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Negociadores de conferencia del clima empiezan a enseñar sus cartas

El canciller francés, Laurent Fabius (c) se reúne con ONG el 8 de diciembre de 2015 en el marco de la COP21 en París afp_tickers

Los negociadores de la conferencia sobre el cambio climático (COP21) se preparan para recibir un nuevo borrador este miércoles, lo que supone la cuenta atrás para cerrar esta semana un acuerdo histórico sobre el futuro del planeta.

El presidente de las negociaciones, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, anunció la noche el martes a los 195 países participantes que tendrán listo el nuevo texto a las 13H00 locales (12H00 GMT) el miércoles. El objetivo es dejar un borrador “en limpio”, con el mínimo posible de alternativas, para forzar la recta final de las discusiones esa misma noche “y el día siguiente” si es necesario, hasta desembocar en un texto definitivo.

Subsisten desacuerdos en la diferenciación de responsabilidades ante el cambio climático, entre países desarrollados y en desarrollo, y de ese eslabón pende todo el resto del acuerdo: financiación, revisión de medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, transparencia de los controles, la transición hacia una economía que abandone los combustibles fósiles a partir de mediados de siglo.

A pesar de ello, los ministros participantes y la mayoría de observadores expresaron cauto optimismo. Ningún tema se puede dar por cerrado hasta que todo esté acordado sobre la mesa. Todos los participantes aseguran que están dispuestos a dar el paso al mismo tiempo para remediar el calentamiento del planeta, pero el meollo de la cuestión es cómo compartir el coste.

El acuerdo de París, cuyo borrador tiene por el momento 48 páginas, quiere abordar el desafío del cambio climático por primera vez de forma coordinada, con un total de 195 países obligados a compartir el coste ambiental, económico y tecnológico.

“Los principios de igualdad y responsabilidades comunes pero diferenciadas (…) son el corazón del acuerdo de París”, advirtieron este martes los grandes países emergentes: Brasil, Sudáfrica, India y China, agrupados bajo las siglas Basic.

Los países ricos reconocen que la responsabilidad histórica es suya, pero creen que ahora también ha llegado la hora de que los principales emisores de gases de efecto invernadero, empezando por China, arrimen el hombro.

Para acelerar la tarea, Fabius anunció la creación de otros grupos de trabajo suplementarios, hasta un total de siete, con una quincena de ministros mediadores, encargados de recoger las propuestas de todos y elaborar el borrador. Venezuela aceptó encargarse este mismo martes de mediar en la elaboración del preámbulo.

– Un cubo Rubik –

“Las negociaciones son un cubo Rubik” en el que cualquier cambio implica nuevas posiciones en el resto de temas, explicó Jennifer Morgan, del World Resources Institute.

El objetivo de limitar el aumento de la temperatura del planeta es esencial. La cifra de 2ºC está sujeta a debates, puesto que los países más vulnerables, como las pequeñas islas del Pacífico y Caribe, quieren a toda costa un máximo de 1,5ºC.

“Estamos trabajando con otros países sobre alguna fórmula que incluya una referencia a los 1,5ºC como parte de una frase más larga y amplia”, reveló en rueda de prensa el negociador jefe estadounidense, Todd Stern. India apuntó también a una idea similar.

La red de defensa del medio ambiente CAN explicó asimismo que crece el apoyo a la inclusión de un límite de 1,5ºC, pero “solo se logrará” si se obtiene “un objetivo a largo plazo y un proceso para revisar los compromisos de forma progresiva”.

El objetivo a largo plazo es qué tipo de modelo energético necesita el mundo a mediados de siglo, en principio sin depender de los combustibles fósiles.

Basic, que incluye a países como India que dependen enormemente del carbón, reconoce divergencias internas al respecto.

“Les aseguro que lograremos una posición conjunta sobre este tema”, prometió en rueda de prensa la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira.

En cuanto a la financiación a partir de 2020, fecha de entrada en vigor del acuerdo, los países tienen como base un compromiso de los países desarrollados de entregar 100.000 millones de dólares anuales.

Ese dinero es solo la base, no un techo, explicaron los países Basic.

“Los países desarrollados deben implementar sus obligaciones. Los países en desarrollo pueden contribuir, de forma voluntaria, a la cooperación Sur-Sur”, lo que equivale a decir por su cuenta, explicó el enviado especial chino para el cambio climático, Xie Zenhua.

– Flexibilidad y transparencia –

Los países emergentes piden flexibilidad para poder presentar sus cuentas. Los países ricos replican que es necesaria la transparencia, quién da qué y a quién.

Los países industrializados citan un informe de la OCDE según el cual ya dieron 62.000 millones de dólares para el cambio climático el año pasado.

Ese informe no es precisamente transparente, replican los Basic. “Esas cifras no son correctas”, aseguró el ministro indio, Prakash Javadekar.

“Se pueden mejorar los principios de la ONU [la distinción países desarrollados/en desarrollo] pero [por ahora] deben ser aplicados”, advirtió Xi.

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