António Costa se atraganta con un nuevo escándalo en TAP

Paula Fernández

Lisboa, 10 abr (EFE).- El correo electrónico de un secretario de Estado pidiendo a TAP cambiar un vuelo para beneficiar al presidente de Portugal es la última polémica que rodea a la aerolínea lusa, de capital estatal, que se ha convertido en un problema difícil de digerir para el Gobierno de António Costa.

Beneficiaria de miles de millones de euros en ayudas, bajo reestructuración, con una reprivatización pendiente, la cúpula cesada, amenazas de huelgas contantes y culpable de varias dimisiones en el Gobierno, TAP vuelve a ser hoy un problema para el líder socialista.

«No podemos perder el apoyo político del presidente (…) Es nuestro principal aliado político, pero puede transformarse en nuestra peor pesadilla».

Este correo electrónico, enviado en 2022 por el entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Hugo Mendes, a la CEO de TAP, Christine Ourmières-Widener, acaba de salir a la luz y ha vuelto a agitar las aguas.

Mendes le pedía a la responsable de TAP que cambiase la fecha de un vuelo para acomodar una visita a Mozambique del presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa.

La controversia llevó al jefe del Estado a desmentir que la petición partiese de Presidencia -sería «egoísta» y «estúpido», ha dicho-, y este lunes ha sido Costa quien ha salido a afirmar que desconocía el correo.

«Si hubiese tenido conocimiento, habría obligado al ministro a despedirlo, al momento», señaló en una respuesta escrita enviada a la agencia Lusa, en la que calificaba el episodio de «gravísimo» e inadmisible».

CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN

La oposición no ha tardado en responder a Costa, cuyo Gobierno ya ha dado muestras de falta de coordinación y comunicación en el año que lleva en funciones, pese a su mayoría absoluta.

«¿Sólo ve gravísimo esto?», se preguntó el presidente del PSD (centroderecha), Luís Montenegro, que recordó que también salió a la luz que el Partido Socialista se reunió con la CEO de TAP para preparar una comparecencia de esta ante el Parlamento.

Costa «huye» de sus responsabilidades, criticó Montenegro, una acusación semejante a la del líder liberal, Rui Rocha, que consideró que el primer ministro intenta «aliviar sus responsabilidades» sobre TAP al culpar a Mendes.

Hasta el presidente dejó este lunes críticas a la tutela del Ejecutivo sobre la aerolínea: «Fue un desgaste para las instituciones, innecesario, es legítimo pedir al Gobierno que haga por gobernar mejor», dijo Rebelo, que descartó un adelanto electoral.

PROBLEMA RECURRENTE

TAP se ha convertido en un problema recurrente para Costa a lo largo de sus tres Gobiernos.

Tras llegar al poder en 2015, el Ejecutivo socialista revirtió parcialmente la privatización de la aerolínea y mantuvo en manos del Estado el 50 % del capital.

Cuando TAP empezaba a remontar financieramente, la pandemia le asestó un golpe demasiado fuerte y el Gobierno intervino para salvarla por su «interés estratégico», con ayudas que rondan los 3.200 millones a cambio de una reestructuración.

El Estado tiene actualmente el 100 % de su capital, pero Costa pretende reprivatizarla y mantener una posición pública.

IAG, Air France y Lufthansa han manifestado interés en el proceso, aunque no se descartan problemas y la prensa la ha bautizado incluso como un «regalo envenenado».

En el último año, las polémicas no han dejado de aparecer: indemnizaciones irregulares de medio millón que llevaron a dimisiones en el Gobierno y al cese de la cúpula de TAP, huelgas y amenazas de paros de trabajadores y hasta una controvertida renovación de su flota corporativa con coches de alta gama. EFE

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