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Miles de chiitas se manifiestan en Afganistán tras un atentado reivindicado por el grupo EI

Unos miembros de las fuerzas de seguridad afganas inspeccionan el 1 de agosto de 2017 en Herat (oeste) la mezquita chiita donde tuvo lugar un atentado horas antes afp_tickers

Miles de chiitas se manifestaron este miércoles contra el grupo Estado Islámico (EI) en Herat, en el oeste de Afganistán, después de que la organización yihadista reivindicara el atentado que dejó 33 muertos la víspera en una mezquita de esa localidad.

“Un ataque de los combatientes del EI en una mezquita de Herat dejó cerca de 50 muertos y 80 heridos chiitas”, indicó Amaq, el órgano de propaganda del grupo extremista sunita, inflando el balance de víctimas proporcionado por las autoridades (33 muertos y 66 heridos).

Este miércoles unas 5.000 personas corearon eslóganes contra el EI en Herat. “Reclamamos justicia”, “Muerte a Dáesh (acrónimo en árabe del EI)”, “Basta de fundamentalistas”, gritaron cerca de la mezquita donde tuvo lugar el atentado, antes de dirigirse al cementerio llevando los ataúdes de las 33 víctimas mortales.

“Si el Gobierno no hace nada, nos vengaremos por nuestra cuenta”, amenazaron algunos presentes, que llevaron a cabo sus propios controles y registros por temor a un nuevo ataque.

La víspera, por la noche, hubo choques antes el hospital y cerca de la mezquita, donde la multitud se lanzó contra un puesto de policía que incendió al grito de “Muerte al Gobierno”, según contaron varios testigos a la AFP.

– “Los policías huyeron” –

Según los relatos reunidos por la AFP, los asaltantes abrieron fuego contra los fieles antes de detonar sus chaquetas explosivas en el interior de la mezquita, que estaba atestada en el tradicional acto religioso del martes por la noche.

“Cuando llegué, la mezquita estaba manchada de trozos de cuerpos y sangre. Vi a una madre que lloraba, buscaba a sus dos hijos. Encontró a uno, herido entre los escombros. El otro fue hallado muerto en una ambulancia”, cuenta Farhad Afshar.

Ali intentó salvar a un niño, sin éxito. “No había bastantes ambulancias, la gente usaba coches particulares para evacuar a los heridos. Quise llevar a un niño al hospital, pero murió en mis brazos”, lamenta.

“Mataron incluso a un niño de siete años”, se indigna Farhad Dost, que perdió a su primo en el ataque. “Los policías estaban a 100 metros de la mezquita, ni siquiera intentaron detener a los asaltantes, todos huyeron con la primera detonación”, acusa.

Tras el atentado, “el jefe de la policía del distrito 4 (el barrio donde se produjo el ataque) ha sido suspendido por negligencia”, indicó Jilani Farhad, el portavoz del gobernador de Herat.

La comunidad chiita ha sido blanco de numerosos ataques en el último año. La semana pasada, un kamikaze mató a 26 personas e hirió a unas 40 en Kabul, en un atentado reivindicado por los talibanes.

Éstos, que suelen multiplicar los ataques en verano, negaron rápidamente estar detrás de lo ocurrido en Herat, aunque sí asumieron este miércoles la autoría de un atentado con coche bomba contra un convoy de la OTAN, cerca de Kandahar, en el sur del país, que dejó al menos dos soldados estadounidenses muertos, según reconoció el Pentágono.

El EI reivindicó la mayoría de los atentados contra los chiitas en Afganistán, incluido el ataque del lunes contra la embajada de Irak en Kabul, en el que murieron dos personas.

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