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Roma celebra conferencia internacional para impulsar acuerdo de paz en Libia

Los jefes de la diplomacia estadounidense y rusa, John Kerry (D) y Serguei Lavrov, llegan a una reunión bilateral de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el 3 de diciembre de 2015 en Belgrado afp_tickers

Italia y Estados Unidos presiden el domingo en Roma una conferencia internacional de un día para intentar acelerar la formación de un gobierno de unidad en Libia, donde el caos fomenta la expansión del grupo yihadista Estado Islámico (EI).

El objetivo de la conferencia es dar un “impulso, posiblemente decisivo, para que se llegue a un acuerdo para la formación de un gobierno de unidad nacional” en Libia, bajo la égida de la ONU.

Este viernes, representantes de los dos parlamentos rivales anunciaron que firmarán el 16 de diciembre este acuerdo para formar un gobierno, tras unos diálogos auspiciados por la ONU, un proceso que sin embargo, se perfila como frágil.

Desde la caída en 2011 del régimen de Muamar Gadafi, propiciada por una operación militar en la que participaron países como Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña, Libia está sumida en el caos, dividida en facciones que luchan por el control del país y apoyadas por grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de petróleo, armas, personas y drogas.

“La firma del acuerdo político tendrá lugar el 16 de diciembre”, declaró desde Túnez Salah al Majzun, vicepresidente del parlamento de Trípoli.

“Les hago un llamado a mis colegas a que se unan a este diálogo entre libios bajo la égida de la ONU”, agregó el representante del parlamento no reconocido como autoridad por la comunidad internacional.

Por su parte Mohamed Shueib, del parlamento rival con sede en Tobruk (este) confirmó esta información.

“Tras duros esfuerzos (…) podemos anunciarle a nuestro pueblo que hemos decidido superar este periodo difícil”, dijo el parlamentario de la autoridad reconocida internacionalmente.

Shueib hizo un llamado para que el resto de los parlamentarios se uniera a este esfuerzo.

Sin embargo, desde el bando rival, otro vicepresidente del parlamento de Trípoli, Awad Mohamed Abdul Sadiq, advirtió que “los participantes en el diálogo (bajo la égida de la ONU) no se representan más que a ellos mismos”.

Abdul Sadiq había anunciado el domingo que representantes de las dos facciones habían llegado a un acuerdo político, en otro diálogo que no contó con la participación de la ONU.

– Dudas sobre la representatividad –

A la conferencia, a nivel ministerial, asisten los jefes de la diplomacia estadounidense y rusa, John Kerry y Serguei Lavrov.

Igualmente asistirán representantes de los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido, China y Francia), de varios países europeos y de países de la región.

La delicada cuestión de la representación de las diferentes facciones libias que luchan en el conflicto armado no ha sido decidido.

Los sectores moderados son considerados bienvenidos, mientras los organizadores del proceso que condujo a la firma en Túnez de un Memorando de Entendimiento el 6 de diciembre, no son considerados representativos.

El nuevo enviado de la ONU para Libia, el alemán Martin Kobler, tachó de “inviable” el proceso paralelo a las negociaciones que se llevan bajo la égida de la ONU.

– Emergencia absoluta –

“La emergencia es absoluta. Cada semana que pasa favorece la expansión del grupo EI en Libia, para convertirla en una base terrorista”, aseguró el viernes el secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, Harlem Désir.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, desde hace meses advierte sobre los riesgos que genera la expansión yihadista en Libia y Siria, y ha advertido que Italia está dispuesta a tomar el mando de una misión militar en ese país.

Pero no se trata “de jugar Risk (juego bélico con varios ejércitos) para complacer a los editorialistas”, advirtió Renzi.

Italia anunció que no intervendrá en Libia sin un mandato de la ONU y sin que haya un acuerdo con las autoridades locales y por ello se ha negado también hasta ahora a participar en los bombardeos en Siria.

Italia se siente especialmente preocupada por el caos en Libia, país con el que mantenía importantes lazos comerciales y del que zarpan miles de migrantes que huyen del hambre y las guerras en África hacia el Viejo Continente.

Según cálculos oficiales, entre 500.000 a un millón de personas están listas a dejar Libia hacia Europa.

Pero la mayor preocupación internacional es el grupo yihadista EI, su avanzada en Siria, país al que es difícil acceder, por lo que los seguidores del grupo se dirigen a Libia, donde el grupo se está fortaleciendo, sobre todo en su bastión, Sirte, y podría arrebatar las infraestructuras petroleras del sur.

La ONU estima que el número de combatientes locales pertenecientes a la formación extremista es de 2000 a 3000, pero las autoridades locales consideran que cientos de tunecinos, sudaneses, yemeníes o nigerianos de Boko Haram se entrenan en Libia para luego salir a golpear en otras partes.

“Controlan 200 kilómetros de las costas de Libia”, lamentó el primer ministro tunecino, Habib Essid.

El primer ministro francés, Manuel Valls, reconoció el viernes que después de Irak y Siria, la lucha contra la organización EI seguirá “probablemente mañana en Libia”.

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