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Navalni, el opositor anticorrupción decidido a desafiar a Putin

Alexéi Navalni durante una entrevista con la AFP, el 16 de enero de 2018 en Moscú afp_tickers

Aguerrido luchador contra la corrupción de las élites en Rusia y carismático orador con ideas nacionalistas, Alexéi Navalni se impuso como el principal opositor a Vladimir Putin y sigue decidido a desafiarlo a pesar de las detenciones y los ataques contra su salud.

Abogado de 43 años, condenado la semana pasada a una nueva pena de prisión, Navalni fue hospitalizado el domingo, oficialmente a raíz de una grave reacción alérgica denunciada por su entorno como un “envenenamiento”.

Ignorado por los medios nacionales, sin representación en el Parlamento y sin la posibilidad de presentarse como candidato a raíz de una condena por fraude fiscal que él denuncia como política, resiste a pesar de todo como la voz más potente de la oposición rusa.

Es él mismo quien lleva adelante la protesta contra el rechazo de candidaturas independientes para las elecciones locales de septiembre, que ha provocado varias manifestaciones, la última de ellas saldada con 1.400 detenciones.

En 2017 y 2018, año de elección presidencial, ya había logrado reunir a decenas de miles de jóvenes de toda Rusia.

Con su Fondo de Lucha contra la Corrupción, creado en 2012, se apoya en este eslabón débil de la Rusia de Putin y del partido en el poder, Rusia Unida, el “partido de los ladrones y los estafadores”, en su opinión.

Incansable, Navalni, un rubio alto de ojos azules, multiplica los golpes de efecto al enfrentar a los intocables. Así, demandó al fiscal general, Yuri Chaika, a Vladimir Putin, y publica en su blog revelaciones sobre el patrimonio escondido de los allegados al poder, a los que acusa de corrupción.

– Discurso nacionalista –

Formado a principios de los años 1990 en la universidad de la Amistad de los Pueblos, en Moscú, Navalni pasó por el partido de oposición liberal Yabloko, del que fue expulsado en 2007 por sus posiciones nacionalistas, pero no ha dejado de cuestionar la legitimidad de Putin.

Desde 2007, el abogado ha combatido al gobierno comprando acciones en grupos semipúblicos, como la petrolera Rosneft y el gigante del gas Gazprom. Amparándose en su estatuto de accionista minoritario, exige transparencia en las cuentas.

Navalni ganó notoriedad en las elecciones legislativas de diciembre de 2011, que generaron una ola de protestas y en las que el abogado destacó por su carisma y por la virulencia de sus ataques contra el Kremlin.

En septiembre de 2013 obtuvo su primer éxito electoral en la elección municipal de Moscú. Sorprendió al quedar segundo, con el 27,2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el exjefe de gabinete de Putin, Serguéi Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición.

Navalni también ha participado en manifestaciones con tintes racistas, como las de Marcha Rusa. No obstante, en los últimos años se ha alejado de estos movimientos y ha borrado progresivamente el tono nacionalista de sus discursos.

En una entrevista con la AFP en 2018, dijo estar “orgulloso” de su trabajo para conectar “las ramas tradicionales de la oposición en Rusia, la liberal y la supuesta nacionalista”.

Aseguró que mantiene “posturas conservadoras” en el plano migratorio y que desea la introducción de visados para las exrepúblicas soviéticas de Asia Central, de donde procede una gran parte de la inmigración económica en Rusia.

– Juicio y campaña –

Desde 2013, este padre de dos hijos fue condenado a penas de prisión en suspenso por dos casos de desvío de fondos que él tacha de políticos y que motivaron el rechazo de su candidatura hasta 2028.

Pasó además por prisión en varias ocasiones por infracciones a la legislación sobre las manifestaciones.

Navalni es a menudo objeto de reportajes críticos divulgados a horas de gran audiencia en las cadenas de televisión públicas.

Siempre ha rechazado sus condenas judiciales y asegura que nada puede mermar su motivación, ni siquiera las amenazas contra su seguridad y la de su familia.

“Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan […], es parte de la vida”, relativiza. “Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?”, apostilla.

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