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Nervios en el valle del Rift de cara a las elecciones generales en Kenia

L'ex-Premier ministre kenyan Raila Odinga, candidat pour la 4e fois à la présidentielle, mène campagne le 3 août 2017 à Kisumu en vue du scrutin du 8 août afp_tickers

Epicentro de la violencia poselectoral de 2007-2008, el valle del Rift espera con angustia las elecciones generales del 8 de agosto en Kenia, consciente de que la paz sigue siendo frágil y no se pueden descartar nuevos enfrentamientos.

La contestada reelección del presidente Mwai Kibaki, en diciembre de 2007, degeneró en una violencia político-étnica que dejó más de 1.100 muertos y 600.000 desplazados en dos meses.

El valle del Rift, en el centro-oeste de Kenia, fue escenario de los enfrentamientos más violentos entre los dos principales grupos étnicos de la región, los kikuyu y los kalenjin.

Estas dos etnias son ahora aliadas en el poder, pero el valle del Rift sigue siendo inestable. Allí se encuentran siete de los 19 puntos considerados de riesgo para las elecciones.

“Aunque es poco probable que haya un conflicto de importancia entre los kikuyu y los kalenjin en las elecciones de agosto de 2017, sigue siendo posible que haya enfrentamientos graves localizados”, señalaba en un informe publicado en mayo el centro de análisis International Crisis Group (ICG).

“Es esta elección o nunca” para el eterno opositor Raila Odinga, nombrado primer ministro en 2008 gracias al acuerdo de reparto de poder que puso fin a la crisis, explicó a la AFP Joseph Omondi, militante de los derechos humanos basado en la ciudad de Nakuru. “Si los resultados son contestados eso podría provocar violencia”, consideró.

– Palabras de odio –

En los últimos meses circularon por Nakuru octavillas con lenguaje incitando al odio, acompañados de amenazas contra los que iban a votar al candidato erróneo.

En Naivasha, en el mismo condado de Nakuru, Human Rights Watch (HRW) registró varios casos de amenazas e intimidaciones entre comunidades.

“Hay un sentimiento de angustia debido a lo que ocurrió en el pasado”, reconoció a la AFP Adam Wachira, reverendo en Naivasha. Pero, de momento, “está tranquilo”.

En 2013, cuando aún estaba fresco el recuerdo de lo ocurrido cinco años antes, la elección se desarrolló en una calma relativa, aunque Odinga consideró que el actual presidente, Uhuru Kenyatta, le robó la victoria.

La alianza entre Kenyatta y su vicepresidente, William Ruto, un kalenjin, que se vuelven a presentar juntos este año, fue percibida por los electores como una posible garantía de paz.

– ‘Reconciliación superficial’ –

A pesar de ese pacto, la “reconciliación es superficial” en el valle del Rift, apunta el ICG. Esta zona fue el epicentro de las luchas entre las dos etnias desde la independencia del país, en 1963.

Steven Mungai, un kikuyu de 43 años, confirma que no regresaría por nada del mundo a Kisumu, junto al lago Victoria, donde tenía una tienda hasta 2007.

“Allí no podría dormir, porque al recordar todo lo que ocurrió en los últimos años se me acelera el puso”, confirma este desplazado en el campamento Pipeline, cerca de Nakuru.

Según Joseph Omondi, “nunca se han tratado las causas subyacentes” de las violencias de 2007-2008, como la reforma territorial tantas veces prometida. Y “no ha habido una verdadera reconciliación”. “Si Uhuru se separa de Ruto enseguida habrá violencia en el valle del Rift a una escala jamás vista”, prevé este militante.

El escrutinio del 8 de agosto sigue cargado de potenciales amenazas. La coalición de oposición podría no tolerar un nuevo fracaso. “Si es justo y equitativo, no habrá violencia. Pero les aseguro que si está manipulado, habrá violencia”, advierte Omondi.

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