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Un giro radical en la diplomacia brasileña post Rousseff

El flamante canciller de Brasil, José Serra, en su nueva oficina en el Palacio Itamaraty en Brasilia, el 18 de mayo de 2016 afp_tickers

Basta de ideología, vamos a hacer negocios: así planteó el miércoles el canciller José Serra la nueva política externa de Brasil, con la promesa de dejar atrás “desaciertos” de la izquierda en el pasado.

“La diplomacia volverá a reflejar de manera transparente e intransigente los legítimos valores de la sociedad brasileña y los intereses de su economía al servicio de Brasil como un todo, y no más de las conveniencias y las preferencias ideológicas de un partido político y de sus aliados externos”, dijo el flamante ministro.

Serra, senador y excandidato presidencial socialdemócrata que fue derrotado por Lula y Dilma Rousseff, presentó este miércoles los nuevos lineamientos de la política externa de Brasil, que privilegiará a socios tradicionales como Estados Unidos, Europa y Argentina, sin desestimar a China, el mayor aliado comercial del país.

Serra fue nombrado hace casi una semana, cuando Rousseff fue apartada del cargo para enfrentar un juicio político por manipulación de las cuentas públicas y Temer asumió el poder, en principio por los seis meses que durará el proceso en el Senado.

Temer completaría el mandato hasta 2018 si el Senado encuentra culpable a Rousseff y la destituye definitivamente.

La opción por un político y no por un diplomático de carrera da al ministerio de Relaciones Exteriores la fuerza que pocas veces tuvo durante los cinco años de gobierno de Rousseff, coinciden analistas.

“La gestión tendrá los ojos puestos en el futuro y no en los desaciertos del pasado”, lanzó el canciller, figura prominente del nuevo gabinete.

– Primeros dardos –

La primera prueba vino ante la reacción de los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que tacharon el proceso de impeachment contra Rousseff de “golpe de Estado”. A Serra no le tembló el pulso para descalificar sus “falsedades”. Lo mismo hizo al repudiar las declaraciones del secretario general de la Unasur, Ernesto Samper.

“Estaremos atentos a la defensa de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos, en cualquier país y en cualquier régimen político”, lanzó.

Una fuente cercana al gabinete del ministro dijo a la AFP que la tensión con este bloque conocido como “bolivariano” comenzó a bajar y que las relaciones tienden a normalizarse.

El Salvador, por ejemplo, que llegó inclusive a plantear que no reconocería al nuevo gobierno, retrocedió en su decisión cuando Serra le recordó los programas de ayuda que estaban en riesgo.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, anunció que consultaría sobre la legalidad del impeachment a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Serra no reaccionó, pero insiste en que el procedimiento de impeachment está previsto por la Constitución.

La cancillería brasileña también trabaja para explicar la legitimidad del juicio político contra Rousseff en el exterior, luego de que sobre el filo de la suspensión de la exguerrillera fueran enviados cables a delegaciones diplomáticas denunciando “el golpe”.

– Bilateralismo –

El giro radical se dará en el protagonismo que tendrá el ministerio de Relaciones Exteriores en la administración Temer. El nuevo gobierno puede aumentar el presupuesto de la cartera, algo que no estaba entre las prioridades de Rousseff.

Por eso es que muchos en Itamaraty recibieron con bombos y platillos la noticia de su suspensión.

Un diplomático de carrera que pidió el anonimato explicó a la AFP que “la derecha se instaló al final del gobierno Lula”. “Después del ministro Celso Amorim hubo un proceso progresivo de conservadurismo que ahora celebra” la caída de Rousseff, criticó.

El foco de la política exterior tendrá un fuerte foco hacia el mundo desarrollado en parte porque Serra tendrá ahora el control de la Agencia nacional para la promoción de exportaciones (Apex), que hasta ahora dependía del ministerio de Comercio Exterior.

El Brasil de Temer buscará sellar acuerdos comerciales sin restricciones y apostará por la bilateralidad allí donde la multilateralidad no fructifique.

“Mantenerse al margen de la multiplicación de acuerdos bilaterales de libre comercio por un multilateralismo que no se dio, perjudicó al bilateralismo que sí se dio en todo el mundo. Todos invirtieron en esa multiplicación menos nosotros”, dijo Serra.

El canciller resaltó la importancia de la relación con su vecino Argentina, con quien dijo que Brasil pasó “a compartir referencias semejantes en materia política y económica”.

Argentina tuvo un cambio de color político el año pasado con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri, de sesgo liberal, en reemplazo de Cristina Fernández de Kirchner, defensora de una economía con fuerte presencia estatal.

Serra, que habló de “corregir” el Mercosur, tiene previsto viajar el lunes a Buenos Aires para reunirse con su homóloga Susana Malcorra.

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