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Tierra de emigrantes, Portugal ve con buenos ojos la llegada de refugiados

Una manifestante muestra un cartel de bienvenida a los refugiados sirios en el Día Europeo de la Acción, en Lisboa el 12 de septiembre de 2015 afp_tickers

Tierra tradicional de emigrantes, Portugal propone a los países europeos que sufren “una fuerte presión migratoria” acoger hasta 10.000 refugiados, y aprovechar así la oportunidad para repoblar sus regiones del interior.

Portugal tiene que “dar ejemplo”, declaró el viernes en Bruselas el primer ministro del país, el socialista Antonio Costa, quien rechazó “una Europa que cierra sus fronteras para bloquear a los refugiados”.

La llegada de refugiados “será positiva para las regiones afectadas por la desertificación rural”, precisó a AFP una fuente gubernamental.

El país envió esta semana una carta a las autoridades de Grecia, Austria, Italia y Suecia ofreciéndose para acoger hasta 5.800 refugiados suplementarios, que se suman a los cerca de 4.500 de la cuota aceptada por Lisboa en el marco de las negociaciones europeas.

Costa había hecho la misma propuesta de viva voz a la canciller alemana, Angela Merkel, a principios de febrero, durante un viaje oficial a Berlín, pero hasta ahora los refugiados no se amontonan a las puertas de Portugal y prefieren los países del norte de Europa.

Lisboa ha acogido a 32 migrantes, pese a los esfuerzos del embajador portugués en Grecia, Rui Alberto Tereno, que visitó en noviembre un campo de refugiados para alabar las ventajas de Portugal.

– Zonas despobladas del país –

Portugal no es conocido y “debe hacerse oír entre los migrantes que llegan a Europa”, explica Teresa Tito Morais, presidenta del Consejo Portugués para los Refugiados (CPR), responsable de la acogida de los migrantes en el país.

“La llegada de refugiados va a beneficiar a zonas del país que se han vuelto desérticas. Un gran número de portugueses han emigrado y ciertas regiones del país necesitan retomar la vida”, porque el índice de natalidad es el más bajo de Europa, describe Tito Morais.

La idea fue lanzada en septiembre por las autoridades locales de Bragança, una pequeña ciudad de 35.000 habitantes en el noreste de Portugal. Es una forma de repoblar los pueblos de la región.

País tradicional de emigrantes, Portugal registró en estas cuatro últimas décadas 485.000 personas que se fueron de forma definitiva o temporal, una ola masiva que afectó más el norte y el centro del país, en plena crisis económica.

El anterior gobierno de derechas, relevado en noviembre por una alianza inédita de izquierdas, había advertido que Portugal estaba “dispuesto a hacer sacrificios” para acoger a refugiados “pero sin cuestionar el esfuerzo de reactivación económica y financiera”.

– Falta de mano de obra –

El gobierno socialista se muestra más abierto pero pone ciertas condiciones, puesto que el desempleo sigue alto, a más de 12% de la población.

La acogida estaría reservada a 2.000 estudiantes universitarios y 800 alumnos en las escuelas profesionales, además de 2.500 a 3.000 refugiados calificados en los ámbitos agrícolas y forestales.

“En estos sectores falta mano de obra y hoy en día se ven obligados a contratar trabajadores en Vietnam y Tailandia”, explicó el Gobierno.

“Son puestos de trabajo que los portugueses no aceptan”, resume Tito Morais, para contrarrestar el comentario del “mito de los inmigrantes que roban trabajo a los portugueses”.

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