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ONU acoge en Ginebra nueva ronda de negociaciones de paz sobre Siria

Mohammed Alloush, líder del partido político Jaish al Islam y miembro del Alto Comité de las Negociaciones (HCN), la principal delegación opositora en las conversaciones de paz sobre Siria, el 16 de mayo de 2017 en Ginebra afp_tickers

Las conversaciones de paz sobre Siria, cuyo régimen negó acusaciones de Washington de haber utilizado un “crematorio” para quemar cadáveres de miles de prisioneros asesinados, se reanudaron este martes en Ginebra bajo la égida de la ONU.

Naciones Unidas ha organizado cinco rondas de negociaciones indirectas -ambas delegaciones se niegan a hablar cara a cara- desde 2016 en Ginebra, sin lograr ningún avance significativo.

El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, se reunió por la tarde con miembros del Alto Comité de las Negociaciones (HCN), la principal delegación opositora, liderada por Nasr al Hariri y Mohamed Sabra. Horas antes, se había entrevistado con la delegación del régimen de Damasco, encabezada por el embajador sirio ante Naciones Unidas, Bashar al Jaafari.

También se reunió con el vicecanciller ruso Guennadi Gatilov. “Intercambiaron opiniones acerca del estado actual y las perspectivas a futuro de una solución política en Siria, tomando en cuenta los últimos contactos políticos desarrollados en distintos formatos, especialmente el proceso de Astana”, indicó la cancillería desde Moscú, insistiendo en la necesidad de alentar una distensión y suministrar ayuda humanitaria a los civiles.

En seis años, la guerra siria ha causado la muerte de más de 320.000 personas, ha dejado millones de desplazados y ha destruido la economía y las infraestructuras de este país de Oriente Medio.

El conflicto ha dado lugar a todo tipo de atrocidades: masacres de civiles, uso de armas químicas… La última de ellas se dio a conocer el lunes, cuando Estados Unidos acusó al régimen de Bashar al Asad de incinerar en un “crematorio” a parte de los miles de prisioneros asesinados en los últimos años.

Esas alegaciones son el resultado de un informe publicado en febrero por Amnistía Internacional (AI). La oenegé proderechos humanos acusó entonces al régimen de ahorcar a 13.000 personas entre 2011 y 2015 en la cárcel de Saydnaya, al norte de Damasco, y denunció, con fotos de satélite, una “política de exterminación”, que puede considerarse como “crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”. La organización no habló, sin embargo, de ningún “crematorio”.

El Gobierno sirio desmintió rápidamente la denuncia de Estados Unidos. “Esas acusaciones son totalmente infundadas, no son nada más que el producto de la imaginación de esta administración y de sus agentes”, declaró el ministerio de Relaciones Exteriores sirio, según la agencia de noticias estatal Sana.

Salem al Meslet, portavoz del HCN, reclamó por su parte una “intervención” de la comunidad internacional. “Ahora los estadounidenses saben lo que ocurre en Siria. Es necesaria una intervención de Estados Unidos, de nuestros amigos, para salvar vidas (…) y espero que lo hagan pronto”, dijo a la AFP.

Francia pidió una “investigación internacional a la mayor brevedad”.

– Ginebra eclipsada por Astaná –

Los esfuerzos por acabar con la guerra de Siria se llevan a cabo en dos circuitos paralelos: las negociaciones políticas formales, en Ginebra, y otras conversaciones centradas en cuestiones de seguridad, en Astaná, la capital de Kazajistán.

Estas últimas comenzaron en enero a iniciativa de Turquía, apoyo de los rebeldes, y de Rusia e Irán, aliados del régimen de Asad.

Las negociaciones bajo la égida de la ONU no han dado resultados hasta el momento, pese a que en la última reunión los participantes se pusieron de acuerdo para debatir cuatro temas: la gobernanza, una nueva Constitución, las elecciones y la lucha contra el “terrorismo”.

Pero los beligerantes no lograron ponerse de acuerdo sobre la cuestión del futuro del presidente Asad ni sobre el cese de la violencia.

Pese a todo, la ONU intenta conservar su papel de mediador en el conflicto, tras el importante acuerdo firmado en Astaná el 4 de mayo, que prevé la creación de “zonas de distensión” en Siria para frenar los combates.

Mistura dijo el lunes que la reunión de Ginebra se había convertido en un asunto “urgente”, tras la firma de ese acuerdo. No se puede lograr una “desescalada” del conflicto “sin horizonte político”, afirmó.

El presidente sirio consideró, por su parte, que las negociaciones de Ginebra “eran, sobre todo, un encuentro para los medios”.

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