoluto liderazgo kirchnerista, la derrota electoral desató las luchas intestinas en el peronismo, la mayor fuerza política argentina, que el 8 de mayo elegirá su nueva conducción. Será clave cómo se resuelva.

– Deuda en la mira –

Macri hablará ante el Congreso horas antes de una audiencia judicial en Nueva York, clave para el conflicto con los fondos especulativos que ganaron un juicio por bonos de la deuda en cesación de pagos desde 2001.

El juez Thomas Griesa ha anunciado que removería sus órdenes contra Argentina bajo dos condiciones: que el país anule sus legislaciones que impiden un acuerdo y que pague a los acreedores que a 29 de febrero hayan aceptado su oferta.

Argentina ofertó pagarles 6.500 millones de dólares en efectivo, sobre una deuda en mora de 9.000 millones a esos fondos, que integran el 7% de acreedores que rechazaron los canjes de 2005 y 2010, aceptados por el 93% restante.

Por eso, Macri necesita la luz verde parlamentaria para derogar la ‘ley Cerrojo’, que obliga a Argentina a beneficiar con la mejor oferta a todos sus acreedores, y la de Pago Soberano, que cambió el lugar de pago al Banco Nación de Argentina.

El Gobierno confía en lograr los votos pese a la negativa del kirchnerismo más duro.

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